Por Santiago Cruz Hoyos - Editor de Crónicas y Reportajes
José Aguirre, el director musical del Grupo Niche, ha sido testigo de cómo el sentimiento del público hacia la canción ‘Cali Pachanguero’ ha evolucionado. Cuando se grabó en 1984, dice, empezó a ser un referente para la gente de Cali, una canción con la que todo caleño se sentía orgulloso, tema oficial de la Feria. Pero sucedía algo particular.
José Aguirre empezó a trabajar con el fundador del Grupo Niche y compositor de ‘Cali Pachanguero’, el maestro Jairo Varela, en 1990. Cuando el grupo iba a presentarse en Medellín en aquella época, Jairo, que ya comenzaba a alejarse de los shows en vivo, le decía: “no toqués ‘Cali Pachanguero’ allá. Tocá ‘Listo Medellín’”.
Eran días en los que los carteles de la droga permanecían enfrentados. Había una especie de rivalidad, un regionalismo, anclado también en las disputas futbolísticas de los equipos de ambas ciudades. En el Valle del Cauca era famoso un dicho relativo a la Selección Colombia: la llamaban “la rosca paisa”.
En Medellín, entonces, en los conciertos del Grupo Niche no solo no se tocaba ‘Cali Pachanguero’, sino que ni siquiera el público la pedía. Hoy, cuando se celebran 40 años de la canción, en cambio, no puede haber concierto en Medellín y en cualquier parte del mundo donde no se toque el que se ha convertido en el himno popular de los latinos. Es el clásico con el que el Grupo Niche despide sus presentaciones.
— Al principio ‘Cali Pachanguero’ se tocaba en Cali o en Nueva York, donde estaba la colonia caleña. Hoy la tocamos no solo donde hay caleños o colombianos. En el estadio Nacional de Lima cantan a pecho herido ‘Cali Pachanguero’. Lo mismo pasa en Buenos Aires, o en Santiago de Chile. Dejó de ser una canción de los caleños para convertirse en un clásico de la salsa. Donde no la toquemos en algún concierto ahí sí es un problema – dice José Aguirre y se sonríe.
Cuando se conoció con el maestro Jairo Varela, José trabajaba para un conjunto que se llama Los del Caney, donde escribía las canciones, hacía los arreglos. Jairo Varela vio su trabajo y lo invitó a trabajar con él. En 1992, Aguirre fue el productor y arreglista del álbum ‘Un alto en el camino’ del Grupo Niche. En total, con Jairo hizo 11 álbumes para el grupo, y en una década de amistad el maestro no le habló de lo que representó para él componer ‘Cali Pachanguero’, que ocupa el puesto 27 entre las 50 mejores canciones latinas de todos los tiempos según la lista Billboard.
— En alguna ocasión le llegué a preguntar a Jairo cuál era su canción preferida de su obra, y él decía que la que estaba haciendo en el momento era la mejor. Yo le mencionaba ‘Cali Pachanguero’, ‘Buenaventura y Caney’, ‘Mi Valle del Cauca’, y él me decía no, la mejor es la que estoy haciendo ahora. Jairo Varela nunca miraba para atrás, miraba para adelante. No vivía de lo que había hecho, vivía de lo que iba a hacer - comenta José, quien tuvo el privilegio de ver al maestro componer.
Jairo Varela escribía muy tarde, entre la noche y la madrugada. Tenía el hábito de simular tocar las congas en el pecho. Silbaba la melodía que iba creando en su cabeza y escribía la letra. A veces lo hacía en aviones, o donde estuviera para que no se le fueran “los angelitos”.
Portaba una grabadora de periodista para grabar lo que iba imaginando y cuando ya salía la canción al público hacía una investigación sociológica: la escuchaba en el carro, en la discoteca, en la radio, en los conciertos, para tener varios referentes de la sonoridad y analizar la reacción del público. Cuando no le convencía una canción. no estaba tranquilo. Hubo temas ya hechos que ordenó borrar en el estudio.
— Era un hombre 24 - 7. Seguirlo era muy complicado, no descansaba. Cuando empecé a trabajar con él, los que primero llegábamos al estudio éramos nosotros dos, con los arreglos y la composición, después los músicos. Al final se iba todo el mundo y Jairo seguía ahí. Llegué a devolverme de la puerta a la madrugada, porque Jairo me decía vení, terminemos la canción que se me van los angelitos. A las 4 de la mañana me decía listo, nos vemos a las 7: 00 a.m. Era una persona entregada a la música. Allí olvidó familia, amigos, no había nadie. Jairo hizo lo que hizo por esa pasión y ese amor por la música – recuerda José.
