“Mono, un día, frente a un altar, te postraste y le dijiste a Dios que tu corazón le pertenecía, que no tenías otra riqueza más que Él solo, y que no ibas a escuchar otra voz distinta a su voz.. y, hoy frente a un altar, vuelves a la Casa, al Hogar, a los brazos que aman”.
Con estas palabras, el padre Miguel Ángel Diaz Granados, superior de la Orden de Carmelitas Descalzos en Colombia, despidió ayer al padre Hernando Alzate Ramírez, quien falleció en la mañana de este lunes, 9 de septiembre, en Pereira. Allá había sido enviado en el 2023, después de permanecer durante cinco años en la iglesia El Templete, de Cali, tres de ellos como párroco.
Durante ese tiempo, el religioso, que había nacido 59 años atrás en Argelia, Antioquia, y se había ordenado sacerdote en 1998, se ganó el cariño y la admiración de todas las personas que tuvieron oportunidad de escuchar sus prédicas sobre el Amor o de asistir a las clases de mística que ofrecía las mañanas de los sábados en la parroquia del Santísimo Sacramento.
También era común saberlo dictando retiros espirituales, en los que ponía al servicio de los asistentes todo su saber académico: teólogo de la Pontificia Universidad Javeriana, de Bogotá; licenciado en teología moral del Pontificio Antonianum (Roma); magister en Bioética de la Universidad Complutence (España), y doctor en Moral de la Universidad de Comillas (España).
De hecho, el también sacerdote Jorge Luis Mendoza, quien compartió con el padre Hernando
tres años en Cali, al ofrecer anoche una eucaristía por él desde la parroquia de los Carmelitas Cúcuta, dijo en su homilía: “Tuve la oportunidad de conocer a un hombre de risas y de profundidad espiritual, y siempre lo recordaré como aquel hombre que, desde el silencio y desde sus escritos y su vida académica, amaba a Dios”.
Pero, sobre todo, el padre Hernando fue un “hombre estructuralmente bueno”, como también lo dijo el padre Miguel Ángel durante un primer homenaje que se le hizo anoche mismo en la Parroquia Nuestra Señora Del Carmen de Pereira. Un sacerdote que sabía escuchar y dar consejos a quienes se los pedían y que sonreía cuando alguien le decía que, por su vestimenta cotidiana y sus tatuajes, parecía más una estrella de rock.
Sin embargo, bastaba que se subiera al púlpito y que llorara por la injusticia social, criticara a los políticos corruptos y gritara que Dios es misericordia y no condenación, para entender que su espíritu era libre para lo humano pero profundo en el Evangelio.
Y ese misticismo solo podía provenir de Teresa de Jesús, aquella a quien él más amaba después de la Reina y Hermosura del Carmelo, como se llama cariñosamente en esta orden religiosa a la Virgen María. Por eso, uno de los sentidos homenajes que se le hicieron esta noche a padre Hernando estuvo a cargo de quien fue y seguirá siendo su ‘retoño’ espiritual, fray Carlos Villa, al entonar: “En la Cruz está la vida y el consuelo, y ella sola es el camino para el Cielo...”, uno de los poemas de la Santa de Ávila.
Las exequias de aquel cuyo nombre religioso era justamente Luis Hernando de Santa Teresa tendrán lugar este martes, a las 9:00 de la mañana, en el templo de los Carmelitas en Pereira, donde compartía vida conventual con los padres Carlos Alberto Ospina, Luis Enrique Orozco y Carlos León.
Hasta allá llegarán decenas de feligreses y servidores de Cali, Medellín y otras ciudades del país adonde el padre Hernando llevó su ternura, su timidez, su sencillez y su amplia sonrisa, como muestra viviente de lo que realmente significa vivir la fe y compartir en comunidad.
“Llévanos en tu corazón, y deposita también nuestras vidas en el corazón del Padre Dios”, le sigue diciendo el Superior Provincial, mientras las redes sociales se inundan de fotos, mensajes y recuerdos de cientos de almas a las que, por gracia de Dios, padre Hernando confesó, enseñó, acompañó, salvó.