Con el pasar de los días se han ido revelando detalles cada vez más impresionantes del asesinato que conmocionó a Bogotá en los últimos días; el caso del homicidio de Hernán Franco en cercanías al parque de la 93.
Seguramente al notar el intercambio de disparos muchas personas se alertaron y trataron de buscar refugio, no obstante, hubo quienes no se percataron y quedaron expuestos a cualquier situación.
Precisamente eso fue lo que le ocurrió a un motociclista, el cual estaba en el momento y lugar equivocado y terminó siendo secuestrado por el sicario. El hombre relató lo sucedido en esos momentos de pánico.
El miércoles 21 de febrero, sobre las 8:00 de la mañana, se presentó el sicariato de Franco, mientras eso ocurría, un motociclista esperaba el cambio de semáforo para seguir con su trayecto, en ese momento escuchó los gritos de las personas que decían “Cójanlos, cójanlos”. Antes de poder entender qué estaba ocurriendo, vio como un hombre de sudadera negra, lo amenazaba con un revolver: “arranque o lo mato”.
“Una vez en el intercambio de disparos entre las dos partes, observo que el sujeto que iba de conductor de la motocicleta intenta prenderla, pero la misma no prende, entonces ambos sujetos empezaron a empujar con los pies y el parrillero, al ver que no prende la motocicleta desciende de la misma y se dirige a donde me encontraba yo”, dijo el motociclista.
En medio de la confusión, el criminal le dijo que arrancara con rumbo hacia el norte. El conductor manejaba a toda velocidad mientras sentía el cañón del arma en su espalda.
La angustia del motociclista crecía mientras el asesino le decía que emprendiera rumbo hacia el barrio La Sevillana.
“Andamos toda la autopista y cerca de la calle 170, esta persona me dice que la dejara a un costado de la misma calle, para tomar la oreja y estar sentido oriente-occidente. Seguimos avanzando hasta llegar a la variante de Cota y hacia el sur, donde está Suba, me hizo meter por una calle hasta un barrio que está ubicado antes de un CAI”, relató el hombre.
Según el afectado, el sicario tenía un acento venezolano y, al parecer, no conocía con claridad la ciudad, ya que constantemente le repetía cosas y ubicaciones.
“Me decía que hacia dónde quedaba La Sevillana y más o menos cuando íbamos por un paradero del SITP, por la calle 170, me dijo que si podía coger uno de esos hasta La Sevillana, yo del susto le dije que sí, ‘coja uno de esos’, pero el sujeto no se bajó y me siguió dando indicaciones”.
“El sujeto se bajó de la motocicleta, me dio el puño y me dijo: gracias, manito, me salvó la vida”, puntualizó.