Limonar, Granada, San Antonio y San Fernando son algunos de los barrios cuyos residentes se han empezado a quejar de nuevo por el exceso de ruido a raíz de la reactivación económica de gastro-bares, discotecas o establecimientos de entretenimiento nocturno.

“Aquí no hay control del nivel del ruido. Cada uno pone sus bafles a la potencia que quiera. Hasta hay fiestas privadas en terrazas que se extienden hasta las 6:00 o 7:00 de la mañana del día siguiente, además de que es triste que cuando uno llama a las autoridades, estas no puedan evitar esos incidentes, porque la Policía no puede ingresar a un bien privado. O tenemos el caso de un establecimiento sobre la Calle Novena con Carrera 65a que saca su música y se escucha una cuadra a la redonda”, contó Carlos Alberto Arias, vicepresidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Gran Limonar.

Agregó que además de estas dificultades, a los vecinos del sector les preocupan las aglomeraciones que se forman sobre la Carrera 66 con Autopista Suroriental, la Calle Novena y la Pasoancho, debido a los riesgos de contagio por Covid-19.

“Estamos en tercer pico, con una ocupación altísima en las UCI (más del 95 % en la ciudad). No es momento para celebraciones, sobre todo si últimamente son los jóvenes los que están remitiendo a las UCI”, aseveró el líder del sector.

Reclamos similares se encuentran en el barrio San Fernando, en el sur de Cali. “No hemos tenido problemas en sectores como el Parque del Perro, que poco a poco se está reactivando, pues los problemas de ruido se concentran por los lados de la Carrera 34. Uno les dice que respeten, pero no ponen atención”, aseguró Catherine Dupriez, líder de la zona.

Añadió que los vecinos también se han sentido inseguros por los alrededores de las carreras 24 y 27 luego de que los negocios bancarios y comerciales de estos corredores fueran vandalizados durante los disturbios de los últimos dos meses, por lo que “son lugares casi abandonados que se prestan para que uno esté expuesto a que lo roben”.

A su vez, Jorge Gamboa, presidente de la Fundación de Vecinos de San Antonio, explicó que el barrio “ha vuelto a un pequeño ‘infierno’, en donde vemos que las calles están invadidas de nuevo por vehículos, no hay distanciamiento y los dueños de los negocios están por fuera de todo control. Y todo a costa de los residentes. La Policía, con la excusa del paro, está más ausente que nunca”.

En Granada, la situación es similar, donde algunos moradores aseguran que el ruido se incrementó sin control incluso entre los días de semana y la situación empeora los jueves, viernes, sábados y domingo. “Incluso hacen fiestas hasta el otro día, con el ruido al tope, hasta las 6:00 a.m. o 7:00 a.m. de día siguiente, no hay derecho”, dijo un morador del sector.

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Frente a estos reclamos, Jimmy Dranguet, subsecretario de Inspección, Vigilancia y Control, reconoció que si bien hay cierto relajo en el autocuidado, con ciudadanos que “creen que el covid ya se acabó”, se están realizando labores pedagógicas y educativas en los principales corredores gastronómicos y de consumo del alcohol.

“Esto hace parte de una estrategia que iniciamos el 1 de junio para la reactivación económica en Cali. Además de realizar labores de asesoría a los establecimientos sobre los nuevos protocolos, estamos sensibilizando a los clientes para que les colaboren a los negocios en el cumplimiento de los protocolos, con el uso del tapabocas, evitar aglomeraciones y promover el distanciamiento. La idea no es decretar toques de queda ni tampoco pico y cédula, solo horarios de funcionamiento y ley seca que opera bajo una de la mañana”, explicó Dranguet.

De acuerdo con el funcionario, entre los ‘lunares’ que han encontrado están las aglomeraciones que se forman afuera de los establecimientos, lo que eventualmente lleva al consumo de licor. “Lo que pasa con el ruido es que este más que todo ambiental, es decir, que proviene de las personas aglomeradas en los alrededores mas no del mismo establecimiento”, dijo.

Estos hechos son frecuentes, precisó, sobre la Carrera 66, la Calle 16 entre carreras 85 y 86, el barrio Granada, El Ingenio y La Fontana. Por ende, ya se llevan a cabo estrategias para reducir estos problemas de la mano del Dagma.

Estos controles son adelantados en su mayor parte en las comunas 2, 17 y 19 al ser las que más reportan quejas por exceso de ruido por parte de sus habitantes, según afirmó Franklin Castillo, líder del Grupo de Calidad Acústica del Dagma. “Además, durante todas las semanas recorremos los sectores de Ciudad Jardín, la Carrera 66, El Peñón, Parque del Perro, Juanambú, Granada y Vipasa por tener bastantes lugares para el entretenimiento nocturno”, anotó.

Dichos operativos buscan que en sectores como Limonar, que es mixto (comercial y residencial), los establecimientos no superen los 70 decibeles en horario nocturno.

El funcionario del Dagma anotó: “Desde septiembre iniciamos labores enfocadas más que todo en lo educativo, pero cuando toca aplicar la mano dura con los reincidentes, no lo dudamos. En el último mes ya lo hemos hecho con tres establecimientos al aplicar medidas como amonestaciones escritas, el decomiso de las fuentes de sonido o el cierre del negocio”, aseveró el líder del Grupo de Calidad Acústica.

Si usted desea plantear alguna queja o reclamo sobre el ruido, puede llamar al número telefónico 660 6883 o comunicarse al correo: contactenos@cali.gov.co.