El presidente de la República, Iván Duque Márquez, fue elegido en medio de una gran polarización política en el país como consecuencia del Acuerdo de Paz firmado hace dos años con las Farc; escepticismo por su poca experiencia en el sector público y múltiples críticas sobre su independencia frente al expresidente y líder natural del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez.
Tras haber cumplido su primer mes de Gobierno, sus decisiones han ido marcando la que será su ruta de trabajo para los próximos cuatro años, que se va ajustando en la medida que pasan los días.
Por ejemplo, para muchos, uno de los grandes logros de Duque fue poder reunir todas las fuerzas políticas sobre un punto común: la necesidad de hacer reformas de lucha contra la corrupción, pese a que la Consulta no alcanzó el umbral en las urnas, que obligaba a que los siete puntos en cuestión fueran vinculantes en el Congreso de la República.
Alrededor de este tema el Mandatario logró sentar en una sola mesa al Centro Democrático y a las Farc, luego de una tensa oposición, y le dio legitimidad política por parte de su Gobierno al partido de la antigua guerrilla. Pero lo más importante es que pudo llegar a acuerdos sobre una agenda legislativa con la que se pretende cambiar la forma de hacer política en el país para luchar contra la corrupción estatal, que según cálculos de la Procuraduría General de la Nación le cuesta al país cerca de $50 billones.
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Frente a este tema, Mauricio Jaramillo, experto en política y profesor de la Universidad de Rosario, opina que este hecho fue un avance importante, en especial porque el Presidente logró tomar distancia frente a la posición ambigua del Centro Democrático en relación a la consulta.
“Digamos que decidió no asumir una posición leguleya frente al resultado de las urnas y dijo bueno, no se alcanzó el umbral, pero el clamor de 11,6 millones de colombianos no se puede ignorar”, añade.
Patricia Muñoz, experta en política y docente de la Universidad Javeriana, comparte esta posición y agrega que este fue un gran acierto del Mandatario, en especial porque logró aislarse de la posición radical de su partido.
El analista de la Universidad Nacional, Alejo Vargas, señala que esta ha sido de las buenas decisiones que ha tomado Duque, sobre todo porque hasta el momento ha sido la única concreción frente a lo que planteó en su posesión.
A este hecho se suma, según el profesor y experto en política de la Universidad Externado, Carlos Andrés Arias Orjuela, que con esta acción el Jefe de Estado pudo mostrarse como un gobernante que tiene la capacidad de escuchar y puede buscar la convergencia de distintos sectores ideológicos en el país.
Por otro lado, un importante hecho que anunció el Presidente en materia de política exterior y con el que empezó a dibujar la línea de cómo llevará las relaciones con los vecinos, fue el inicio del proceso para que Colombia salga de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), argumentando que ha sido una institución pasiva frente a la crisis política y económica que atraviesa Venezuela.
En este sentido, la analista Patricia Muñoz considera que esta acción puede catalogarse como un acierto en la medida que Iván Duque cumple con uno de los puntos que había puesto en la mesa de discusión durante la campaña: “Además refleja una posición de Gobierno frente al Estado venezolano y muestra coherencia en términos de las líneas de acción de lo que ha prometido”.
Sin embargo, Mauricio Jaramillo cree que la de salir de Unasur es una decisión precipitada porque “hemos sido muy duros con Venezuela, consecuentes y coherentes; pero cerrar una posibilidad de diálogo con ese régimen nos deja muy pocos chances de maniobra para aliviar el drama de esos migrantes venezolanos. Salir de Unasur cierra espacios de integración con los demás países suramericanos. Cierra espacios con los proyectos de infraestructura y de cultura. Creo que allí hubo un retroceso y fue una decisión que se tomó en el calor electoral”.
Alejo Vargas apoya esta teoría y sostiene que el problema no es cuál ha sido la posición de Unasur, sino que Colombia se retiró sin hacer una propuesta para poder mejorar esta situación. “Es un esfuerzo de integración que era importante, que desafortunadamente está viviendo un cierto bache, pero eso no significa que no valga la pena tratar de empujarla y mantenerla”.
No obstante, el analista sostiene que la promoción de una política multilateral en relación a la atención de migrantes venezolanos ha sido adecuada de la manera como la ha incentivado el Presidente y el canciller Carlos Holmes Trujillo, pero que “evidentemente Colombia tiene que seguir manteniendo algún tipo de vínculo con el Gobierno de Venezuela porque es nuestro vecino y es mejor resolver los problemas con algún tipo de vínculo que sin tenerlos”.
