Por: Winston Viracachá Pava, especial para El País
A finales del pasado mes de junio, el Gobierno Nacional daba la apertura a un proceso de paz con la Segunda Marquetalia, disidencia de las Farc comandada por Iván Márquez. Durante el primer ciclo celebrado en Caracas (Venezuela), se pactó un cese al fuego unilateral con el fin de que esta guerrilla abandonara el secuestro y dejará de tener enfrentamientos con la Fuerza Pública.
Sin embargo, a pesar de que en la primera semana de agosto estaba programado el inicio del segundo ciclo en La Habana (Cuba), en la actualidad, las negociaciones se encuentran suspendidas. Esto se debe a que los alzados en armas hicieron la petición de que se levantara la orden de captura que tiene su líder Iván Márquez, lo cual fue sorpresa para la delegación del Gobierno Petro, debido a que ambas partes habían acordado el asunto.
Ante esta crisis que enfrenta el proyecto de la ‘Paz Total’, en diálogo con El País, Armando Novoa, jefe de la delegación del Gobierno en este proceso de paz, explicó algunas razones por las cuales no se ha dado la reanudación.
¿Qué es lo que está pasando realmente con estos diálogos?
Hemos tenido algunas dificultades de orden operativo, impases que ocurren en estos procesos y ciertamente será retrasado el desarrollo de la agenda que contemplamos en el primer ciclo de conversaciones. Pero estamos haciendo todas las gestiones a nuestro alcance para que podamos restablecer un diálogo directo con los delegados de la Segunda Marquetalia en la mesa de conversaciones y especialmente con el jefe de esa delegación, Walter Mendoza.
Esperamos que en los próximos días podamos concretar una comunicación directa y podamos adoptar las medidas necesarias para retomar la agenda establecida en el primer ciclo de conversaciones.
¿Se mantiene la confianza entre las partes?
El Gobierno Nacional tiene todo el interés de continuar adelante con las conversaciones y si hay desconfianzas, pues los diálogos deben servir para superarlas, porque esas desconfianzas no pueden ser superiores a la voluntad de paz que han manifestado ambas delegaciones.
No podemos detenernos en asuntos menores y los que tengan un carácter de otra naturaleza, tenemos que resolverlos, porque el reto que tenemos es enorme, debido a que la gente reclama paz y convivencia en los territorios. La política de paz territorial es una política que el Gobierno Nacional defiende con ahínco y eso nos obliga a buscarle soluciones a las dificultades que se presenten en la mesa. Si la Segunda Marquetalia tiene observaciones, tendremos que conocer cuál es su opinión para buscarle salidas y por parte de ellos también tienen que facilitar las cosas para que así ocurra.
Las comunidades, especialmente en el Pacífico donde hay una marcada presencia político militar de este grupo armado, han manifestado su preocupación por los temores y anuncios de otros grupos que aún no se han sumado la ‘Paz Total’ de llegar a ocupar esas zonas...
No somos indiferentes frente a esa situación y reitero que la mejor manera de examinar las implicaciones de las dificultades como las que usted menciona, las tenemos que asumir en la mesa y en lo que se relaciona a nuestra delegación nos corresponderá a hacer todas las gestiones para armonizar la política de paz, con la política de seguridad que permita contrarrestar esas amenazas.
Los líderes sociales, en especial aquellos de esa misma zona del Pacífico, han denunciado constantes sobrevuelos del Ejército Nacional y la comunidad lo tilda como una clara provocación contra la Segunda Marquetalia. Por lo tanto, ellos temen que el cese al fuego se rompa...
En Caracas se estableció que el cese al fuego unilateral no implicaba que la Fuerza Pública no pudiera adelantar las asunciones asignadas por la Constitución y la Ley, de tal manera que esa manifestación unilateral de la Segunda Marquetalia tiene que ser saludada como en efecto lo hemos hecho. Si hay algunos movimientos que generen zozobra e incertidumbre, tenemos que tratar de armonizar el avance de la mesa con dotar de mayores garantías para generar la confianza necesaria con el fin de avanzar en la mesa de diálogo.
En la actualidad, ¿cómo está este proceso de negociación?
