En su apuesta por mejorar el Sistema de Transporte, Cali, “de manera acertada, optó por cambiar un sistema desordenado, informal y agresivo por uno que buscara el bienestar no solo de los usuarios, sino de los ciudadanos en general”.
Así llegó el MÍO a la ciudad hace 20 años que, según el economista Alfonso Otoya Mejía, desde sus inicios “enfrentó no solo opositores, sino también individuos cuyos intereses estaban en contra de este desarrollo”.
En dos décadas, el MÍO ha enfrentado diversas dificultades, que contribuyeron a su debacle, según el columnista “el problema principal del sistema es que su infraestructura no se ha terminado”, sin embargo, surge la incógnita sobre cuál ha sido el papel del Alcalde de la capital del Valle en esta situación.
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Por eso, Otoya asegura que “más allá de criticar el sistema, mantener a los operadores desfinanciados y pretender integrar los viejos y destartalados buses colectivos de su amigo y financiador de campañas, Ospina no ha hecho nada”.
“Nunca abordó la problemática de fondo, y al igual que en su primera alcaldía, solo usó al sistema con fines publicitarios. Hoy Ospina trata de montarse en el tren de cercanías, pero no entiende que este importante proyecto de ciudad será inviable sin un MÍO que funcione y lo integre”.
Por eso, concluye que “la plata para el MÍO sí, pero no así”.
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