Por Meryt Montiel Lugo/ Especial para El País
Hacer labor social en Colombia es complicado, bien lo sabe el caleño Carlos Andrés Prado, pero, dice convencido, “mientras las cosas se hagan de corazón todo es más llevadero. Al final, lo importante es poder servir desde donde uno esté”.
El docente es un apasionado por la bicicleta al que le encanta servir. Por eso en 2016, un año después de graduarse como licenciado en Ciencias Sociales de la UniCatólica, creó formalmente, junto a otros amigos, la Fundación Interdisciplinar Ideando País-Funip, una organización sin ánimo de lucro al servicio de la comunidad que tiene como propósito promover programas y proyectos encaminados a la transformación, bienestar social y la promoción de una cultura de paz en Colombia.
Su mayor motivación para constituir la entidad fue el proceso de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las Farc, “vimos que podía ser una gran oportunidad para empezar a construir y transformar la sociedad”.
La iniciativa 200 Ruedas ha sido la bandera de Funip, la cual busca promover la movilidad activa en los entornos escolares, especialmente en los colegios.
Bachiller del Colegio Antonio José Camacho —se proclama orgullosamente camachista—, este joven de 32 años comenta que gracias a su desempeño como docente y al de los voluntarios de la Fundación han podido desarrollar un trabajo en el corregimiento El Hormiguero, “en donde hemos podido entregar más de 30 bicicletas, además de desarrollar rodadas en bicicleta y talleres enfocados a la construcción de paz”.
Para ello, invitan a ciudadanos de buena voluntad que regalen bicicletas para que puedan ser utilizadas por niños y adolescentes para desplazarse a sus escuelas y por la ciudad.
Prado comenta que han recibido bicicletas en todo tipo de estado, sin embargo, acota, “en estos momentos estamos buscando bicicletas que se encuentren en buen estado y requieran poco mantenimiento”.
La financiación de esta linda causa no ha sido una tarea fácil, reconoce, sin embargo, “hemos podido gestionar los recursos por medio de las convocatorias de las entidades públicas como la Secretaría de Paz y Cultura Ciudadana, donde contamos con el incentivo para seguir trabajando y construyendo paz en el territorio, pero, especialmente, con la ayuda de las personas que conocen y se han cautivado con ‘200 ruedas’.
El equipo base de esta organización está conformado por cinco personas, pero cuando realizan actividades pueden contar con el apoyo de unos doce voluntarios que se suman de diferentes maneras. “Las personas que se quieran sumar a esta iniciativa nos pueden encontrar y contactar en Facebook como 200 ruedas”, aprovecha Carlos Andrés para motivar a los caleños a ser partícipes de esta iniciativa.
Asegura también el docente de Ciencias Sociales del Colegio San Joaquín 2 (un centro educativo arquidiocesano de la Fundación Santa Isabel de Hungría), del corregimiento El Hormiguero, que le encanta su labor de enseñar. Desde las aulas, dice, “puedo construir país y servir a esas niñas y niños que son el eje de transformación de nuestra nación. Los colegios no son aburridos, todos los días pasa algo diferente”, destaca.
Opina que la consolidación de los procesos es clave en la Funip. El pasado miércoles, evoca, “organizamos una rodada por el corregimiento con las y los estudiantes donde yo trabajo y contamos con una muy buena participación, la comunidad educativa y la comunidad en general me referencia como el profe que anda en bicicleta. Me hace feliz ver a las chicas y chicos recorriendo la ciudad en bicicleta”, revela Prado.
Pero realizar esta noble labor también le ha costado enfrentar grandes desengaños. Como en 2022, cuando estaban en proceso de reparación de las bicicletas. Relata el profe que hablaron con un joven que andaba recién emprendiendo con su bicicletería para que les reparara las bicis, “le entregamos las bicicletas y hasta el sol de hoy no lo hemos vuelto a ver, ya se podrán imaginar el guayabo”.
El docente caleño está vinculado a la BiciRed Valle, organización a través de la cual “seguimos insistiendo en las calles, en las oficinas y en los escritorios para que la ciudad tenga una apuesta seria en materia de Movilidad Activa y Sostenible, en estos momentos en donde Cali va a ser el epicentro a nivel mundial en materia de biodiversidad, la bicicleta juega un papel importante. Por eso le decimos a esta Administración que pedaleemos la COP16″.
