El suicidio de la doctora Catalina Gutiérrez Zuluaga, la médica residente de la Universidad Javeriana de Bogotá, no es el único caso. Horas más tarde de la noticia que sacudió a Colombia y al gremio médico, Julián Fernández Niño, subsecretario de Salud Pública en Bogotá, escribió en su cuenta de X:

“Mi prima se suicidó en el internado médico el año pasado. Cuando le dieron el grado póstumo, el rector de la Universidad de Boyacá tuvo que mirar el documento, ya que ni siquiera se aprendió su nombre. Eso fue supremamente doloroso para su familia. La universidad nunca la protegió. Su nombre era Luisa Fernanda Camargo Niño. Y los especialistas que la maltratan siguen enseñando en esa universidad”.

Vista desde afuera, la vida de los médicos luce glamurosa, deseable. Sin embargo pareciera que hay que pagar un alto costo en la salud mental para ejercer la vocación. A la carga natural de estrés que implica la responsabilidad de la carrera, se suma un entorno de acoso laboral, sexual y malos tratos, en un régimen de enseñanza que se asemeja al militar.

La prevalencia de depresión entre médicos es alta debido al constante grado de estrés al que están sometidos. | Foto: © 2020 David Pereiras

En un comunicado firmado por su presidenta - la doctora Olga Lucia Herrera Losada - la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación advirtió que, durante 2024, y según datos de Medicina Legal, ha habido un aumento del 25% en los suicidios de profesionales de la salud en comparación con el año anterior.

“Colombia ha sido testigo de un alarmante incremento en los casos de suicidio entre los profesionales y estudiantes de la salud; estudiantes de carreras relacionadas con la salud también han mostrado un incremento significativo en las tasas de suicidio”, dice el comunicado.

En la Universidad Libre de Cali se tiene registro de dos estudiantes de medicina y psicología que intentaron quitarse la vida. Su rectora, la doctora Diana Milena Martínez Buitrago, asegura que los alumnos fueron trasladados al Hospital Psiquiátrico, donde estuvieron hospitalizados, e ingresaron a un programa de atención especializada. Los dos estudiantes ya regresaron a sus clases.

Ambos tenían antecedentes de depresión. Y vivían solos. Llegaron a estudiar a Cali desde el Cauca y otros departamentos. Alrededor del 28% de las personas que están estudiando en la Universidad vienen de afuera, están sin su familia, y eso, sumado a la carga académica y otros factores, puede confluir en ansiedad, depresión, y otros problemas a los que permanecemos atentos – comenta la rectora.

A su ingreso a la Universidad Libre, a los estudiantes se les hace una encuesta para evaluar sus condiciones de vida. En promedio, el 30%, tres de cada diez, tienen problemas de salud mental, lo que llevó a la institución a consolidar un equipo de especialistas para atenderlos.

La prevención del suicidio médico es crucial, y se pueden tomar medidas como la creación de programas de apoyo emocional para los doctores y estudiantes de carreras de la salud. | Foto: IAKOV FILIMONOV

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Una médica de la Universidad Javeriana de Cali dice:

Soy radical. Si de mí dependiera, que echen a todos esos maltratadores que dan clase y trabajan en los hospitales. Pero eso no va a pasar. Las clínicas se quedarían sin especialistas. Son maltratadores, pero muy buenos en lo que hacen. En esta profesión mucha gente es considerada ‘intocable’. Es una condición que se propaga generación tras generación. El abuelo era intocable, el papá era intocable, el hijo ahora es intocable. Por eso uno no puede hablar. Si te ganas un problema te cierran puertas.

Durante el colegio, la doctora suponía estudiar una carrera artística, pero una visita a las universidades lo cambió todo. Sabía que la de medicina era una carrera de alta exigencia, con más de 12 horas de estudio al día, donde se duerme poco. Pero no conocía los maltratos por parte de algunos profesores. Era un asunto del que no se hablaba, hasta el suicidio de la doctora Catalina Gutiérrez Zuluaga.

