Ha pasado más de una década desde que fue iniciado el Plan Jarillón de Cali, que proyectó reubicar a 8777 familias que ocupaban de forma riesgosa y precaria el dique que divide al río Cauca del oriente de la ciudad.
Pero hoy, luego de cuatro administraciones locales, aún hay cerca de 3500 familias viviendo en ese lugar.
“En el tema de reasentamientos, nosotros tuvimos una muy fuerte tendencia hasta el 2019 de 4900 viviendas o familias reasentadas. En el cuatrienio anterior solamente se reubicaron 300 familias, para un total de 5200″, explicó la secretaria de Gestión del Riesgo de Emergencias y Desastres de Cali, Jocelyn Danna Carrillo.
A poco más de dos meses de haber llegado al cargo, la funcionaria comentó que ya se está realizando el proceso de habilitación de los puntos a los que podrían ser reasentadas las familias que quedan, pero reconoció que ha habido un retroceso en los últimos años, en especial por los cuatro eventos masivos de reinvasión que han ocurrido.
Se han contabilizado aproximadamente 1700 nuevos techos que han sido levantados por los pobladores.
“Estamos trabajando para ver cómo lo vamos a resolver y qué decisiones tomaremos porque sí se puede decir que tenemos un retroceso. También es importante entender que los presupuestos son finitos, la estructura financiera de los proyectos también es finita, pero no podemos seguir con estos procesos de reinvasión constantes. Estamos formulando las estrategias que nos permitan una gobernanza del jarillón, que no tengamos en un futuro estos procesos de reinvasión”, agregó Danna Carrillo.
Estas nuevas 1700 familias, según explicó la entidad, no pueden ser atendidas y contadas dentro de la línea base inicial de 8777, por lo que tendrán que surtirse otros procesos.
Pero evitar que sigan llegando nuevas personas a habitar el jarillón es un reto grande. Así lo asumió la Secretario y lo mismo opinó Carlos Charry, director del doctorado en Estudios Sociales de la Universidad del Rosario.
El académico contó que la cercanía de la capital del Valle con el conflicto armado la convierten en un lugar de acogida para personas desplazadas que construyen sus casas en el jarillón.
“Varios barrios del oriente de la ciudad y la zona de ladera de Cali han sido producto de las diferentes oleadas de la violencia que ha vivido el país. Aquí también se deben mezclar elementos de urbanización ilegal y eso no es exclusivo de Cali, pero quizás la condición particular del jarillón del río Cauca es que se trata de terrenos que son baldíos”, argumentó Charry.
Esa condición hace que se requiera un fuerte control estatal para evitar un repoblamiento, algo que ha adolecido la ciudad en sus más recientes años.
Más allá de la historia de llegada masiva de ciudadanos a Cali y la región, que ya ha sido contada muchas veces, hoy en día la expectativa es alta debido a la nueva Administración local.
El concejal Roberto Ortiz recordó que el alcalde Alejandro Eder tiene mucho conocimiento y cercanía con el proyecto luego de su paso por Propacífico, entidad que es desde el 2012 la encargada de supervisar la iniciativa.
“La negligencia de las administraciones y la utilización de la contratación para pagar favores políticos han demorado su terminación, y hace que la gente vuelva a invadir el jarillón. Esperamos que esta Administración lo termine”, sostuvo Ortiz Urueña.
Por su parte, el cabildante Carlos Ariel Patiño se mostró preocupado porque esta situación puede poner en peligro el dique del jarillón, el cual, en caso de romperse, le abriría la puerta a una catástrofe por las inundaciones que se presentarían en el oriente.
La propia Alcaldía lo calcula en más de 900.000 personas que se verían afectadas, además de daños en la infraestructura y un atraso de unos 25 años en el desarrollo de la ciudad.
“Es una problemática que ya hemos denunciado en el Concejo iniciando nuestra primera sesión; es algo que tenemos que poner en evidencia porque hay que proteger tanto al río como al dique”, dijo el concejal Patiño.
Al respecto, la Secretaría de Gestión del Riesgo informó que los trabajos de reforzamiento del dique sí muestran unas cifras favorables. Entre el 2016 y el 2020 se avanzó en un 75 %, mientras que en los últimos cuatro años se logró llegar hasta un 95 %. “En este momento, al reforzamiento del jarillón le faltan 300 metros y ya cerraríamos completamente el dique. Esos 300 metros están en el sector de Playa Renaciente”, comentó la entidad.
Esto se suma al espacio que hoy ocupa la Estación de Transferencia de la 50, que también tiene que ser limpiado para completar el proyecto, proceso en el que ya está trabajando la Unidad de Servicios Públicos de Cali.
También hay ‘nuevas escombreras’
Otro asunto delicado y que ha ido en crecimiento es la aparición de puntos de arrojo clandestino de residuos sólidos en el jarillón del río Cauca, algunos incluso sobre la caída a la fuente hídrica, impactando su calidad.
La secretaria Jocelyn Danna Carrillo reveló que se han identificado 14 puntos en los se están edificando estas ‘escombreras’, “unas de menor y otras de mayor capacidad”, pero que en total acumularían alrededor de 40.000 metros cúbicos de residuos.
“Hay algunas que podemos trabajar de manera local porque se encuentran dentro del perímetro urbano, pero las que están por fuera del mismo, digamos que por fuera del perímetro de servicios públicos, ahí ya tenemos que tomar otras decisiones que nos permitan adelantar las acciones necesarias”, detalló la funcionaria.
Añadió que ya fue definida una comisión topográfica que está haciendo el recorrido en cada uno de los puntos de arrojo para identificar cuántos metros cúbicos exactos se tienen, y a partir de allí iniciar el ejercicio para su posterior vaciado.