Hace 34 años, un hecho cargado de impunidad, marcó la historia de Colombia, se trató del asesinato de Carlos Pizarro Leongómez, uno de los líderes del movimiento guerrillero M-19, y quien se desmovilizó el 8 de marzo de 1990 para convertirse en un político de izquierda bajo la Alianza Democrática M-19, generando gran expectativa entre los votantes con su campaña presidencial.
Su visión de reconciliación y transformación social había resonado en amplios sectores de la sociedad colombiana, siendo uno de los aspirantes más opcionados a la presidencia. Pero su debut político duraría poco.
Fue el 26 de abril de 1990, cuando la vida de Pizarro se vio truncada al ser baleado durante un vuelo con destino a Barranquilla que había partido desde el aeropuerto El Dorado en Bogotá.
El hecho se había planeado con meses de anticipación, cuando las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) reclutaron a Gerardo Gutiérrez Uribe y Andrés Gutiérrez Maya, dos jóvenes hombres a quienes prometieron recibir grandes sumas de dinero a cambio de asesinar a dos candidatos presidenciales.
Uno de ellos, Gutiérrez Maya, fue quien terminó con la vida de Bernardo Jaramillo Ossa, y el otro, Gerardo Gutiérrez Uribe, quien hizo lo propio con Carlos Pizarro.
Este hombre, se había propuesto acabar con la vida del militante político, y en solo ocho días había comprado 15 tiquetes aéreos, siguiendo la pista de Pizarro, hasta lograr su cometido.
Ese 26 de abril, Gutiérrez Uribe subió al mismo vuelo en el que viajaría también el candidato presidencial. Lo hizo con una cédula falsa a nombre de Álvaro Rodríguez Meneses, ocupando el asiento 5C. Una vez en el cielo, y ante el anuncio para desabrochar los cinturones, el joven se dirigió al baño de la aeronave. Al salir, con ametralladora en mano, se dirigió a la silla 23 C, donde se encontraba Carlos Pizarro, y sin más, lo abordó intempestivamente, quitándole la vida.
El crimen, quedó sin resolver, luego de que la Dijín y el DAS, culparan del asesinato al líder del cártel de Medellín, Pablo Escobar, pero este desmintió tal acusación a través de una carta, en la que afirmó haber tenido una buena relación con los militantes del M-19.
La única persona entonces, capaz de contar la verdad era el mismo autor material del hecho, Gerardo Gutiérrez Maya. Sin embargo, no pudo hacerlo, pues fue asesinado por uno de los escoltas del DAS, que custodiaba a Pizarro en su vuelo.
Tras su muerte, varios años después, fue el propio Carlos Castaño quien asumió la responsabilidad del asesinato, asegurando que él habría entrenado personalmente al responsable de jalar el gatillo. Sin embargo, el crimen tomaría otro rumbo, pues una investigación contra el exdirector del DAS, Miguel Maza Márquez, por el homicidio de Carlos Pizarro, se había abierto.
Maza Márquez habría influido en las órdenes que debilitaron el esquema de seguridad de Carlos Pizarro, días antes a su muerte, pero además trató de ocultar información para dar con los verdaderos responsables del crimen.
Así, luego de tres décadas, una de las que elevó hoy un mensaje en honor a Pizarro, fue su hija María José, quien no perdió la ocasión para homenajearlo. “Hoy hace 34 años mi padre fue asesinado, ese día lo perdí para siempre. Firmó la paz, 48 días después lo mataron, aun así las mujeres y hombres del M19 cumplieron, la paz fue el camino que heredamos”, escribió.