Por Santiago Cruz Hoyos - Editor de Crónicas y Reportajes
La pregunta se la hicieron a un extranjero mientras se hacía un corte de cabello en una peluquería del sur: ¿Te gustó Cali?
El hombre hizo una mueca de desagrado, como si acabara de probar algo muy ácido, y respondió con un español que apenas aprende.
— ¡Sucia, sucia, sucia!
No le faltaba razón. Cali es una ciudad repleta de bolsas de la basura dispersas en separadores viales, esquinas, andenes, parques, los postes de la energía. También escombros. A veces colchones y mesas de noche, televisores antiguos, salas y comedores.
Esta semana se conoció un video en las redes sociales: un —¿ciudadano? - bajó de su camioneta basuras que después lanzó al separador vial ubicado en la Avenida 2bis, con Calle 27, en la esquina de la sede del Deportivo Cali.
Era plena hora pico, las 8:05 de la mañana, y el - ¿ciudadano? - bajaba la basura de su carro sin inmutarse; sin ninguna sensación de riesgo de que podría ser multado, o por lo menos la idea de que estaba haciendo algo incorrecto.
La Policía reporta 199 comparendos impuestos por mala disposición de basuras entre enero y el 29 junio de 2023: 33 al mes en promedio, uno al día. Parece poco para la cantidad de residuos tirados de cualquier manera en las calles, lo que hace que proliferen las ratas.
— Los caleños nos hemos vuelto sucios con la ciudad – dice el concejal Roberto Ortiz, y basta ir hasta parques como El Ingenio para mostrar otro ejemplo.
Algunos de los que hacen picnics los domingos no se toman el trabajo de recoger los platos, las servilletas, los vasos, las botellas que utilizan y, o bien las dejan en el pasto, o las llevan hasta las diminutas canecas dispuestas, que se rebosan y todo termina en el suelo.
La falta de cultura ciudadana, y el escaso control de las autoridades frente a la disposición de las basuras, son dos de las respuestas al porqué Cali está tan sucia. Pero no es lo único.
El centro de la ciudad es considerado uno de los sitios que tienen ‘problemas crónicos’ de basuras, sobre todo, en los alrededores del Palacio de Justicia y la Plaza de Santa Rosa, hasta el parque del barrio Obrero y El Calvario.
La enorme cantidad de basura que se ve a diario, papeles que permanecen volando con el viento, montañas de recipientes desechables de almuerzo para llevar, proviene de los restaurantes cercanos, los locales comerciales y los almacenes de ropa, explica el empresario y vocero de la corporación Cali Nos Inspira, Édison Giraldo.
— Y esta basura la recogen los habitantes de calle, que riegan y tiran en cualquier parte lo que no les sirve. El problema es que los habitantes de calle, que en la ciudad se calcula que son entre 7000 y 8000, están desatendidos y por eso El Calvario se está convirtiendo en un mini Cartucho, como lo que sucedía en ‘la olla’ de Bogotá. Los empresarios del centro le hemos pedido a la Secretaría de Bienestar Social que atienda a esta población. Hasta que eso no suceda, será imposible solucionar el problema de las basuras. El 60 % de los habitantes de calle se concentra en este sector – agrega Édison.
Es cierto. En los primeros seis meses de este 2023 los habitantes de calle en Cali no tenían atención por parte de la Secretaría de Bienestar Social, exceptuando intervenciones directas que hacían sus funcionarios. La Secretaria del despacho, María Fernanda Penilla, explicó que eso se debe a la falta de recursos.
Hasta la semana pasada no se había firmado el contrato con el operador que atiende a los habitantes de la calle, la Fundación Samaritanos, del padre José González.
Samaritanos cuenta con nueve hogares donde se les brinda alimentación, la posibilidad de bañarse, de dormir, tratar sus adicciones a las drogas. De alguna manera el trabajo de Samaritanos permite que los habitantes de calle no deban acudir a la basura para subsistir.
— El habitante de calle busca dos cosas en la basura: con qué alimentarse y reciclaje (cartón, latas, papel, vidrio) para comprar comida o sustancias psicoactivas. En ese sentido, es importante que la comunidad haga una adecuada disposición final de los residuos. Si el carro de la basura pasa mañana a las 9:00 a.m., por ejemplo, pues lo que se debe hacer es sacar la basura máximo dos horas antes del recorrido y no desde la noche anterior, porque el habitante de calle la revuelca, saca lo que necesita, y riega el resto. Nosotros hacemos trabajo con el habitante de calle para generarle conciencia de la importancia de manejar de manera adecuada los residuos. El problema es que, por lo general, son personas que tienen una adicción a las sustancias psicoactivas y por lo tanto, mantener ese entendimiento y esa pedagogía no es fácil. Pero hay una corresponsabilidad en la problemática de las basuras, y la comunidad tiene mucho qué ver – continúa María Fernanda Penilla, la secretaria de Bienestar Social.