Tenemos algunos impases en la mesa, pero no son insuperables y creemos que con la voluntad de ambas partes podemos superar todos los obstáculos que se adviertan para restablecer en el menor tiempo posible los diálogos.
¿El gobierno cubano ya dio su beneplácito para la realización del segundo ciclo de conversaciones?
Sí, señor. El gobierno cubano nos ha manifestado que siempre ha mantenido una conducta de apoyo a la búsqueda de la paz en Colombia y la verdad es que hasta la fecha esa manifestación se encuentra respaldada en hechos que para nosotros son supremamente importantes, porque necesitamos que la comunidad internacional rodee con su apoyo el avance de estas conversaciones.
La socialización de ese primer acuerdo que se logró en Caracas con la delegación de la Segunda Marquetalia y que se iba a realizar en Tumaco, ¿está prevista? ¿ya se superaron tanto los problemas de traslado de la delegación como la misma logística?
Ese es uno de los aspectos que tenemos que abordar de manera inmediata una vez restablezcamos los diálogos en la mesa, pero el evento de Tumaco es un acuerdo de las partes y debe llevarse a cabo, aunque no en la fecha prevista porque ya se venció, sino una nueva que acordemos las partes. Ese evento tiene como propósito fundamental enviar un mensaje hacia las comunidades y buscar fórmulas para implementar programas socioeconómicos en beneficio de los pobladores del territorio y que nos permitan mostrar una ruta diferente al predominio de las economías ilícitas.
En últimas, ¿es la comunidad la que va a arropar, fortalecer y brindar este proceso?
Así es. Eso es lo que se va a hacer en la reunión prevista en Tumaco, de la cual tenemos que reprogramar la fecha en que se va a llevar a cabo.
¿Qué va a pasar con la JEP para la Segunda Marquetalia?, teniendo en cuenta que Walter Mendoza, jefe de la delegación del grupo armado, manifestó recientemente que ellos no confían en ese tribunal.
De parte nuestra decimos que todos esos temas tienen que ser evaluados en la mesa. Han habido críticas hacia la JEP sobre la manera en que ha desarrollado sus competencias institucionales, pero para nosotros no hay temas vedados. De tal manera que para darle curso a esas críticas, necesitamos que la mesa delibere, funcione y lo haga de manera eficaz y ordenada como se contempló en los acuerdos iniciales firmados entre el señor Iván Márquez y Otty Patiño.
En el último control político que se realizó en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, Otty Patiño mencionó una solicitud que había hecho la Segunda Marquetalia sobre el levantamiento de la orden de captura contra Iván Márquez, ¿Cómo va ese proceso, es factible o no?
Me atengo a lo que ha señalado Otty Patiño, ese es uno de los temas más complejos que tiene esta mesa, pero con voluntad de las partes creemos que podemos encontrar y explorar fórmulas de solución para superar ese aspecto mencionado en una de las comunicaciones que nos ha enviado la Segunda Marquetalia.
¿Se está hablando con la Embajada de los Estados Unidos frente a este tema?
Aún no. Necesitamos que la mesa se instale y le envíe a la sociedad unos mensajes claros en la dirección correcta, para crear un ambiente de opinión que facilite entablar esos diálogos institucionales.
¿En cuanto tiempo cree que pueden sentarse nuevamente en la mesa?
Creemos que debe ser lo más pronto posible, ojalá fuera en el transcurso de la próxima semana. Pero para que se pueda bailar, se necesita pareja, y en este momento la Segunda Marquetalia tiene que dar señas de que está interesada en que podamos restablecer esos diálogos.
¿Qué puede decirle usted hoy al país sobre este proceso?
Que estamos empeñados en lograr que este proceso de diálogo sea eficaz, produzca resultados, se cumplan con los mandatos de la Constitución y sobre todo con los reclamos y las expectativas de la sociedad colombiana, en particular de las comunidades que tienen asiento en los territorios de influencia de este grupo en armas. De tal manera que demandamos de esas comunidades, de las autoridades y de la sociedad, un acompañamiento activo siempre y cuando en la mesa se produzcan hechos de paz concretos que nos permitan avizorar un fin del conflicto.