Por Meryt Montiel Lugo

“Aquí no hacemos cosas raras”

Inspirado en el inmolado monseñor Isaías Duarte Cancino, el caleño Óscar de la Vega quiso ser “un sacerdote más evangelizador”. Por eso, en sus 23 años de servicio ha estado liderando grandes obras de la Iglesia Católica en Cali: el Santuario Señor Jesús de la Divina Misericordia, que fue construido en honor a Duarte Cancino, en el barrio El Pondaje, del Distrito de Aguablanca; la recuperación del Santuario Nuestra Señora de Fátima, pues cuando él llegó “estaba totalmente acabado”, iban tan pocas personas que en la ofrenda semanal se recolectaban unos $70.000; estuvo también en las parroquias de Corpus Christi y en la de Santa Teresita, donde también no solo se notó su liderazgo para sacar adelante proyectos sino que demostró su capacidad para congregar centenares de feligreses.

El sacerdote Óscar de la Vega tiene como meta que el 22 de octubre del 2025, en el año del Jubileo, la 'catedral alterna del Sur' San Juan Pablo II, pueda ser inaugurada. Para eso hay que invertir entre 5000 y 7000 millones de pesos. El complejo religioso contará con el templo, la casa cural , salones, parqueaderos y plazoletas. Foto: José Luis Guzmán I El País | Foto: El Pais

Después de dirigir por una década y con gran éxito el Banco de Alimentos, el religioso de 51 años hoy está al frente de un gran reto: la construcción de lo que ha sido llamada la Catedral Alterna del Sur, la Parroquia San Juan Pablo II, en un sector del Valle del Lili, que tendrá capacidad para 1400 o 1500 personas. El complejo religioso además del templo y la casa cural contará con parqueaderos, salones, plazoletas. El padre sostiene que tendrá un costo de 5000 a $7000 millones y que espera sea inaugurado en 2025, año del Jubileo.

Está esperanzado en que con la ayuda de Dios y de la inmensa feligresía que asiste a los actos religiosos que preside en el templo carpa Juan Pablo II, en Valle del Lili, y de las personas que lo siguen en las redes sociales podrá lograrlo.

Seguro que sí, porque el padre Óscar es uno de los sacerdotes más ‘taquilleros’ de Cali, tiene gran poder de convocatoria por su carisma, entusiasmo, credibilidad, por sus misas festivas, por esa capacidad que posee de aterrizar el mensaje de la palabra de Dios a la realidad de hoy. Fácilmente, un domingo en las cinco misas que oficia puede reunir unas 7000 personas. Y en redes es seguido diariamente por 30.000 feligreses que se conectan a las misas, el rosario y la coronilla. “Los domingos la gente también se conecta, entonces estamos promediando casi 50.000 visitas durante todas las jornadas”.

Y el padre sueña tener en la parroquia que hoy construye espacios para los adultos mayores, pues muchos de los que residen en el sector viven encerrados en apartamentos de 60 m y no tienen con quién socializar; para los niños, para que la gente se capacite...

El padre Óscar de la Vega goza del reconocimiento en la ciudad, por los distintos sectores en que ha estado. | Foto: El Pais

Y como líder, clama ya por un colegio público y más seguridad en el sector.

“El pastor debe oler a oveja”

Hace dos meses llegó al Santuario de Jesús Divina Misericordia, del barrio El Pondaje, y ya consiguió arreglar todo el sistema de sonido del templo y abrió un comedor comunitario para niños, que hacía seis años estaba cerrado. Lo inauguró el pasado 17 de julio y en este, ubicado en el complejo religioso, se atenderá a cien niños, de lunes a viernes.

El pasado martes, el padre José Olmes Mondragón no solo recibió en la puerta a los niños que almuerzan en el comedor infantil, contiguo al templo y que inauguró el lunes 17 de julio, sino que también ayudó a llevar los alimentos hasta las mesas. Gracias a un bingo que organizó pudo invertir 22 millones de pesos en esta obra y en el arreglo de todo el sistema de sonido del santuario Jesús Divina Misericordia, del barrio El Pondaje. Foto: Wilman Ríos I El País | Foto: El País

Los $22 millones para estas obras el padre José Olmes Mondragón los recaudó en un bingo que organizó y en el cual participaron unas 4000 personas.

“Esto es diciendo y haciendo”, le manifiesta a los fieles de la parroquia y eso ha ayudado, comenta, a que se vuelva “popular” porque “la gente sabe que uno le cumple, que no es carreta lo que dice”.

El sacerdote caleño asegura que el santuario de El Pondaje siempre ha sido un referente de asistencia masiva, “un pulmón para Cali en la oración” esté el sacerdote que esté. Pero los fieles dan fe de que con su llegada y actividades la feligresía se ha incrementado aún más.

