La Comuna 13 de Medellín se ha convertido en un sitio turístico por excelencia, reconocido y visitado por quienes llegan a Medellín y desean recorrer sus calles, conocer su historia y apreciar el arte plasmado en sus paredes, sin embargo, los artistas de la zona no son exceptos de la delincuencia y la criminalidad.
Según denuncian varios grafiteros de este sector, las bandas criminales que quieren tomar el control de la zona están cobrando vacunas de entre 1 y 10 millones de pesos para poder permitirles a los artistas pintar los muros del barrio.
Pero no solo los grupos de personas que se benefician del turismo de la ciudad son víctimas de extorsión en la zona, presuntamente esto sucede desde hace algún tiempo con los comerciantes y transportadores que trabajan en este sitio turístico, según ha quedado consignado en el reportaje emitido por El Colombiano, que muestra las dos caras de ‘una joya del turismo’ como lo es la Comuna 13.
A su vez, el defensor de Derechos Humanos en la Comuna 13, James Zuluaga, explicó que hay deficiencia de control por parte de Espacio Público, por lo que este espacio ha sido aprovechado por los grupos criminales.
“Todos los grafitis que hay en este momento es porque tuvieron que haber dado recursos para que los dejaran. Y el valor depende del tiempo y del punto donde se encuentre el mural”, aseguró Zuluaga.
Es por eso, que quienes trabajan en este lugar, solicitan a las autoridades mayor protección, control y vigilancia para evitar que este modelo sea replicado y tome más fuerza.
Turismo urbano
Cientos de visitantes llegan a las calles de la Comuna 13 diariamente, por lo que, la que fuera una de las zonas más afectadas por el conflicto en Medellín, se convirtió en una zona turística de la que dependen miles de personas.
Siendo un ejemplo de cambio y transformación social en Colombia y el mundo, en el que se expresan a través del arte urbano, los grafitis, las historias y la música, la Comuna 13 se ha consolidado como un territorio de paz.
Actualmente, 250.000 personas viven en la comuna, la mayoría de la población es desplazada por el conflicto, y viven de la economía informal y del subempleo, también gran parte de la población son madres cabeza de hogar, según lo hay descrito Manuel López Ramírez, del Museo Escolar de Memoria de la Comuna 13.
Merecen ser escuchados
Por eso, con el objetivo de cuidar su territorio y garantizar que permanezca como un sitio tranquilo y seguro donde los visitantes puedan transitar tranquilamente, la comunidad pide ser escuchada, pues desde 2012 se vienen imponiendo denuncias sobre extorsiones a los contratistas que construyeron las escaleras eléctricas del lugar.
La problemática de las extorsiones se ha extendido por el territorio ampliamente, por lo que no es posible para los organismos de derechos humanos cuantificar las ganancias de esta práctica delictiva, por su carácter ilegal. Además, dado que las víctimas pagan lo que les solicitan sin poner mayor resistencia, se han llegado a normalizar estos hechos hasta convertirlos en una acción natural.