Es una voz nueva del feminismo nacional. Batida en Jericó, Antioquia, como expresa ella con este modismo paisa, pero nacida en Medellín y criada en Cali, Lillyana Mejía Gutiérrez tiene claro que ser mujer en Colombia hoy, es complejo y diverso. De ello, habló con El País, a propósito del Día Internacional de la Mujer.
¿Qué es Colombianas.org?
Es una plataforma de conversación y diálogo social sobre lo que es ser mujer en Colombia. Nuestra meta es reflejar las diversas realidades que enfrenta la mujer colombiana, visibilizar esas realidades para generar reflexión y, en últimas, para fortalecer una conversación que nos lleve a una transformación. Detrás hay un equipo maravilloso: Marcela Ascensio, que es la directora audiovisual y una de las promotoras; Enrique Eder, hijo de Elena; Mauricio González, de Manglar; Jorge Buendía..., porque parte de fortalecer la conversación de colombianas, pasa por hablar con hombres, discutir y tomar decisiones. Sabemos que el cambio no lo vamos a lograr solos, si no con múltiples actores y estamos buscando alianzas.
¿Cómo surgió la iniciativa?
Colombianas.org empezó en 2016 como un proyecto documental largometraje y en el proceso, planteó dos retos: uno, el factor económico, producir un documental es muy costoso, y dos, el de la trascendencia.
La reflexión fue: se hace el documental, ¿y? Fue una discusión entre Mauricio y Marcela, sobre cómo generar más trascendencia y deciden llevarlo a una plataforma digital. Se lanzó el 5 de noviembre pasado y tiene una acogida que sobrepasó sus expectativas: más de 10.000 seguidores.
¿Cómo incide el libro de Elena Garcés, ‘Colombian Women The Struggle Out of Silence’ en Colombianas.org?
El libro ‘Colombian Women The Struggle Out of Silence’ es la piedra angular porque trata las mismas categorías de análisis de Colombianas.org: familia, educación, cuerpo, resistencia pública, resistencia privada, violencias, religiones, espiritualidad. En él Elena explora el feminismo desde otras órbitas y reconoce que las colombianas guardamos silencios.
¿Qué destaca del libro?
Me impactó profundamente el estudio que Elena hace del patriacardo, en el cual dice que este no solamente afecta a las mujeres y su rol vital, sino también a los hombres, cuando les dicen que tienen que ser fuertes, que no deben llorar ni mostrar sus emociones, o son niñas y eso es una ofensa. Pero a las mujeres nos enseñan a ser sumisas, calladas, a tener vergüenza de nuestro cuerpo o de sus procesos naturales. Elena hace en este libro una reflexión, más que valiosa, sobre que tenemos muchas más opciones como mujeres y como seres humanos.
¿En qué áreas se ve ese patriarcado?
En muchos temas, los derechos todavía no son para nosotras, todavía son privilegios. Hace unos días asistí a un evento de mujeres, hubo un panel de hombres y vi que no los formaron para hablarle a un público literalmente femenino. Por ejemplo, cuando un hombre dice que una mujer también es un ser humano, para qué hace esa aseveración, esa aclaración sobra, es casi despectiva. O cuando dice ‘la mujer también tiene las mismas capacidades’. Claro que sí.
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Se da en todos los escenarios...
Me pasa en Colombianas.org y dicen: ‘ahora que están hablando de colombianas, deberían hablar también de colombianos’. Mi yo interno me dice: no hemos entendido nada, porque Colombianas.org existe y se fundamenta en el libro de Elena Garcés, porque efectivamente, los silencios que guardamos, van más en contra nuestra y de la construcción de nuevas realidades para las mujeres, las niñas, las adolescentes.
Mientras no exista una igualdad en los sueldos, mientras sigamos siendo hipersexualizadas, hiperfeminizadas, mientras no tengamos libertad para decidir cómo nos queremos ver y se siga enseñando que una niña callada se ve más bonita, nos queda mucho camino por recorrer. Por eso el libro de Elena, me parece tan valioso y su obra, sin temor a equivocarme, es un gran paso y me alegra que salga editado en español; el lanzamiento será en la Feria del Libro de Bogotá, en abril, bajo el título ‘Las mujeres colombianas, su lucha por romper el silencio’.
¿Y ahora qué sigue?
Con mi llegada al proyecto en diciembre pasado, Colombianas.org transita de un proyecto audiovisual a una causa social. Nuestra plataforma web muestra qué es ser mujer en múltiples temas. Tenemos 31 mujeres entrevistadas, de una diversidad maravillosa. Y vamos por más, 44 más, 22 de la región paisa y 22 de la región Caribe.
Estos años de feminismo han dejado logros para la mujer, pero no hemos reeducado a los hombres...
Es vital pensar en feminismo y tener de aliados a los hombres, sino, es seguir dando vueltas y no vamos a lograr romper con esos techos de cristal. El grupo ‘Las viejas verdes’, donde hay una caleña, plantea que los hombres no tienen porqué ser feministas, sino aliados de la causa. Esto se construye juntos. Un sector del feminismo está muy bravo, y le doy cierta razón, pero se trata de dignidad humana. Y para construir nuevas masculinidades, nos necesitan a nosotras.
¿Qué debería cambiar un hombre para tener una nueva masculinidad?
No sé si cambiar. Más bien es un llamado a explorar y decidan si les viene bien o no, lo mismo que nos viene a nosotras cuando estamos rompiendo paradigmas. Darse permiso para llorar, para cuestionar, parte del feminismo es preguntarse, las nuevas masculinidades también exigen preguntarse, ¿esto nos hace bien?
