El pasado 1 de marzo, una comisión conformada por el Servicio Geológico Colombiano (SGC), la Guardia Indígena, delegaciones de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), la Alcaldía de Puracé e Invías, llegaron hasta los cráteres de los volcanes Puracé y Curiquinga, ubicados en la cadena volcánica Los Coconucos, con el fin de verificar el incremento de actividad registrado durante los últimos dos meses.
Estas verificaciones se realizan como parte del monitoreo constante que el SGC lleva a cabo desde el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Popayán, el cual trabaja las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Este monitoreo ha sido especialmente relevante, dado que el 20 de enero se registró una emisión de ceniza del volcán Curiquinga, lo que afectó principalmente a las comunidades campesinas e indígenas de la zona de influencia del volcán.
Además, se reportó la formación de una grieta de aproximadamente 270 metros, así como la salida de vapor de agua y gases.
“Entre el 3 de mayo y el 4 de julio de 2024 esta estructura volcánica permaneció en estado de alerta a Naranja y desde el 5 de julio del año pasado regresó al estado de alerta Amarilla, lo cual, sumado a las manifestaciones recientes, hace indispensable que las autoridades y poblaciones de esta zona de influencia se mantengan informadas sobre su estado”, detalla el comunicado de la entidad.
Julio Fierro Morales, director del SGC, destacó la importancia de la visita a los cráteres, subrayando que observar de primera mano fenómenos como el agrietamiento en el volcán Curiquinga resultó crucial para el monitoreo de la actividad.
Sin embargo, Fierro precisó que, a pesar de las manifestaciones de actividad volcánica, esta no ha alcanzado niveles de alta energía. Por lo tanto, el SGC no ha considerado necesario cambiar el estado de alerta para el volcán Puracé y la cadena volcánica Los Coconucos.
El SGC continuará con su monitoreo constante de la actividad volcánica en la región, asegurando la recolección de datos y el análisis permanente de las condiciones.
De igual manera, mantendrá una comunicación fluida y continua con las autoridades locales y las comunidades cercanas, con el fin de garantizar una respuesta ágil y efectiva ante cualquier cambio significativo en la actividad volcánica o situación inesperada.
Esta coordinación busca proteger a la población y minimizar los riesgos, ofreciendo información clara y oportuna para una toma de decisiones informada.