Estudioso de la movilidad en la ciudad, es contundente al dar sus opiniones sobre la misma. “Creo que seguimos enfrascados en los mismos problemas de hace más de diez años, con el agravante de que la ciudad sigue creciendo de manera exponencial, la movilidad se piensa desde el carro y para el carro, no se exploran otros medios de transporte y no se cumplen las metas establecidas. No puede ser posible que la zona de expansión de la ciudad hoy no cuente con una red de ciclorrutas que conecten al ciclista de manera segura a la zona de las universidades y el Oriente”, cuestiona.
No obstante, no deja de señalar lo positivo en este panorama. Resalta a “los mandatarios actuales que están buscando la manera de sacar adelante el Tren de Cercanías”.
De frente
- Usted incursionó en la política en las elecciones anteriores. Quiso ser concejal. ¿Por qué querer meterse en este campo que está tan desprestigiado?
Eso mismo me pregunto yo (risas), pero la respuesta es incidencia. Uno en las aulas de clase y en los territorios conoce de primera mano las necesidades de la gente, pero se queda corto en la respuesta. La respuesta está en las políticas diseñadas a enfrentar estas situaciones y para esto se necesita voluntad y desafortunadamente no se ve. Además, debo confesar que desde muy niño me interesé por los temas políticos.
- ¿Qué enseñanzas le dejó la pasada campaña?
Lo más importante para mí fue conocer territorios y necesidades que no había identificado, creo que hay personas que creen que la manera de hacer política se debe renovar, pero mientras las personas voten con hambre y se presten para el clientelismo va a ser muy difícil.
- Si hubiese resultado electo concejal, ¿qué hubiera pasado con la fundación que creó?
Más que la fundación es poder llevar esas banderas de la Movilidad Activa, la Educación y la Construcción de Paz al hemiciclo y poder tener una voz que realice control político de estos temas.
- ¿Qué ha sido lo más difícil de mantener en pie la fundación?
Yo creo que uno de los retos más grandes que tenemos las entidades sin ánimo de lucro es el tiempo y el recurso para conformar un gran grupo de trabajo, pues al no haber recursos muchos voluntarios llegan por un tiempo, pero debido a sus obligaciones terminan abandonando los procesos.
Ellos “me dieron la oportunidad de estudiar”: Juan Camilo Lozano
Juan Camilo Lozano Herrera hoy es un estudiante universitario que cursa dos carreras: Física, en la Universidad del Valle, y Mecatrónica, en la Universidad Autónoma de Occidente, UAO. En ambas está becado.
Para ir a la universidad, la mayoría de las veces se desplaza en una bicicleta todo terreno, marca Jeep, “muy cómoda”, que le fue donada justamente por la Funip cuando él aún estaba en el colegio.
Argumenta que este hecho tuvo un impacto importante en su vida, pues dice, la Fundación lo benefició de múltiples maneras.
“La primera y más importante fue cuando en época de covid y paro, el sistema MÍO dejó de funcionar. Yo no tenía cómo ir al colegio, puesto que pagar un carro hasta allá era difícil y no había movilidad. El profesor Carlos Andrés y la Fundación se me acercaron y me dieron una bicicleta para poder desplazarme, entonces, básicamente, me dieron la oportunidad de estudiar, porque no había otra forma de irme hasta el colegio. Y luego de graduarme sigo usando la ‘bici’ para desplazarme a la universidad. Además, el profesor siempre ha estado pendiente de mí, porque he tenido algunas situaciones difíciles y siempre me ha tendido la mano, así sea para un abrazo”.
— Tengo un vínculo importante con él —agrega Lozano— porque me ha apoyado mucho desde que mi mamá murió de cáncer cuando entré a la universidad. Y no es un apoyo monetario. El apoyo siempre ha sido el cariño y estar presente en mi vida, entonces, eso ha sido muy importante para mí.
Resalta que Prado es un profesor honesto, propositivo y con un gran sentido social. Desde que llegó al colegio se sintió el cambio de mentalidad que ofrece la conciencia de clase y siempre se ha caracterizado por aportar. “Aunque pueda parecer mínimo a escala global, estoy seguro de que las acciones del profesor Carlos han cambiado las situaciones de muchos niños y niñas, incluyéndome a mí”, revela.
Comenta el joven, además, que la Fundación no da bicicletas viejas o en mal estado, “siempre brinda ‘bicis’ de calidad, sean nuevas o no. Siempre tratan de que estén en el mejor estado posible y que puedan durarles a los beneficiarios”.