Al ver que a los dos días de que la avioneta se estrellara se quedaron sin provisiones, Lesly Mucutuy, la mayor de los sobrevivientes, con solo 14 años de edad, decidió que si querían seguir con vida deberían abandonar el lugar y empezar a recorrer la selva del Guaviare en busca de alimento, que la mantuvieran a ella y a sus tres hermanos, entre ellos un bebé, fuertes para esperar su rescate.
Por la caída de la avioneta a causa de un daño en el motor, la menor tuvo una lesión en su pierna izquierda que le impedía ponerse en pie, razón por la que se desplazó por 20 días de rodillas, apoyada en su cadera y con el bebé en brazos, mientras se ayudaba de la vegetación para avanzar y guiar a sus hermanos.
Para el informe provisional de la investigación por parte de la Aerocivil, se entrevistó a la niña que en el texto es llamada la ‘Superviviente Entrevistada’, para que contara cómo se desarrollaron los momentos antes del accidente que les costó 39 días en la selva.
Según ella, el equipaje de su familia consistía de dos maletas que contenían ropa, elementos de aseo y otros elementos personales, las cuales fueron ubicados en la parte posterior de la aeronave.
Manifestó que observó el momento en el que la aeronave fue abastecida de combustible y que, pese a que se presentaron algunas dificultades para realizar la puesta en marcha del motor, el piloto hizo algunas maniobras y el vehículo se puso en marcha.
Indicó que el piloto les proporcionó algunas indicaciones de seguridad, relacionados con el ajuste de los sistemas de restricción e indicaciones del tiempo de vuelo hasta el destino. Después, escuchó las comunicaciones que sostuvo con el ATC, en las que avisaba del malfuncionamiento del motor de la aeronave.
Ya en el aire, la aeronave cambiaba constantemente de altura y presentaba movimientos de arriba a abajo, acompañados de un sonido irregular del motor, de acuerdo con su percepción. Luego, tras unos minutos de vuelo, el piloto reiteró la falla en el motor y anunció que haría un aterrizaje de emergencia.
En ese momento, le indicó a la tripulación que desabrocharan sus cinturones de seguridad y abrieran la puerta, ellos siguieron las instrucciones y adoptaron una posición fetal, protegiendo su cabeza, inclinados hacia adelante.
El bebé estaba en los brazos de la madre, quien lo protegió con su cuerpo, momentos previos al impacto contra el terreno.
Los llantos de sus hermanos más pequeños despertaron de su inconciencia a Lesly tras el golpe en la cabeza que recibió por el accidente, dejando de lado que presentaba un sangrado bastante pronunciado, asistió a los tres pequeños ayudándose de vendas de un kit que encontró en la aeronave destruida y prendas rasgadas para limpiar las heridas.
A sus hermanos tuvo que liberarlos de piezas de la avioneta que estaban aprisionándolos y al bebé, que tenía síntomas de sofocamiento por el peso de la madre que yacía sobre él, sin vida. Luego de tranquilizarlos, y que se recuperaran un poco de lo sucedido por dos días, emprendieron su travesía en la selva por más de un mes antes de ser rescatados por el Ejército colombiano.