A cuatro días de que se realice el anunciado paro nacional convocado por las centrales obreras y organizaciones sociales, estudiantiles y oposición política, Colombia se prepara para lo que podría ser una manifestación pacífica o una protesta con altos riesgos de infiltración que puede salirse de control.

El acalorado ambiente se mueve en medio de mensajes amenazantes en redes sociales y tiene como espejo las multitudinarias movilizaciones en Chile, Ecuador y Bolivia.

Así la cosas, en un extremo están el Gobierno y sus aliados, que aunque admiten la legitimidad de este tipo de protestas, consideran que en este caso los motivos que impulsan el paro se basan en mentiras, mientras que, del otro lado, están los promotores que se mantienen en el derecho constitucional de protestar, de manera pacífica, en contra de las decisiones económicas y sociales del presidente Iván Duque.

Pero, ¿qué tanto riesgo hay de que el paro se vea afectado por infiltración? En voces de expertos y analistas, la posibilidad es alta.

Néstor Rosanía, director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, explica que históricamente la protesta en Colombia se ha visto afectada por infiltraciones que terminan desvirtuando el propósito de las manifestaciones. Los actores de los desmanes son diversos y, la mayoría de veces, desconocidos.

“Las infiltraciones son de grupos, más bien minorías, que tienen intereses diferentes a los de la protesta y que se dedican a generar violencia. En Bogotá, por ejemplo, conocemos a los Anarcos y a los Skinheads, y otros grupos de encapuchados. Muchos ni siquiera son una izquierda militante ni tienen visión política definida. A veces solo es que no creen en ningún tipo de institucionalidad”, explica el experto.

Lea también: Procurador pidió estar atentos a infiltrados y encapuchados en el próximo paro nacional

Según Rosanía, dentro de ese contexto hay un riesgo muy alto de infiltración en la protesta, dado que en todas las ciudades, principalmente en las capitales, pueden haber diferentes actores, con distintos mandos y liderazgos, interesados en desestabilizar.

“En los paros cocaleros, por ejemplo, siempre se ha visto una filtración de las guerrillas. En esta ocasión podría haber, incluso, infiltración de disidencias en ciertos sectores del país. Es decir, no estamos hablando de un movimiento clandestino nacional. Este un tema muy difícil de eliminar o de frenar. En Colombia hemos visto a los mismos marchantes enfrentando a los infiltrados que solo quieren desvirtuar las marchas”, señala.

Por su parte, Jhon Marulanda, consultor internacional en seguridad y defensa, asegura que la infiltración en este paro podría ser, incluso, foránea.

“Estoy convencido de que hay células de venezolanos y cubanos que, como en Cuba y en Chile, van a tratar de utilizar el paro para lograr una perturbación”, dijo el analista al referir que “la diferencia de este paro con todos los anteriores que se han dado en Colombia es el contexto de turbulencia que se vive en América Latina”.

Vea también: Controversia por video de un grupo denominado "resistencia civil" de Medellín contra el paro nacional

“Un contexto en el cual las sociedades han venido manifestándose de manera violenta y han logrado, o están logrando, cambios sustanciales no solamente de Gobierno, sino en las constituciones. Si ese paro dura más de 48 horas va a haber problemas muy serios en el país. Como lo ha advertido la cúpula venezolana desde Caracas, Colombia parece ser el objetivo final de todas estas perturbaciones sociales. Todos los ojos están puestos aquí en este momento”, anota.

Para el consultor, estas infiltraciones son protagonizadas por “gente experimentada que se enlaza a través de plataformas de comunicación muy seguras, a través de las cuales reciben instrucciones y órdenes de ir agitando el ambiente y aprovechar lo que se llama la psicología de la turbamulta”.

Entre tanto, Hugo Acero, experto en temas de seguridad ciudadana, resalta que no hay que perder de vista que la gran mayoría de los protestantes van a salir a las calles de manera pacífica y, en dado caso, sería un grupo reducido de personas los que van a ejercer violencia.

“Es tarea del Estado garantizar el derecho a la protesta, pero también de los manifestantes denunciar y rechazar a los violentos, además de controlar su comportamiento para evitar que se presenten desmanes. Es muy importante la organización previa con las autoridades locales y socializar muy bien la información de la protesta”, puntualiza Acero.

El viernes se anunció que la Universidad del Valle no cerrará sus puertas el próximo jueves, cuando se realizará la movilización en el país.

Le puede interesar: ¿Es viable una jornada laboral de 45 horas semanales en Colombia?

No a la violencia

Para Néstor Rosanía, “en América Latina lo que se está viendo es un movimiento ciudadano que supera la rivalidad de la izquierda y la derecha”.

El experto hizo un llamado a la no violencia en la manifestación: ”Es la peor vía. Las grandes transformaciones en el mundo se han llevado más bien a través del consenso”.

Agregó que “la protesta, no importa de dónde venga, hay que
protegerla y legitimarla”.

”El país debe tener claro que una cosa son las marchas y otra las infiltraciones violentas. A partir de esa diferenciación se puede empezar a defender la protesta como una herramienta democrática y
a rechazar vehementemente el uso de la violencia en las mismas”.

Lea también: "Nos están matando": el mensaje de Juan Pablo Vega, artista colombiano, en los Grammy Latino