La Policía Metropolitana Santiago de Cali desmanteló un laboratorio drogas sintéticas en medio de un operativo “exprés” en el centro de la capital vallecaucana.

Varios uniformados llegaron a efectuar el allanamiento en el barrio San Bosco y detuvo a dos hombres conocidos como “gato chinga” y “mono”, quienes habían modificado la cocina de su casa para poder ‘cocinar’ los estupefacientes.

El tusi genera en quien lo consume sensación de euforia y felicidad. La sensación placentera, además, es más prolongada que la que produce la cocaína. Sin embargo, una vez pasa el efecto, el vacío y la tristeza son igual de intensos. | Foto: Foto 123f El País | Foto: Foto: Foto 123f El País

Según lo informado por la Policía, ‘gato chinga’ era el encargado de la fabricación, la comercialización y la gestión de redes sociales. Por su parte, el “mono” llevaba a cabo la dosificación y planificaba las rutas de distribución a domicilio y en las discotecas de la ciudad.

Los uniformados encontraron una gran cantidad de droga y un arma de fuego, con su respectivo cargador y 16 balas.

En la acción policial también se encontraron una contadora de monedas, una trituradora, elementos para la dosificación y una caja fuerte que se utilizaba para ocultar sustancias.

Según la información recopilada, estas personas vendían 200 dosis en un solo fin de semana, lo que les generaba ingresos criminales superiores a los 270 millones de pesos mensuales.

El tusi se puede fabricar en una cocina de casa. | Foto: Policía Nacional

Cabe recordar que la zona en donde se llevóa cabo este allanamiento, se caracteriza por el expendio masivo de droga y la presencia de habitantes de calle.

Precisamente, en días recientes, desde el Concejo se reveló la escandalosa cifra de habitantes sin hogar que hay deambulando en la ciudad.

Cali es la ciudad del país con más habitantes de calle por cada 100 mil habitantes. Así lo sostiene la concejal Alexandra Hernández, quien afirma que habría 8.000 personas en esa condición, y de ellos, un 11% serían adultos mayores.

En algunas ocasiones, son los habitantes de calle usados para vender o esconder drogas.