Mientras se estaba en el estudio de grabación, apenas se podía respirar. Jairo Varela no admitía ningún ruido. Las distracciones relentizaban la creación, advertía. Tampoco permitía que alguien más, excepto José Aguirre, opinara de lo que estaban haciendo. Sacaba al que lo hacía, recordándole que su estudio “no era un opinadero”.
Su talento para componer lo heredó de su madre, Teresita Martínez de Varela, una poeta ignorada en su tiempo por ser mujer y mulata, y quien, con el nombre completo de su hijo, Jairo de Fátima Varela Martínez, hizo un anagrama en el que le predijo que la fama le iba a llegar. A Jairo le llegó a sus 40.
Es viernes y su hija Cristina, directora creativa del Grupo Niche, toma café en la plazoleta de Cali que lleva el nombre de su padre. Suelta una carcajada. Dice que si su papá estuviera presente, lo más seguro es que su cabeza permanecería en Júpiter, lejos de la conversación, sumergido en la canción que estuviera haciendo. “Todo el tiempo pensaba en música”.
Alguna vez Jairo le contó a Cristina – ella nació en 1990 - cómo compuso ‘Cali Pachanguero’. La leyenda dice que sucedió en un invierno en Nueva York, mientras el Grupo Niche ensayaba. Afuera del recinto estaba una persona tiritando de frío. Jairo ordenó que le abrieran. Resultó ser un caleño que hacía años no venía a su ciudad natal, y le narró su historia. La nostalgia de aquel hombre de quien se desconoce su paradero le dio a Jairo la inspiración para componer la poesía de la canción, ese lamento. Si supieras la pena que un día sentí, cuando en frente de mí tus montañas no vi.
Cuando le contó esa historia, Jairo le dijo a su hija: “para escribir y componer hay que vivir con intensidad, así lo que estás contando será verdadero, y se conectará con las personas”.
Moncho Santana tuvo el privilegio de ser el primer cantante de ‘Cali Pachanguero’. 40 años después, y pese a las diferencias que tuvo con Jairo, continúa agradeciendo esa oportunidad. Cuando Moncho habla del maestro, brota la admiración.
— El lápiz de Jairo Varela se llenó de magia al componer ‘Cali Pachanguero’. A parte de eso hice mi aporte, con mi voz. Y el público tuvo la última palabra, que llevó a ‘Cali Pachanguero’ a ser lo que es – dice Moncho y comienza a cantar. De romántica luna, el lucero que es lelo, de mirar en tu Valle, la mujer que yo quiero.
Moncho recuerda que cuando Jairo le anunció que él iba a cantar las canciones del álbum ‘No hay quinto malo’, no le mencionó los títulos. Tampoco le dijo: “este va a ser el éxito”. Entre los músicos hay un dicho: “nadie sabe dónde va a saltar la pulga”. Se refiere a que nunca se sabe cuál canción será la que acoja el público.
Las canciones del álbum ‘No hay quinto malo’ sonaron en el momento: ‘La negra no quiere’, ‘Rosa’, ‘Pecado Capital’, ‘El que regala y quita’, ‘El Coco’, ‘Solo un cariño’, ‘Serenata’. Pero fue ‘Cali Pachanguero’ la que no solo pegó en aquel año, sino durante cuatro décadas después.
Si Moncho dejó de cantarla con el Grupo Niche fue por el carácter telúrico del maestro Jairo. Tras apenas año y medio en la agrupación, Santana renunció. Él también tiene un carácter fuerte y por eso no coincidió con Jairo, quien lo llamaba por su apellido: Peña. En ese entonces Moncho Santana no tenía su nombre artístico.
— ¿Que si canto ‘Cali Pachanguero’ de vez en cuando? No, la canto hasta dos y tres veces en mi repertorio. También canto Ana Milé, para hacerle un homenaje al maestro Jairo Varela. Ahora, a mis 67 años, estoy recuperando al 100 por ciento mi voz y regresé a las tarimas después de 18 años de haber estado en la droga. Le doy gracias a Dios a por eso, a mi esposa, y a mis fans – dice Moncho, quien siempre estuvo de acuerdo con la disciplina que Jairo Varela les exigía a sus músicos.
Si los conciertos se anunciaban a las 8:00 de la noche, a esa hora debía estar el grupo listo en tarima. Todos debían tener los zapatos bien embolados y el vestido impecable. Nadie podía salir después a tomar trago a una discoteca o cometer actos que atentaran contra la buena imagen de la agrupación, que siempre se caracterizó, hasta hoy, por ser sobria, alejada de escándalos, para ofrecer un show que lo pueda disfrutar desde un niño hasta un adulto.
