El Dagma inició desde la semana pasada el proceso de captura y posterior traslado de entre 7 u 8 babillas de las más de 12 que hay en el Lago de la Babilla, al sur de la ciudad.
“Es una tarea de control de la población de babillas en el lago, que puede durar horas y hasta semanas porque no es fácil verlas ni extraerlas. La semana pasada retiramos dos y este martes visualizamos doce, ocho de ellos de pequeño tamaño, pero de las restantes hay una que mide hasta dos metros”, dijo Oscar Villani, subdirector del Dagma.
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De acuerdo con información de esta dependencia, una vez retiradas estas especies del lago serán llevadas a revisión al Centro de Bienestar Animal y, cuando se confirme su buen estado, serán liberadas en su hábitat natural en el Pacífico.
“Las babillas al no ser propias de nuestro ecosistema no tiene depredadores, algo similar a lo que ocurre con el caracol africano, que al no tener depredadores pues su proliferación puede afectar el equilibrio natural del ecosistema”, explicaron desde el Dagma.