Cree que la acogida de la comunidad en las diferentes parroquias donde ha servido se debe a que él no hace distinción de personas por su estrato, a todas trata con sencillez y nobleza, comenta; también a que busca hacer celebraciones amenas en las que la oración, la música, las reflexiones, el avivamiento son claves, “tú ves a las personas aplaudiendo, sintiendo un momento de descarga muy bonito”.

El religioso caleño de 54 años, que ha sido por mucho tiempo formador de sacerdotes, incluso, fue rector del Seminario, también considera que su capacidad para atraer feligreses se debe a los proyectos sociales que emprende.

Padre José Olmes Mondragón, del Santuario Señor Jesús de la Divina Misericordia, del barrio El Pondaje, de Cali Fotos Wirman Rios / El País. | Foto: El País

Además del comedor infantil, apoya con alimentos a un ancianato del barrio Benjamín Herrera; también a 18 familias que ayudan como voluntarias a hacer aseo al templo, en diferentes días.

Para ello organiza ‘La marcha de los alimentos’ y les pasa papelitos a los fieles para que lleven a la parroquia “sal, café, azúcar” y quienes tienen más recursos le traen “pacas de arroz” y otros productos en mayores cantidades.

El padre José Olmes acostumbra, también, por ejemplo, a organizar cursos de emprendimientos, como lo hizo en la parroquia Santa Cecilia, de Ciudad Córdoba, en donde en dos años se beneficiaron 1200 personas.

Ya tiene planeado para la gente del sector del santuario que hoy dirige diez cursos: de cocina, panadería, modistería, belleza, máquinas planas y fileteadora, ropa infantil, etc, para empezarlos en agosto y terminarlos en noviembre.

Padre José Olmes Mondragón, del Santuario Señor Jesús de la Divina Misericordia, del barrio El Pondaje, de Cali Fotos Wirman Rios / El País. | Foto: El País

Le encanta estar con la gente, conocer sobre sus necesidades, sus sufrimientos, compartir sus alegrías. Por eso no es extraño verlo celebrar misas o jugar bingo con los pobladores de la invasión Nueva Esperanza, que queda en su zona de influencia; organizar paseos a Buga, a diferentes balnearios, a los termales; salir en las noches con los jóvenes a obsequiar aguapanela a los más pobres. O formando creyentes en el plano social.

“Yo no hago nada extraordinario”, dice, “lo extraordinario está en compartir con la gente, disfrutársela, involucrarse con ella, porque como dice el Papa: el pastor tiene que oler a oveja”.

Es el Señor el que está obrando, no nosotros”

El padre Dagoberto Cárdenas Artunduaga tiene a cargo la Vicaría para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, es decir, se encarga de acompañar todos los procesos sociales de la Arquidiócesis de Cali ( con los pobres, reclusos, enfermos en los hospitales, migrantes, desplazados, mujeres en situación de violencia de género, comedores comunitarios, etc). Por eso y por haber actuado como mediador entre manifestantes y el Gobierno durante el estallido social en Cali, su rostro es muy familiar entre diferentes barriadas.

"Como dice el papa Francisco, nosotros evangelizamos no por proselitismo sino por atracción, por esa atracción del encuentro con el Señor con quien ya nos hemos encontrado y que deseamos transmitirlo de tal manera que los otros deseen también hacer lo que nosotros estamos haciendo", comenta el padre Dagoberto Cárdenas Artunduaga, quien hace 13 años fue ordenado sacerdote. Foto: José Luis Guzmán I El País. | Foto: El Pais

Además, desde hace cuatro años es la cabeza de la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios, del barrio Santa Mónica Popular, donde tiene celebraciones masivas, especialmente el último viernes de cada mes (corona de la Divina Misericordia con el acompañamiento a los enfermos); los días 14 de cada mes también (eucaristía en honor al Señor de los Milagros) y por supuesto, las misas dominicales, 5 en total, en las que participan alrededor de 2500 personas.

Esa capacidad de congregar a tantos fieles él la atribuye a esa gracia, a ese don que Dios les regala a todos los sacerdotes: la vocación. Y a lo que ha hecho a través de 13 años de sacerdocio: “querer llevar a las personas a que tengan un encuentro con un Dios vivo y resucitado”.

Por eso, se le mide a lo que sea. Como cuando a los 28 abriles, con solo tres años como sacerdote, se metió “en la locura de organizar la fiesta de la Divina Misericordia en el estadio (en 2013)”...Y con enorme éxito.

Argumenta que el acompañamiento espiritual personalizado y la predicación, en la que hace el llamado a las personas a que conozca del Señor, que se den cuenta de que vale la pena seguirlo, es lo que le permite también la acogida entre los parroquianos. Y aprovecha para contar una anécdota que lo impactó hace poco. Una mujer de unos 25 o 30 años se le acercó para entregarle una carta. Y en ella daba gracias a Dios porque se dio cuenta de que, a través de la prédica del padre Dagoberto, su vida había cambiado.

