Los ‘simulacros’ de toque de queda anunciados este miércoles por las autoridades en el Valle y Bogotá, que buscan disminuir la movilidad de todos los ciudadanos durante el fin de semana, son las primeras intenciones de aislamiento forzoso contra el Covid-19 en el país.
Hasta ahora, en Colombia se han tomado acciones como la cancelación de clases, el aislamiento de las personas contagiadas -o con sospecha- y el confinamiento de personas de la tercera edad. Este tipo de medidas son consideradas ‘de mitigación’ por la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, las cifras siguen en aumento: mientras en los primeros cinco días se registraron 9 casos nuevos, solo este miércoles se informó de 27 en el país.
Por ello, es natural preguntarse si en Colombia se necesitan medidas llamadas ‘de supresión’, que son más radicales, como las cuarentenas implementadas en Italia, en España y una región de China.
En estas cuarentenas, que pueden extenderse por alrededor de cuatro semanas, se obliga a las personas a permanecer en casa, reduciendo al máximo la movilidad de individuos y el ritmo de contagio del virus.
En Europa, los países Francia, España e Italia han decretado cuarentenas obligatorias en todo el territorio. Sin embargo, lo hicieron cuando los casos de contagio promediaban los 7.000.
Esto recomienda César Burgos, presidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas.
“La preocupación radica en la velocidad de contagio tan rápida que tiene el país. Estábamos en un promedio de 7 casos nuevos por día y ahora estamos en 15,4 personas por día”, explica el médico.
Y plantea su idea: “Nuestra propuesta es una cuarentena, entendiendo que debe tener excepciones para personas de la salud, proveedores de alimentos, entre otros, como ha venido ocurriendo en estos países de Europa”.
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Si se mira al ‘viejo continente’, las cuarentenas empezaron cuando las cifras de casos y muertos eran mucho más altas que en Colombia.
Italia, por ejemplo, implementó una primera fase de cuarentena el pasado 9 de marzo en su región norte, cuando ya tenía 5.000 casos y 233 muertos. Tres días después decretó para todo el país.
España estableció la cuarentena el pasado domingo 15 de marzo, cuando tenía 8.278 casos y 136 muertes.
Y Francia lo hizo el pasado lunes, con 6.633 casos y 148 muertes.
Las primeras medidas de aislamiento tomadas en los países están enfocadas a contagiados, sospechosos y poblaciones vulnerables, como los ancianos.
Al respecto, recientemente el centro de estudios Imperial College de Londres desarrolló un modelo matemático de la evolución del virus en un escenario en el que se toman acciones laxas de ‘mitigación’ y otro, en donde se realizan labores de ‘supresión’, como el aislamiento forzoso o cuarentena.
Para el centro de estudios, “la política correcta para atender la pandemia es la supresión (aislamiento forzoso)” que rompe las cadenas de transmisión y reduce los casos a lo más bajo posible.
Además, porque reduce en dos tercios la demanda de atención médica en los países, que es uno de los asuntos críticos de la discusión.
Así lo explica también Miyerlandi Torres, la secretaria de Salud de Cali: “El aislamiento que buscamos con el simulacro de toque de queda no es frenar la epidemia, que no se puede, sino ‘dosificar’ los casos, aplanar la curva de crecimiento. Así podemos evitar que muchos se infecten al mismo tiempo y que colapsen los servicios de salud”.
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Un problema en Cali, ante un eventual crecimiento desbordado de los casos, es que la ciudad tiene ocupado el 90% de las 500 camas de cuidados intensivos disponibles en centros médicos. Si suben los casos, muchos de ellos serán críticos y la ciudad no tendrá cómo atenderlos.
Por ello, existe consenso en que la medida ideal es el ‘distanciamiento social’, sea o no obligatorio.
Sin embargo, para el epidemiólogo Fabián Méndez, se debe tener en cuenta el momento de la epidemia para decretar un distanciamiento forzoso, pues existe el riesgo de decretar una cuarentena “antes de tiempo” y verse obligados a levantarla en unas semanas, cuando el virus todavía esté circulando en el mundo, haya muchas personas sin haber sido contagiadas y aún no sean inmunes.
“El problema es que se corta la transmisión del virus y hace que todavía haya mucha gente susceptible de contagio. Entonces cuando se relajan las medidas, esos susceptibles pueden volver a producir otro pico, que es el ‘rebound’ (rebote)”, explica.
Ante la imposibilidad de detener la epidemia, la intención de las autoridades es lograr que el avance sea lo más lento posible para no sobre- cargar los servicios médicos y poder atender a los pacientes.
Y es naturalmente imposible para un país implementar dos cuarentenas o una suficientemente larga para esperar a que se encuentre una vacuna o el virus deje de circular.
En ese sentido, aunque el país parece estar lejos aún de las cifras de contagios que llevaron a los europeos a decretar cuarentenas, sí hay consenso en la necesidad de realizar cuarentenas ‘cortas’, como los ‘toque de queda’ que intentaron en el Valle. O el aislamiento ordenado por el Gobierno para los mayores de 70 años.
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