Karen Guerrero se mueve como una hormiguita por los sectores más deprimidos de Cali. Hija y moradora de la comuna 21, muchos la conocen por las ollas comunitarias que monta en calles a donde pocos llegan, por la gestión de donaciones para ancianatos y por las brigadas que suele llevar a los barrios de la mano de la Policía, entre otra larga lista de obras.
En diciembre una de sus actividades ya se ha hecho tradicional y este año no es la excepción: lograr que personas en situación de vulnerabilidad tengan una cena de Navidad. Suena sencillo y hasta podría parecer irrelevante para algunos, confiesa. Pero luego habla de gratitud, de llevar a los otros, eso que en nuestra casa se planea con tanto amor como algo que se da por sentado.
“¿Ha pensado usted lo hermoso que es no solo tener la cena navideña de su casa, esa que comparte con su familia, sino en lo bello que es hacer posible la cena de otros a los que no les alcanzan los recursos para tenerla?”, dice esta catequista y educadora, quien lleva 20 años de trabajo comunitario.
Karen habla del hambre con contundencia porque la conoció en carne propia en su niñez y porque la vida la ha puesto de frente a ella incontables veces. Recuerda entonces aquella vez, hace dos décadas, cuando tras dar una catequesis a 15 niños en Potrerogrande uno de los chicos levantó la mano y le dijo que cuándo iba a dar la comida, porque tenía hambre. Con muy poco en el bolsillo, ella se acercó a una panadería, le dijo al dueño lo que pasaba y le mostró de lejos a los niños. Ese día hubo pan para todos y hasta gaseosas. La catequesis que siguió ya tenía el doble de asistentes, porque “había una profe que daba comida”.
De ahí surgió una historia que no ha parado. A través del grupo católico, Emaús ha contado muchas veces de su labor y gestiona donaciones para desayunatones, almorzatones, zapatones y demás campañas a las que denomina según lo que logre conseguir. Han sido miles los beneficiados y miles los amigos que esto le ha dejado por todo el oriente de Cali.
Este año la misión se llama “Tu lechona, un banquete para muchos”. Apunta a que al menos 2000 personas, entre vendedores ambulantes, habitantes de la calle, ancianos y niños desprotegidos, reciban en Navidad un rico plato para celebrar la llegada del Niño Dios.
Será el cuarto año de la campaña de cenas decembrinas, lo que comenzó en el 2020 cuando se llegó con comida a 700 personas de sectores humildes, con una lista que ella misma va elaborando durante todo el año de personas que por algún motivo haya solicitado el apoyo y han sido identificadas.
Apadrinar una cena vale $20.000, pero se reciben todas las donaciones, incluso de manos que junto a las madres comunitarias que apoyan la logística quieran hacer parte de esta tarea. Puede contactar a Karen Guerrero al celular 3182416474 o hacer sus aportes a la cuenta de ahorros Bancolombia 812-00000-834.