Como Brenda Velásquez Iriarte, de 17 años de edad, fue identificada la joven que murió tras la explosión de una polvorería clandestina en el barrio El Sinaí de la ciudad de Sincelejo.
De acuerdo con las autoridades, la víctima permanecía en un centro asistencial de dicha población, luego de resultar gravemente herida por la acumulación de estos peligrosos elementos en su vivienda, donde funcionaba de forma ilegal esta clase de comercio.
Luego, y como bien reportaron medios de comunicación del norte del país, Brenda Velásquez Iriarte fue atendida en la clínica Santa María y luego remitida de urgencias a Montería para una atención por parte de médicos especialistas, pero su humanidad no soportó las heridas padecidas y murió en vísperas de Navidad.
Y es que posiblemente en la casa donde vivía Brenda Velásquez Iriarte, en la carrera 2H, funcionaba desde hace varios años una venta clandestina de juegos pirotécnicos y había abundante acumulación de pólvora, como indicaron las autoridades de Sincelejo.
Es probable que una mala manipulación de los elementos destinados para esta clase de ventan ocasionó la mortal emergencia cerca del sitio donde se encontraba la adolescente, quien fue afectada en el ciento por ciento de su cuerpo, de acuerdo con las informaciones de los médicos que le brindaron la correspondiente atención.
Hay que indicar que el barrio Sinaí de Sincelejo, al suroriente de la ciudad, es una zona vulnerable y de difícil acceso para automóviles y motocicletas. Para ingresar hasta la vivienda hay que caminar un tramo bastante grande y “peligroso”, según la denuncia de la comunidad, por la presencia de delincuentes.
De acuerdo con habitantes del sector, la onda expansiva que se generó por la explosión en esta vivienda que la misma se escuchó varios kilómetros a la redonda, inclusive en veredas cercanas al barrio, escenario de esta emergencia.
Desde el inicio de esta situación, el estado de salud de Brenda fue crítico y así lo hicieron saber los médicos a sus queridos. De hecho, fue recluida en un cuarto especial, muy frío, buscando que las heridas la lastimaran lo menos posible, pero siempre necesitó de la atención especializada que se le podía brindar en una clínica de alta complejidad en las ciudades Montería, Cartagena o Barranquilla.
De hecho, los galenos en Sincelejo tuvieron el temor de trasladar a Brenda Velásquez a otra ciudad, por su delicado estado de salud y con el riego de que en el viaje podía perder la vida durante el recorrido.
Ya en las horas de la noche del 23 de diciembre, en vísperas de la Navidad, su familia recibió la noticia de que Brenda Velásquez Iriarte no resistió más y falleció.