Colombia celebra este jueves, 13 de julio, la decisión tomada por la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que desestimó las pretensiones de Nicaragua de ampliar su plataforma continental hasta una zona biodiversa del Caribe cercana a islas de Colombia.
La Corte Internacional de Justicia determinó que Nicaragua no puede extender su plataforma continental más allá de 200 millas desde su costa, como lo solicitaba en la última de las tres demandas que interpuso contra Colombia desde 2001.
Los representantes de Nicaragua en La Haya alegaban tener derechos sobre el lecho y el subsuelo marinos. Sin embargo, extender su plataforma hubiese significado solaparse con la zona económica exclusiva de siete islas de Colombia, incluida la turística San Andrés.
Después del fallo de la Corte a favor de Colombia, Nicaragua cumplirá “como siempre” el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que rechazó la pretensión de Managua de extender su plataforma marítima en el Caribe, afirmó el agente del país centroamericano, Carlos Argüello.
Además, Argüello añadió que “hay áreas todavía que no quedaron comprendidas en la sentencia” y dijo que Nicaragua estudiará la sentencia para proceder en la recuperación de su territorio y en la delimitación de las fronteras marinas.
¿Cómo se vive en las islas disputadas entre Colombia y Nicaragua?
El fallo emitido por la CIJ el 19 de noviembre de 2012 otorgó a Nicaragua 75.000 kilómetros cuadrados de mar territorial colombiano en la jurisdicción de las islas de San Andrés y Providencia. Sin embargo, Colombia no acató esta decisión y se retiró del Pacto de Bogotá, que buscaba la resolución pacífica de conflictos. Posteriormente, la CIJ confirmó la soberanía de las tres islas mayores (San Andrés, Providencia y Santa Catalina) y de siete islas menores y cayos: Alburquerque, Serrana, Serranilla, Bajo Nuevo, Bolívar, Roncador y Quitasueño. Estas islas son hogar de comunidades que viven de diversas formas y tienen diferentes formas de vida.
En el caso de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, estas islas son territorio colombiano y están habitadas principalmente por población de ascendencia afrodescendiente y raizal. La economía de estas islas se basa en actividades como el turismo, la pesca y la agricultura. Los habitantes se dedican a actividades relacionadas con la hostelería, el transporte marítimo, la artesanía y la agricultura.
En cuanto a las islas y cayos disputados entre Colombia y Nicaragua, la presencia de población es limitada y se encuentran principalmente comunidades de pescadores y buzos. Estas comunidades dependen en gran medida de los recursos marinos para su sustento y subsistencia.
La vida en San Andrés, Providencia y Santa Catalina se caracteriza por su ambiente caribeño, sus hermosas playas de aguas cristalinas, su rica cultura y su gente amable y acogedora.
San Andrés
Es la isla más grande y más desarrollada del archipiélago. Allí se encontrará una amplia oferta de hoteles, restaurantes, bares, tiendas y actividades turísticas. La economía de San Andrés se basa principalmente en el turismo. Los habitantes locales, conocidos como raizales, se dedican a actividades relacionadas con la pesca, la agricultura y el comercio.
Providencia
Es una isla más pequeña y menos desarrollada que San Andrés. Conserva su encanto tradicional y su ambiente relajado. La vida en Providencia es más tranquila y se enfoca en el turismo sostenible y la preservación de la cultura raizal. La comunidad raizal de Providencia se dedica a la pesca, la agricultura y actividades relacionadas con el turismo, como el buceo y el snorkel.
Santa Catalina
Es una pequeña isla ubicada cerca de Providencia y es conocida por su belleza natural y su ambiente tranquilo. Santa Catalina es un destino popular para aquellos que buscan una experiencia más aislada y relajada. Allí se encontrarán playas vírgenes, exuberante vegetación y una comunidad raizal dedicada a la pesca y el turismo.
En general, la vida en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina se caracteriza por su ambiente caribeño, su rica cultura raizal, su diversidad natural y su enfoque en el turismo sostenible. Los habitantes locales son amigables y acogedores, y la vida gira en torno a la belleza del mar y la preservación de la identidad cultural raizal.
Cabe recordar que la disputa territorial entre Colombia y Nicaragua ha generado tensiones y desafíos para las comunidades que viven en estas áreas. Sin embargo, las comunidades locales han desarrollado sus formas de vida y han adaptado sus actividades económicas a pesar de la incertidumbre y las disputas territoriales.