Podría ser un jardín idílico, pero las raíces que cuartean las columnas de carácter clasicista, el piso fragmentado por el tiempo y la humedad que se concentra en algunas esquinas hace que los estudiantes de la institución educativa Antonio José Camacho, en el sur de Cali, no lo vean de esa forma.
“Restaurarla costaría $300 millones, pero nosotros apenas si recibimos $340 millones anuales para atender todas las necesidades no solo de este colegio, sino también las otras tres sedes que tenemos a cargo”, señala el rector José Mauricio Arroyo, mientras recorre una institución que existe desde 1933.
Es por esto que el presupuesto solo alcanza para obras de mampostería y pintura, mas no para hacer intervenciones estructurales en el edificio central, la biblioteca, el muro que da hacia la entrada principal y los talle-res de soldadura y metalistería, fundados en 1941 por el entonces ministro de Educación, Jorge Eliércer Gaitán.
En algunas de estas edificaciones se advierten claras fracturas. El temor es que, por efecto de un evento sísmico, peligre la vida de los más de 1600 alumnos de bachiller. Christian David Calle, líder estudiantil, comenta: “También nos afecta el estado del área de deportes, como la pista de atletismo, que es puro barro y no hay cómo hacer ejercicio. Las pare-des de la cancha están casi caídos”. Y el rector asevera: “Todo el mundo quiere los patrimonios arquitectónicos culturales, pero es muy difícil que les metan plata. Todos hablan bien, pero nadie entra a resolver el problema ”.
Le puede interesar: La restauración de Santa Librada estaría lista para el 2024: secretario de Infraestructura
Según la Secretaría de Educación, en Cali hay un total de 40 colegios que tienen problemas en su infraestructura, en especial aquellos que tienen más de seis décadas de antigüe-dad. El Santa Librada es uno de ellos, y que más ha llamado la atención últimamente, pero también hay otros que presentan líos similares.
El personero de Cali, Harold Andrés Cortés, afirma que las visitas que ha hecho esta entidad evidencian humedades en los techos, filtraciones, mal manejo de aguas en zonas verdes o pisos deteriorados por falta de cuidado a especies arbóreas. Esto ocurre en bienes que son de interés cultural.
“Es importante que tengamos una estructura educativa idónea y digna para la comunidad, en especial si hablamos de niños, niñas y adolescentes. Las condiciones de hoy ponen en riesgo no solo a estos, sino también al personal administrativo, padres de familia y profesores. Y con la tempo-rada invernal hay más riesgo”, asegura el Personero.
De hecho, más de 500 estudiantes de la Institución Educativa Santa Cecilia, sede República de Francia, se quedaron sin clases el pasado lunes por las inundaciones que se presentaron el fin de semana. El agua llegó a los 80 cms y los salones se llenaron de barro, según contaron miembros del plantel.
Cortés agrega que esto “disminuye la calidad de la educación y limita el crecimiento económico y social de quienes quieren tener educación de calidad. Debemos realizar una mesa de trabajo con la Secretaría de Educación para que nos informe qué va a hacer al respecto y conocer el rubro que tienen predestinado para ello. Esta problemática viene de tiempo atrás, pues administraciones anteriores no hicieron nada por conservar las instituciones”.
El secretario de Educación, José Darwin Lenis, indica que estas afectaciones se presentan en el 11 % de las sedes educativas que hay en Cali, por lo que en lo corrido de la actual Administración se han invertido $6000 millones en intervenciones.
“Se tratan de obras para mantener las condiciones de educabilidad y que los estudiantes puedan participar de las actividades que tienen estos escenarios. Se trata de una inversión que hemos irrigado en las instituciones”, señala Lenis.
El Secretario concluye que si bien todas las sedes son distritales, hay 24 que tienen intervención del Fondo de Financiamiento de Infraestructura Educativa del Ministerio, las cuales eran intervenidas desde el 2017.
“Sin embargo, no todas se han podido ter-minar, debido al incumplimiento de los constructores; algunas no se han terminado, otras están retoman-do labores y el resto están a mitad de camino. De esas 24 sedes, ya se han entregado cuatro”, precisa.