La joven le relató que tuvo varias crisis, entre ellas, una porque estaba desesperada porque, como profesional quería especializarse y se presentó en la Universidad del Valle y en la de Antioquia y no pasó. Que en una ocasión, atendió su prédica, en la que decía que había que abandonarse en el Señor, saber esperar y confiar en Él, y así lo hizo. Pronto recibió la buena noticia de que fue admitida para presentarse a la especialización en la Universidad Nacional.

El padre Dagoberto, como se le conoce, fue un mediador clave en los días del estallido social. foto José L Guzmán. El País. Julio 15-23 | Foto: El Pais

“Es el Señor el que está obrando, no somos nosotros”, resalta el padre y agrega: " A veces, uno prepara su prédica de una manera que luego el Señor se la cambia totalmente y uno se dice: ¡¿De dónde salió esto?! Y después se da cuenta de que las persona la escucharon y la recibieron bien. Uno sabe que es la obra del Señor que pasa por encima de uno para poder llegar a sus hijos “, explica el religioso de 38 años.

Destaca que su parroquia hoy “es un centro de educación para la caridad”, pues forma, entre otros, a diáconos, hombres casados que luego van a servir, en nombre de la Iglesia, a los demás.

“La gente se motiva si hay un líder que la guíe”

La clave siempre está en ser cercano con la gente, llegue donde llegue”. Así responde sobre el porqué de su poder de convocatoria con los feligreses el padre Héctor Fabio Fernández, quien hace dos años es el líder de la Parroquia de la Santísima Trinidad, del barrio Belalcázar y hace dos meses es el director de Comunicaciones de la Arquidiócesis.

El sacerdote y comunicador social Héctor Fabio Fernández comenta que en sus redes sociales no le gusta saturar a los feligreses con tanta información, sino con mensajes cortos, que impacten, que le queden a la gente. "No es buscar un protagonismo mío detrás de unas redes sociales o de la celebración, sino que las personas lleguen precisamente a Jesús, que es el verdadero protagonista". Foto: Especial para El País | Foto: El País

Para el sacerdote con 23 años de servicio en parroquias como Niño Jesús de Praga, del barrio Salomia, y San Rafael Arcángel, del barrio La Rivera, en esa popularidad también juegan aspectos como la forma de celebrar los actos religiosos y la predicación, en la que le gusta contextualizar la Palabra de Dios con lo que está pasando en la ciudad, en Colombia, en el mundo, brindando mensajes que la gente está necesitando.

Comenta que cree que la feligresía lo siente cercano porque la gente hoy necesita ser escuchada y él tiene el tiempo y la disponibilidad para escucharla. Antes de cada celebración, por ejemplo, se para en la puerta de entrada del templo para darles la bienvenida a los asistentes, escucharlos, y al terminar las misas también los despide, en el mismo lugar; los escucha, les bendice los objetos que le presentan. “Esos pequeños detalles impactan, le agradan mucho a la gente”, así ven al sacerdote como uno más de su comunidad, que hace parte de ellos, dice. Por eso no lo ven lejano, porque no está metido solo en la oficina, entrando y saliendo en un carro, sino involucrándose con la comunidad.

Héctor Fabio Fernández es además de párroco, quien coordina las Comunicaciones de la Arquidiócesis. | Foto: El País

Los programas sociales que lidera también hace que se gane el cariño de la gente católica. Hace dos años lleva a cabo ‘El viernes de la esperanza’, una actividad que consiste en llevarles café con pan a habitantes de calle del barrio Sucre, junto con un grupo de voluntarios. “Hemos encontrado mucha gratitud por parte de ellos, dicen, por ejemplo, ‘aquí viene mucha gente a traernos comida, pero nos miran con asco y nos tienen miedo, ustedes no’. Entonces, nos hemos ganado su cercanía y confianza”.

Dentro de las actividades ‘taquilleras’ que dirige se siente muy satisfecho con las celebraciones de la Semana Mayor. Hace dos años, junto a líderes de la parroquia, recuperó la realización de la Semana Santa tradicional, “con los pasos y todo”. Y él tuvo la idea de hacer las celebraciones en compañía del párroco del templo San Miguel Arcángel, del barrio Junín, lo que ha generado un gran impacto en los sectores de las dos iglesias y ha convocado mucha gente. Así, por ejemplo, un Viernes Santo en la mañana sale la procesión desde la parroquia Santísima Trinidad y llega a la de San Miguel. Y en la noche se parte desde la San Miguel y se arriba a la Trinidad.

Y ya pintó su templo y está impulsando obras de arreglo en este, porque él sabe “que la gente se motiva si hay un líder que la guíe, acompañe y escuche”.