No son pocos los comerciantes que se aprovechan de los habitantes de calle, les pagan cualquier limosna, con tal de que les saquen la basura de sus negocios, así la lancen en la cuadra siguiente. Con ello eluden pagar sobrecostos en el cobro del aseo.
De otro lado, los operadores encargados de recoger la basura y barrer las calles dicen estar preocupados por lo que va a suceder a partir del próximo 27 de julio.
Ese día deben aplicar el nuevo Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos, PGIRS, expedido por Planeación. Es una especie de carta de navegación que detalla cómo se debe recoger la basura y barrer y limpiar la ciudad.
Según los operadores, como Ciudad Limpia y Promoambiental, dicho plan requiere ajustes. Pese a que le han hecho las observaciones a Planeación, su sensación es que no han sido escuchados.
— Con el nuevo PGIRS hay áreas de la ciudad que no fueron incluidas para su limpieza, como las zonas verdes. Las frecuencias de limpieza no son suficientes para los problemas que hay en estos espacios. Es un documento que debe revisarse, sobre todo, porque divide el área pública de Cali en zonas duras y zonas blandas. Las zonas blandas son las que tienen pasto, y con el nuevo PGIRS no van a tener una frecuencia permanente de limpieza. Esto no va a ayudar a mejorar las condiciones de limpieza de Cali. Las ciclorrutas también fueron excluidas. Por otra parte, se exige una frecuencia de barrido en El Calvario de 35 veces a la semana, cuando el de esa zona es un problema que no se resuelve barriendo. Se debe trabajar con los comerciantes, habitantes de calle, cerrar los lotes que están siendo usados como sitios de arrojo clandestino. Falta articulación entre todos los actores relacionados con las basuras – comenta Katherine Arteaga, vocera de Ciudad Limpia.
Uno de los casos que más llama la atención es el del parque del barrio El Ingenio. Tiene un área pública de 137 mil metros cuadrados. Según el nuevo PGIRS, los operadores de aseo, en ese caso Promoambiental, solo debe cubrir un área de 24 mil metros. ¿Por qué?
El director de Planeación, Ricardo José Castro, responde que es un asunto de “alcance y frecuencia”. Es decir: al reducir el área que se debe limpiar, es posible aumentar las frecuencias de limpieza en los sitios de mayor impacto.
— Hay zonas que tienen menos impacto que otras. En el PGRIS anterior, de 2021, se incluyeron un montón de zonas que se revisaron y que concluimos que no eran susceptibles de ser incluidas. Por ejemplo, las zonas verdes no se barren, el pasto no se barre, lo que se barre son superficies rígidas, las calles. Sin embargo, podemos incluir ciertas zonas verdes que tienen mucha frecuencia peatonal. Como el Parque de El Ingenio. Hay sectores donde hay canchas y se generan residuos, y esas áreas verdes sí las incluimos para que se haga la limpieza. Pero hay otras donde no hay ese impacto y por eso no las incluimos. Al reducir el alcance, entonces, se aumentan frecuencias de limpieza en las zonas de mayor impacto, como el centro. A los operadores los escuchamos en el diseño del nuevo PGRIS, pero varias de las observaciones que presentaron legalmente no eran susceptibles de ser incluidas – dice el director de Planeación.
Mientras todos esos asuntos se resuelven, Cali seguirá luciendo sucia. ¿Cómo recuperar el amor de antaño por la ciudad?
¿Y Emsirva?
El Alcalde Jorve Iván Ospina habló de la posibilidad de que el Distrito retome el servicio de la recolección de basuras y limpieza, a través de Emcali. Emsirva, en liquidación, es la que actualmente contrata a los operadores Ciudad Limpia, Promoambiental y Veolia, para que realicen esta labor.
Esto se viene realizando desde hace 14 años, con el objetivo de conseguir los recursos que necesitaba Emsirva para cubrir el pasivo pensional. Por eso cada operador le paga a Emsirva un recurso que se destina a ello.
En teoría el pasivo pensional ya debería estar cubierto, pero no hay confirmación. Pese a que contactamos a Emsirva para hablar del tema, no fue posible.
El problema es que le han aparecido otros deudores, como Promoambiental, que demandó a Emsirva por una cifra millonaria. Con ello no se sabe si en ese contexto es posible que Emcali pueda asumir el servicio, o si Emsirva requiera aún del pago de los privados para cubrir sus deudas.
“Le he pedido al señor alcalde Jorge Iván Ospina que deje que el nuevo alcalde licite el tema de las basuras. Ya está a pocos meses de irse y no hay credibilidad en él. Que deje que el nuevo alcalde que se posesiona a partir de 2024 sea el que haga las licitaciones”, dice el concejal Roberto Ortiz.