Uno trata de borrar el maltrato, de no recordar, de decir no importa, pero es una carga adicional. Recuerdo una clase de genética donde una profesora nos trató de ‘ineptos’ porque no sabíamos lo que ella sabía después de décadas de experiencia. En las prácticas clínicas un médico dijo delante de pacientes y compañeros: ‘hagamos de cuenta que usted no acaba de decir esa estupidez’. Te ridiculizan y eso afecta la autoestima. Muchas veces me pregunté si lo mejor era abandonar la carrera, pero aparecía la ilusión de que todo mejorara. Me dieron muchos episodios de ansiedad, depresión, no poder dormir, pensar siempre que tenía que estudiar. Los fines de semana que podía descansar me sentía mal por hacerlo. Uno habla con los compañeros y le dicen eso: te sientes culpable por descansar un día. Además de los maltratos de los profesores, se romantiza la explotación laboral de los médicos.

Los médicos pueden tener dificultades para buscar ayuda debido al estigma social, la falta de tiempo y la presión para mantener una imagen de fortaleza, explica el doctor Jorge Enrique Enciso. | Foto: Antonio Diaz

En la carta que dejó la doctora Catalina Gutiérrez Zuluaga, se lee: “ustedes sí pueden”, refiriéndose a sus compañeros. A la psicóloga Mara Tamayo le llamó la atención: detrás de la frase, explica, está una persona que no se siente valorada para lograr el que era su propósito, ser médica especialista.

Yo trabajé en varios hospitales con el ‘honorable cuerpo médico’, y noté esa sensación de superioridad, de humillación, de mofa, por parte de algunos profesores hacia los residentes que se están especializando y médicos internos. Eso no forma, sino que hace mucho daño. No todas las personas están preparadas para recibir ese tipo de comentarios. Recuerdo que en una clínica un profesor le dijo a un médico residente: ‘usted no sirve, es bruto’. Entre mis pacientes tengo estudiantes de medicina que necesitan desahogarse, canalizar esa cantidad de exigencia, presión y maltrato – dice Mara.

Cuando comenzaron los malos tratos, la médica que estudia en la Javeriana Cali recordó lo que les habían dicho en la inducción: la universidad contaba con un programa de apoyo psicológico. Ella pidió una cita en la Casa Pastoral.

Le comenté a la psicóloga mis problemas personales, las dudas sobre mi valor como futura médica, y ella me interrumpió y me dijo que solo hablaba de sobrecarga académica. Me cerró la consulta. Uno iba a hablar a la facultad de lo que estaba pasando y también respondían a la defensiva, porque se cuida el nombre de la universidad. Hay maltrato en los centros de ayuda, en clase, en la misma facultad.

La excesiva carga laboral es un factor de riesgo para la ansiedad y la depresión. | Foto: GETTY IMAGES

La psicóloga Mara Tamayo se hace varias preguntas sobre las áreas de recursos humanos de universidades y hospitales: ¿qué hacen para prevenir el maltrato, sancionarlo? ¿O por la salud mental de profesores y alumnos? ¿Previenen el acoso sexual?

La médica que estudia en la Universidad Javeriana de Cali advierte que son frecuentes los comentarios y las invitaciones inapropiadas por parte de profesores a las alumnas de medicina, que en estos tiempos son mayoría en las aulas.

Especialistas que se ofrecen a llevarte a algún lugar en su carro y en el camino hacen insinuaciones incómodas, o invitaciones que se salen del contexto profesional, piropos sutiles pero constantes que limitan con el acoso sexual.

En la Universidad Libre, tres profesores salieron después de denuncias de las alumnas. Renunciaron antes de que se iniciara formalmente una investigación. La rectora, Diana Milena Martínez Buitrago, asegura que en la institución “no hay nadie intocable”. Recuerda que, por tradición, la Libre ha sido una universidad de abogados, “donde se hace respetar la ley”.