La mujer se estresa con la dicotomía si brillar en el escenario laboral y asumir la maternidad. ¿Qué sugiere?
En este camino nos llenan de basura de lado y lado y he empezado a limpiarme. Tengo dos hijos, Lucía de 5 años y Cristóbal, de 3. Y el año pasado perdí un muy buen trabajo, y a mí me fascina trabajar. No tenía opción, mi esposo estaba en un proyecto que le demandaba todo el tiempo y yo tenía que hacerme cargo de los niños. Llevamos siglos cuidando hijos y mujeres que tenían 8, 12, como mi abuela, ¿les preguntaron si querían hacerlo? No, los señores salían y ellas levantaron esa cantidad de hijos, bien o mal, pero lo hacían. Y no se nos olvide que una realidad colombiana son las mujeres cabeza de familia. Ahora, mi generación se pregunta demasiado, es parte de la libertad, pero esa libertad es de privilegios, no le pasa a todas las mujeres del país.
Justamente, el feminismo ha sido para mujeres con nivel educativo, pero aún no llega a las de la base...
A esas mujeres es que les tiene que llegar todo el poder de proyectos como Colombianas.org y toda la acción de las feministas. En la base es donde tenemos más barreras. Por ejemplo, hay programas que empoderan a las niñas, y maravilloso, pero termina siendo un problema para ellas, porque una niña empoderada en un contexto que se resiste, termina siendo más violento para ella. O las dinámicas violentas del narcotráfico y del conflicto armado, trae situaciones complejas.
Por ejemplo, el narcotráfico ha hecho cosas terribles con la fisonomía de la mujer, sobre cómo se ve y cómo se debe ver. Muchas dirán, ‘no, lo hacemos libremente, a mí me gusta verme así’, pero no, están respondiendo a un estereotipo y deformando su cuerpo por eso. Mientras nos sigan vendiendo ser jóvenes, flacas y bonitas, nos están encerrando. ¿Qué pasa si somos feas e intelectuales?
Es difícil de asimilar por la sociedad...
Entiendo que el reto es complejo, ser mamás profesionales, pero no se les olvide que uno no tiene los hijos sola. En la casa, mi esposo no me ayuda, él tiene las mismas responsabilidades que las mías con nuestros hijos; es que son tan hijos de él como míos y en esa repartición del cuidado es donde él explora otras masculinidades, les mostramos otro panorama a nuestros hijos, pero él no se está sintiendo menos hombre por estar al frente de sus hijos.
¿Y qué le parece las denuncias de abuso sexual y exclusión laboral en la Selección Femenina de Fútbol?
Ahh pues hablemos de fútbol. ¿Por qué unas mujeres que han ganado títulos, y cuando levantan su voz, lo que hacen es acabar con la selección femenina de mayores? O sea, estamos mal. Y ¿qué pasa con las marcas que patrocinan? Por ejemplo, Telefónica Movistar se jacta de ser oro en equipares, que es un sello del Ministerio de Trabajo y de Naciones Unidas sobre equidad laboral, y que se jacta de estar muy bien ranqueado en adecuales, el ranking de paridad laboral, ¿cómo pasa eso y Movistar no se oye? ¿Dónde está la coherencia? Si está tan comprometido con términos de sostenibililidad y esta pasa por el género, por qué permite que esto ocurra. Por qué los jugadores de la selección masculina de mayores, que los ama medio país, no salían a defender a sus compañeras. Es el colmo. Estamos viendo, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, un atropello horroroso contra unas mujeres que merecen toda nuestra admiración.
El Premio
Colombianas.org recibió un premio..
Ese es el día más feliz de mi vida. (Risas). Llegué cuando todo el proyecto estaba montado, a hacer la transición a una gran causa social, y me correspondió recibir un premio que lo merecía toda la gente que está detrás mío; Elena, Marcela, Enrique, Mauricio, Jorge, Catalina. En Bogotá se hizo el primer Bogotá Web Fest de proyectos digitales y fuimos nominados en la categoría de mejor plataforma interactiva.
Es muy bonito, porque eran doce premios y tres recayeron en proyectos feministas, dos de ellos caleños, que es La Ché, como mejor influencer y Colombianas.org. El otro que habla sobre las cosas que nos gustan, son tres propuestas que hablan sobre ser mujer, que es muy significativo y para nosotros fue muy gratificante, porque competimos con iniciativas muy bellas.
¿Qué testimonios le han impactado?
Para mí, son realmente impactantes por el nivel de experiencias vitales, los de María Angélica, una mujer a la que hay que ver para darse cuenta, por ejemplo, lo que es el conflicto armado. Ella dice, “olvídese de que usted es hombre”. O Liza es una niña homosexual que confiesa: “Uno nunca termina de salir del clóset”. Es muy informada, se nota que el tener que decidir sobre su orientación sexual, hizo que estudiara mucho.
Cuando les cuenta a sus padres, su mamá estaba muy golpeada, pero su papá si le dice: “A mí lo único que me importa es que usted sea feliz; ahora, tiene que ser muy prudente”. (Risas). Paola vivía en una playa y al llegar un grupo armado, tiene que huir, embarazada y con sus hijos de 3 y 6 años, y dejarlos escondidos en el monte por unos días. Pero en Colombianas.org también nos reímos de la experiencia de ser mujeres, con una de ellas tan maravillosa como Norma Lucía Bermúdez.
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