Aquellos lineamientos siguen en Grupo Niche; Jairo Varela continúa siendo una presencia para la agrupación, pese a su muerte el 8 de agosto de 2012, a sus 62 años.
— El espíritu de Jairo sigue con nosotros. En el escenario él está. De hecho lo imaginamos con sus maracas – dice Alex Torres, uno de los cantantes actuales del Grupo Niche, donde está prohibido que alguien más toque las maracas en tarima. Es un espacio reservado para honrar la memoria de Jairo y, en los conciertos, con inteligencia artificial, recrean su imagen.
El músico Oswaldo Salazar, quien aún hace parte del Grupo Niche, confirma que Jairo Varela no negociaba con nadie la disciplina, no importaba el talento que tuviera. Oswaldo recuerda la primera vez que cantaron ‘Cali Pachanguero’ en un gran concierto. Sucedió en el estadio Pascual Guerrero, durante la Feria.
— En esa época se hacía el festival de orquestas en el estadio. Todas las orquestas tocaban ‘Cali Pachanguero’ y después su repertorio. Era la canción de moda. Nosotros cerrábamos esa noche. Entramos por la zona sur y cuando asomamos la cabeza – todavía me erizo – el estadio se enloqueció. Yo iba con un pantalón blanco y una camisa y zapatos rojos, y ese estadio casi se cae, , era impresionante. Todo el mundo quería oír el sonido de Niche. La gente lloraba con ‘Cali Pachanguero’. Todavía sucede.
Si ‘Cali Pachanguero’ se convirtió en el himno popular de los latinos es porque toca las fibras más profundas del migrante que extraña su tierra. La letra, ese lamento, llega al alma. Sin embargo, su ritmo es muy alegre, una pachanga, que en los 80 estaba de moda y Cali era una de las ciudades donde más se bailaba. Que los bailadores la hayan adoptado es también parte de la explicación de su éxito.
Para homenajearla en 2024, el maestro José Aguirre, quien cuando trabaja para Niche actúa pensando en cómo lo haría Jairo Varela, preparó una nueva versión de ‘Cali Pachanguero’, basada en la original cantada por Moncho Santana, y en otra que hizo Jairo para la película Salsa, en 1988, cantada por Tito Gómez. Apenas se hicieron cambios en los mambos, cambios armónicos, “los adornos”, pero respetando al máximo la obra original. José Aguirre sabe qué le gustaba y qué no a Jairo. Ese es su ancla para dirigir al grupo.
La nueva ‘Cali Pachanguero’ la canta un barranquillero que se siente un caleño más: Adolfo Fito Echavarría, cuyo timbre y color de voz le da un nuevo brillo a la canción. Fito nació justo cuando salió ‘Cali Pachanguero’, en 1984. Es hijo del compositor Adolfo Echavarría, autor de éxitos como ‘Amaneciendo’.
Lo acompañan Luis Araque, nacido en Cali y uno de los más jóvenes del grupo, con 27 años. Luis supo la dimensión de ‘Cali Pachanguero’ desde sus 4 años, cuando el Deportivo Cali salió campeón y en los noticieros y emisoras pusieron la canción para festejarlo. Además, advierte, es el himno popular de Cali. La gente se sabe al pie de la letra ‘Cali Pachanguero’ y en cambio el himno de oficial de la ciudad apenas se balbucea.
Junto a ellos está Alejando Iñigo, quien antes de ser cantante era percusionista y se disfrutaba como ninguno el último mambo de ‘Cali Pachanguero’, cuando por lo regular se hace un show de percusión.
El nuevo video de la canción fue grabado en el centro de Cali y cada cambio para traerlo a la sonoridad de 2024 tuvo el ‘aval’ de Jairo Varela, un adelantado a su época.
Fue Jairo, por ejemplo, el que le enseñó a su hija Cristina a ver Netflix cuando nadie en Cali conocía la plataforma; fue de los primeros en la ciudad en acceder a la tv digital. Al morir tenía un proyecto en mente: crear un canal por streaming para visibilizar a la comunidad afro. En su casa siempre andaba con varios controles remoto en la mano, y pantallas para ver su otra pasión, los deportes: fútbol, tenis, la Fórmula Uno. Era hincha del América.
— Jairo Varela no le tenia miedo a los cambios. Por eso el Grupo Niche siempre ha estado a la vanguardia proponiendo sonoridad, obviamente todo bajo una línea estructural que se respeta, que es el sonido tradicional del grupo. Es como tener un ancla, pero con unas alas que vuelan y van buscando cosas nuevas. Eso es lo que yo hago y esa ancla no se puede mover, esa ancla es Jairo Varela y siempre lo tenemos ahí. Por eso en el Grupo Niche vemos el futuro con tranquilidad – dice el maestro José Aguirre.