El paraninfo Francisco José de Caldas de la Universidad del Cauca fue el escenario de cómo los camuflados y los fusiles se convirtieron en togas, birretes y diplomas, luego que 35 ex combatientes de las Farc, entre ellos 'Pablo Catatumbo', alcanzaran el título de bachiller académico.
Y es que esta actividad debía celebrarse por todo los alto, porque por primera vez en la vida de estos desmovilizados, conquistaban algo con estudio, repasos, exámenes y debates, como la apuesta de ellos a la paz de Colombia, luego dejar atrás la armas y convertirse en luchadores políticos.
“Tocó de nuevo repasar, trasnochar, llenar los módulos, volver a ver cálculo, física, química, historia, esas materias que estudié en mi bachillerato en el colegio Santa Librada en Cali, por allá en 1970, pero como no hay registro sistematizado, ni ordenado en este colegio, me tocó volver a validar mi bachillerato”, dice el senador Pablo Catatumbo, uno de los estudiantes que este sábado recibieron la acreditación como bachiller.
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Pero este exlíder rebelde, que estuvo a punto de morir en un operativo ejecutado por el entonces general del Ejército Leonardo Barrera en Morales, Cauca, es solo la figura visible de este proceso académico adelantado por jóvenes que por diversas cuestiones no pudieron estudiar.
Como el caso de Jairo, un desmovilizado de 41 años de edad que entró en su juventud a esa guerrilla, dejando atrás la posibilidad de hacer el bachillerato para entenderse con los rigores de la guerra, en el departamento del Tolima. Luego, por ese ambiente bélico, terminó en el Cauca.
“De pelado me fui de la casa y me uní a la guerrilla para poder sobrevivir, comer, vestirme, entonces nunca pude estudiar, era algo que siempre me causó un malestar porque era lo que me indicaban mis padres, pero bueno, pasé como 21 años en la guerrilla, y apenas surgió la posibilidad de hacer el bachillerato, con el acuerdo de paz, me inscribí de una”, dice este ex combatiente, quien llegó muy temprano al paraninfo en compañía de su esposa e hijas para probarse la toga y el birrete. Ahora busca cursar estudios en electricidad.
Eso mismo hicieron sus compañeros y compañeras, quienes madrugaron para desplazarse desde la zona rural de Buenos Aires, donde están concentrados, o de otros lugares del departamento para recibir este título, luego de estudiar alrededor de un año y medio en el instituto educativo Bachillerato Formal de Adultos del Cauca, con sede en Popayán.
“Una experiencia gratificante porque es un apuesta a la paz de mi país, de permitirles a estos jóvenes o adultos educarse para servir a su comunidad, a la sociedad, pero a la vez, abriles el espacio para reconciliarse, como lo presenciamos muchas veces cuando ellos mismos se atrevían a pedir perdón a policías heridos en combates, eso es ir construyendo una Colombia mejor, desde la educación”, explica Claudia Patricia Giraldo Carmona, rectora de la institución académica que lideró esta iniciativa, con la cual alrededor 300 ex combatientes ya se han formado como bachilleres.
Como Yeimi Juliana Serna, una mamá desmovilizada que no contuvo las lágrimas a la hora de recibir su diploma, luego de estudiar temas que eran completamente desconocidos para ella, como ecuaciones, variables y demás. Su familia la acompañaba en la graduación.
“Feliz porque estamos cumpliendo nuestra palabra de luchar políticamente para superar los problemas del país, les demostramos a mucha gente que dejamos las armas para dejaran atrás ese odio hacia nosotros y que nos dejaran de responsabilizar de ser los causantes de la tragedia colombiana, claro, ahora con nuestra forma de lucha quedó evidenciado que el problema no éramos nosotros, eso significa graduarnos como bachiller”, manifiesta Yeimi Juliana Serna, quien junto con sus compañeros lanzó el birrete al culminar la ceremonia, en medio de un grito de alegría.
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El momento cumbre de la ceremonia, donde asistieron familiares y otros desmovilizados, y pocos medios de comunicación, fue cuando nombraron a Manuel Santos Yatacué Ramos, asesinado a principios de diciembre. Un compañero, entonces, recibió su diploma en su nombre, porque su amigo murió cuando precisamente cursaba los estudios presenciales, semipresenciales y virtuales.
“La educación es ahora nuestra herramienta para exigir un país mejor, es la apuesta que hacemos como colombianos de transformar a Colombia, de cumplir la consigna de nuestro libertador Simón Bolívar de romper las cadenas, venciendo la ignorancia, acá estamos los hijos de las clases menos favorecidas saliendo adelante, con esfuerzo, para ser solidarios y ayudar a más colombianos a formarse como personas de bien”, manifestó Pablo Catatumbo al recibir su diploma al lado de los demás ex combatientes.
Al final, estos 35 colombianos sonrieron mientras portaban orgullosos su título de bachiller al lado de familiares y amigos que los aplaudían, como forma de recordarles que caminan por el duro camino, pero correcto, de la paz.