Las madres comunitarias que pertenecen al programa del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, llevan cuatro días pidiendo mejores condiciones laborales.
Precisamente ayer, alrededor de 60 mujeres, protestaron frente a la sede principal de esa institución en Cali.
Ana Ruth Sánchez, presidenta de la subdirectiva del Sindicato Nacional de Trabajadores al Cuidado de la Infancia y Adolescentes del Sistema Nacional de Bienestar Familiar (Sintracihobi), expuso que una de las razones por las que están protestando es por el poco aumento en el valor de la minuta para la alimentación de los infantes.
“El año pasado eran $4300 que pagan por la comida de los niños, y este año quedó en $5400, pero no es suficiente porque no hay personas que desayunen, almuercen y tome un refrigerio con ese dinero”, sostuvo.
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La segunda razón de la protesta se debe a que hay mujeres de avanzada edad, que ya deberían haberse pensionado, pero no han podido hacerlo.
“Estamos exigiendo el bono de vejez para todas las compañeras, mientras sale la pensión y eso, que algunas mujeres no se van a jubilar porque no tienen las semanas que la ley exige, entonces que se les de ese bono por lo menos para que se vayan a descansar”, dijo Sánchez.
Alejandro Ocampo Giraldo, representante a la Cámara por el Valle del Cauca, expresó que “las madres comunitarias no tienen todos los bonos pensionales necesarios y eso se necesita formalizar. En ese aspecto nosotros consideramos justo el reclamo de ellas porque hoy muchas mujeres no tienen un contrato”.
De acuerdo con las madres comunitarias, por el momento no hay una respuesta clara por parte del gobierno ni del ICBF, sin embargo, se espera que la situación se resuelva pronto.
“Al Gobierno del Valle les interesa que haya operadores, que este programa de madres sea tercerizado y no les importa el bienestar de las madres y los niños”, denunció Ocampo.
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Por su parte, Sandra Mina, madre comunitaria, contó que hace más de cuatro años no se les da una dotación de implementos para los niños.
“Yo llevo más de 20 años trabajando y en todo este tiempo solo me han cambiado las mesas dos veces. Me ha tocado rebuscar por mi cuenta porque después de todo uno le coge amor al trabajo y quiere que todo este bien”, comentó.