En cuanto a la no intervención del Presidente en la elección del contralor general de la República, Jaramillo asegura que fue algo inteligente, coherente con el discurso de no politizar los entes de control y de negarse a repartir mermelada. “Tomar esa distancia es sano, es coherente con un país al que se le acabó la paciencia con el clientelismo”, añade.
“El hecho de haberse alejado de todo el manejo político que representa la elección de contralor en el Congreso de la República coloca al Gobernante en una posición neutral. Involucrarse en estos aspectos políticos lo hubiesen obligado a distribuir la famosa mermelada como incentivo a los congresistas, que por supuesto, dejaría de ser consecuente con lo que ha venido promulgando en términos de gobernar con los mejores de manera independiente”, agrega Patricia Muñoz.
También precisa que el nombramiento del gabinete ministerial fue un acierto en general: “Digamos que el compromiso técnico de la mayoría de los ministros en la experiencia y el conocimiento responde más a un interés de meritocracia. En esa medida se puede mirar como un acierto, pero como un desacierto que esos nombramientos están distanciados de las realidades territoriales”.
En su voz
”Estoy muy contento porque le hemos mostrado al país que hay un compromiso grande por retomar la seguridad. De tomar una decisión clara para que no sigan los jíbaros en los parques llevándole vicio a los muchachos; queremos una política integral de prevención desde la familia, el colegio, pero que la Policía tenga instrumentos para decomisar la droga, sin judicializar al consumidor.
Me siento muy contento por las líneas generales trazadas de política, lucha anticorrupción y el sistema tributario que es más progresivo; de haber estado en mas de 20 lugares del país”, dijo el presidente Iván Duque.
La Consulta Anticorrupción necesitaba de doce millones de votos para ser vinculante en el Congreso de la República, y aunque solo obtuvo 11,6, el presidente Duque tramitará un proyecto para darle vida.
¿En qué se va rajando el nuevo Gobierno?
La última gran polémica en el Gobierno de Duque está relacionada con la decisión de expedir un decreto que faculta a la Policía Nacional para quitar la dosis mínima de droga en los espacios públicos.
El analista Mauricio Jaramillo cree que la forma como se presentó ha sido muy atropellada y “torpe” porque son los médicos quienes tienen que certificar si las personas pueden tener este tipo de sustancias.
“Estoy en contra de que la gente consuma droga en la calle y me parece que la Policía debe hacer la incautación, pero la forma en la que lo presentó el Presidente fue terrible”, dice Jaramillo.
El profesor Alejo Vargas añade que este decreto no tiene sentido porque eso va a producir que se criminalicen a los consumidores ocasionales o permanentes de marihuana y eventualmente se fortalezca a los jíbaros: “Es un desgaste que probablemente intenta dar respuesta a algunos sectores de opinión que creen que el tema se resuelve por esa vía, pero me parece que no es una buena decisión”.
Otra de las polémicas tiene que ver con el anuncio de gravar la canasta familiar, anunciada por el ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla. Al respecto, Jaramillo sostiene que esta iniciativa es una medida contractiva y regresiva que golpea a los más pobres y que va a generar un problema de gobernabilidad.
Mientras que Vargas indica que esto ha sido una equivocación y que “al Presidente le ha faltado darle más línea a los ministros para que antes de opinar, se acuerden en el interior del Gobierno las posiciones”.
Patricia Muñoz asegura además que es un tema que para la opinión pública es confuso: “Parecería escucharse algunas manifestaciones desde el Ministerio de Hacienda, otras de otros sectores y la confusión que está reinando no juega a favor de los ciudadanos”.
Una actitud polémica del presidente Duque y que puede afectar sus planes de Gobierno, fue el hecho de no haber conformado una colisión fuerte en el Congreso, donde solo tendrá el apoyo del Centro Democrático, del partido de La U y los conservadores.
En este sentido, Mauricio Jaramillo asegura que lo que se puede criticar en esta acción es la posición de algunos partidos más que la posición del Gobierno como tal. “Me parece muy difícil echarle la culpa al Gobierno por posiciones tan poco decorosas como la del partido Liberal”. Pero para Alejo Vargas, el hecho de que el Presidente no se haya valido de la ‘mermelada’ es positivo, aunque hay quienes sostienen que sí tuvo que ‘endulzar’ a algunos congresistas de La U.
Aunque resaltan los nombramientos técnicos en el Gabinete, sí generó molestia la designación de Alejandro Ordóñez en la OEA. Incluso, se están recogiendo firmas para pedir que se revalúe la decisión. Igual ocurrió con Claudia Ortiz, quien ocuparía la UNP.