El Insomnio puede ocurrir por situaciones traumáticas, por el uso de medicamentos o como consecuencia de una enfermedad mental como la ansiedad, depresión o el estrés. | Foto: El País

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Detrás de este tipo de situaciones de acoso sexual también hay un ‘choque de generaciones’: en el pasado, que un médico le dijera “mamasita” a una compañera era tolerable, aceptado. Para las nuevas generaciones, no.

Lo mismo sucede con los esquemas de enseñanza “militar” que se han establecido en la medicina, con jerarquías claras que nadie se atrevía a cuestionar. Las nuevas generaciones sí lo hacen y no están dispuestas a soportar gritos ni insultos.

Es algo que viene por tradición y esperamos, se rompa. En la medicina hay una jerarquía marcada y solo se reporta al de arriba, el jefe, y es lo que él diga. A veces uno como residente piensa que el paciente tiene algo diferente a lo que plantea el especialista, pero en medio de esas jerarquías tan estrictas, uno ni habla porque después lo regañan. Mejor se queda callado, otro estrés más. Y muchas veces en esa jerarquía, el de arriba bota el estrés donde puede: el que está abajo – comenta la médica y cirujana plástica Lina Triana, quien enseguida menciona una palabra extraña: ‘anamnesis’.

Los médicos están expuestos a factores de riesgo como el estrés laboral, la presión para tomar decisiones críticas, la exposición a situaciones traumáticas y falta de apoyo emocional. | Foto: El País

Así le llaman en medicina a la exploración clínica – mediante un interrogatorio - que todo médico debe hacer en un paciente para aproximarse a un diagnóstico. En palabras más sencillas, es tomarse el tiempo de conversar con el paciente, saber cuáles son sus dolencias, desde cuándo empezaron, si acaso hay antecedentes, y a partir de esa información ordenar los exámenes clínicos. Pero en el mundo de hoy los médicos no tienen tiempo.

Cada vez tenemos más presiones. No solo a nivel de lo que significa trabajar en la salud de otro ser, sino en el entorno en el que nos movemos. Antes el médico era la persona que iba con un maletín examinando a los pacientes. Como un investigador privado, debía tomarse el tiempo hasta dar con una impresión diagnostica para solicitar los exámenes. Hoy no tenemos tiempo de estudiar al paciente, pero sí tenemos la responsabilidad de saber qué tiene. Y estamos amenazados por las demandas, entonces ya ni siquiera te atreves a dar una impresión diagnostica porque si te equivocas, te pueden demandar. Se solicitan todos los exámenes, para ir a la segura. Tenemos el estrés propio de la profesión, y estamos en un sistema que presiona: exige productividad, no paga a tiempo, en fin. Los médicos tenemos varios frentes donde estamos constantemente estresados – agrega la doctora Triana.

Jorge Enrique Enciso es ginecólogo obstetra, el Presidente de la Federación Colombiana de Sindicatos Médicos, Fecolmed. El doctor Jorge asegura que la situación general del gremio médico en lo laboral “es terrible”, lo que explica en parte lo que sucede con la salud mental de muchos de sus colegas.

– Somos esclavos de la salud.

Colombianos cada vez consultan más por problemas de su salud mental. | Foto: Getty Images

La mayoría de los médicos, explica el doctor Encisco, están contratados por OPS, es decir ‘órdenes de prestación de servicio’. Eso hace que los pagos, además de irrisorios frente a la inversión que se debe hacer para estudiar (un semestre de medicina cuesta entre 20 y 30 millones de pesos), sean tardíos. Por eso no son pocos los médicos que deben someterse al multiempleo.

No tenemos calidad de vida porque como nos pagan tan tarde, y mal, tenemos que trabajar en dos o tres partes y durante turnos muy largos, extenuantes, a veces de más de 24 horas. Eso hace que permanezcamos cansados, no dormimos bien, no vemos a nuestras familias, no tenemos vida social. Como le digo, somos esclavos y no hay programas para cuidar la salud mental de los médicos. Cada uno es una isla separada, porque además es un gremio donde prima el ego y eso hace que seamos muy desunidos. Muchos médicos se sienten solos.

