De acuerdo con el Grupo Especial para la Lucha contra el Maltrato Animal (Gelma), en Colombia se han registrado 61 casos de maltrato a perros, en los que han sido abusados sexualmente. Es la cifra acumulada desde que entró en vigencia la Ley 1774 de 2016, sin embargo, se estima hay más casos, pero que no fueron denunciados.
Por departamentos, los abusos sexuales a perros se han distribuido así: en Cundinamarca van ocho casos, en Santander, Tolima y Medellín, seis. En Boyacá y Valle del Cauca, cinco. En Magdalena Medio, Casanare, Huila y Cali, tres casos. En Norte de Santander, dos. Y en Antioquia, Cauca, César, Putumayo y San Andrés se presentó un caso de abuso sexual por cada departamento.
Al respecto, la senadora Andrea Padilla, quien se ha caracterizado por defender los derechos de los animales, señala que entre enero de 2019 y agosto de 2023 se han adelantado procesos judiciales por 45 delitos de maltrato animal, con el agravante de abuso sexual a perros. “Sin embargo, la cifra de actos sexuales abusivos con animales debe ser elevadísima. Hay regiones del país donde violar a animales de distintas especies es considerado normal, incluso, una práctica cultural”, agrega la senadora del Partido Alianza Verde.
Los casos de zoofilia con perros que se han registrado en los medios de comunicación, así como en redes sociales, generan repudio general. Casos como el de Toby en Kennedy, el de Zeus en Bosa, la violación de una perrita en la Séptima Brigada del Ejército en el Meta o del pastor alemán reportado en San Rafael, Antioquia, son solo algunos. También se han conocido otros casos de perversión, como el de un perro pitbull que vivía en el barrio Oasis, en Soacha, que fue amarrado y abusado sexualmente por varios hombres, hasta su muerte.
Pese al rechazo, como aclara la senadora Padilla, “bajo la legislación actual, quien viole a un animal, cualquiera que sea su especie, no comete un delito, sino un maltrato sancionable con multa. El delito contra un animal es excarcelable. De manera que para que un violador de animales vaya a la cárcel tiene que haber cometido alguna conducta grave, tipificada en el Código Penal. En Colombia no hay justicia para los animales”.
El psicólogo Carlos Alberto Crespo, hace una claridad importante sobre estos actos de violencia contra los animales, aunque “zoofilia es la palabra más utilizada desde la psicología, pero para mí estamos hablando de especismo, que tiene que ver con la dominación de los humanos a los animales. El que hace esto se siente poderoso al momento de satisfacer sus gustos”.
Los casos de violaciones a perros crecen si se empieza a investigar con las personas a cargo de resguardos, veterinarias y animalistas. Como cuenta María Elcy Bedoya, del hogar de paso Salvando Huellas, ubicado en Ciudad Bolívar, “en esa localidad hay mucho maltrato de este tipo. La crisis de los animalitos es inmensa. Tratamos de hacer lo que más podamos, pero no hay castigos fuertes para estos abusadores”.
Para generar más conciencia y no dejar en la impunidad muchos casos de maltrato animal, el activista Andrés Preciado, viraliza videos compartidos por la comunidad en sus redes sociales, dejando en evidencia a los abusadores y pervertidos, por lo que ha recibido no pocas amenazas. Con sus publicaciones, el activista busca que la comunidad denuncie la crueldad hacia los animales.
“Una persona que hace esto con un perro lo puede hacer también con un niño. Cualquier caso es aberrante, no sabemos a ciencia cierta cada abusador cuántos perritos ha maltratado. Desde Soacha recibimos un caso en el que empalaron un perrito y le metieron cosas en sus partes íntimas”, aseguró Preciado.
El Grupo Gelma indica que en la mayoría de los casos, los abusadores de los perros son sus propios dueños. “Tratamos un suceso de un hombre que fue observado por sus vecinos abusando de su peludita en una terraza. Desde el Gelma investigamos y trabajamos con un programa llamado Futuro Colombia en el tema de la prevención”, informó Juan Miguel Torres, fiscal coordinador del Gelma.
Los perros abusados sexualmente, cuando sobreviven, quedan con desgarramientos, el recto dilatado, las orejas rasgadas o fracturadas por el sometimiento, con dolor al defecar, además de serios traumas en su comportamiento, como ansiedad y estrés.
Como explicó María Paula Caipa, etóloga y veterinaria del Grupo Gelma, “por dentro puede haber ruptura de tejidos, huesos o displasia de cadera. Todo puede desencadenar problemas como depresión por el nivel de maltrato, que es tan grande”.
Los violadores, por su parte, se exponen a contraer infecciones como las brucelosis, leptospirosis o fiebre Q (enfermedad infecciosa causada por la bacteria Coxiella burnetii). También, pueden adquirir hidatidosis, una enfermedad parasitaria que se transmite por las heces de perros y que genera quistes. Por casos como estos, en Brasil, se asoció el cáncer de pene con prácticas de zoofilia.