A pesar de que Colombia es un país democrático en donde hay derecho a la libertad de prensa para medios de comunicación tanto privados como públicos, este 2024 parece cerrar con un panorama algo desalentador para el ejercicio de los periodistas.
Y es que el más reciente informe anual de la ONG internacional Reporteros Sin Fronteras (RSF), que desde 1995 da a conocer cada año sobre el panorama del ejercicio de la prensa a nivel mundial, reveló que Colombia durante el 2024 fue el segundo país del continente americano más peligroso para ejercer el periodismo, solo por detrás de México.
La principal razón por la que el país se encuentra en este preocupante panorama es porque a lo largo de este año fueron asesinados dos periodistas por ejercer su profesión. Se tratan del veedor Jaime Vásquez en Cúcuta, el 14 de abril y del director de la radio comunitaria Sonora Estéreo, Mardonio Mejía Mendoza, en San Pedro (Sucre) el 24 de enero.
A nivel mundial, Colombia ocupó el séptimo lugar de una lista de 17 países, en el cual comparte la cifra de dos homicidios de periodistas junto a Ucrania y Líbano. Estos dos países han estado en guerra respectivamente con Rusia desde febrero de 2022 y con Israel desde octubre de 2023.
Más arriba de Colombia, el listado de homicidios de periodistas a nivel mundial lo lideran Palestina (16), Pakistán (7), Bangladesh (5), México (5), Sudán (4) y Birmania (3). En el informe, RSF responsabiliza a las Fuerzas Armadas de Israel por el tercio de la muerte de todos los periodistas en 2024 en el planeta, mientras que en el caso de Colombia son grupos armados no identificados.
En un informe separado sobre la situación en América Latina, RSF reitera la importancia “esencial” de mecanismos estatales de seguridad para los periodistas.
“En los últimos diez años, Colombia, México, Brasil y Honduras han establecido mecanismos de protección de este tipo. Más recientemente, Ecuador y Perú han lanzado iniciativas de protección en respuesta al aumento de ataques”, explica el texto.
Es importante mencionar que esta ONG solo registra a los periodistas cuya muerte ha sido establecida “de forma comprobada como resultado de su actividad” y no “aquellos atacados por motivos ajenos a su profesión o para los cuales aún no se ha podido confirmar el vínculo con su trabajo”.
Asimismo, RSF en América Latina preconiza diez medidas concretas, entre ellas un protocolo específico que tenga en cuenta las necesidades de viajar de los reporteros, o la salvaguardia de la privacidad de sus fuentes.
*Con información de AFP y redacción de El País