Desde el sindicato médico que lidera el doctor Enciso se señala que es esencial desarrollar programas de apoyo y bienestar que ayuden a los médicos a gestionar el estrés.

El estrés, asegura el doctor Carlos Jaramillo, es una epidemia.

También invita a una reflexión en el proceso de selección de aspirantes a la carrera de medicina. Así como se debe estudiar el nivel de estrés que genera el proceso de formación académica y la formación teórico-práctica, se debe analizar la personalidad de los aspirantes en pre y posgrado, “por el altísimo nivel de responsabilidad que progresivamente deben asumir, sobre todo en especialidades quirúrgicas que requieren un alto grado de estabilidad emocional”.

El psiquiatra Carlos Climent está de acuerdo en que los médicos sometidos a niveles de estrés tan altos deben buscar ayuda profesional para gestionarlo, pero advierte que es necesario que se le dé “un remedio a la dictadura” que se ha establecido en los programas de formación de internos y residentes.

El mensaje es a las directivas de estas instituciones a que llamen la atención a estas personas que están actuando de una manera inhumana, excesiva, dictatorial, desconsiderada, con gente que además está sometida a una presión enorme.

Según estadísticas facilitadas por Arturo Vergara, el presidente del Tribunal de Ética Médica de Cundinamarca, los médicos presentan una tasa de suicidio significativamente más alta en comparación con la población general: entre 1.5 y tres veces.

Se ha denunciado que las agresiones de sus profesores a médicos residentes e internos son cotidianas en el país. | Foto: El País

Las mujeres médicas tienen un riesgo particularmente alto, con una tasa de suicidio 2.5 a 4 veces mayor que la de la población femenina general.

Una investigación de 2016 encontró además que la prevalencia de ideación suicida entre los estudiantes de medicina es del 11.1%.

Los residentes, es decir los médicos que estudian una especialización, también muestran tasas elevadas de suicidio: 28 por 100,000, “que es más alta que la tasa de suicidio de la población general de adultos jóvenes en los Estados Unidos, 14.2 por 100,000″.

La médica que estudia en la Universidad Javeriana de Cali comenta:

Lo que espero es que la próxima generación de médicos que nos estamos formando en medio de estos maltratos y condiciones laborales de explotación seamos más empáticos no solo con el paciente, sino también con nuestros colegas.

Médicos permanecen bajo presión. | Foto: Olga Yastremska, New Africa, Africa Studio

Problemas con el empleo deprimen a los colombianos

El Consejo Colombiano de Seguridad (CCS), una entidad sin ánimo de lucro con más de 70 años en Colombia, acaba de publicar un estudio sobre el preocupante panorama dela salud mental de los colombianos.

En la investigación se analizaron los datos del Sistema Integrado de Información de la Protección Social (SISPRO) del Ministerio de Salud; el Sistema de Estadísticas Vitales del DANE y las cifras reportadas por el Centro de Información de Seguridad sobre Productos Químicos. Los resultados deben encender las alarmas de un país que pareciera no estar atendiendo los problemas de salud mental de sus ciudadanos.

Por ejemplo, dice el estudio, solo en 2022 (último año de reporte) se atendieron aproximadamente 147 mil personas por episodios depresivos (moderado o grave) en el país. Esta cifra es un 38,7 % mayor a los casos atendidos en 2021 y casi cinco veces superior a los reportes registrados una década atrás (2013).

Trabajador con burnout. | Foto: Getty

Una buena parte de los casos se debieron a alteraciones en la salud mental causadas por el empleo.

“Desde el año 2019, la Organización Internacional del Trabajo venía hablando que la fatiga laboral era una problemática mundial que debía ser abordada. El Covid aceleró esta circunstancia, por lo que, en 2022, por ejemplo, 3645 personas que fueron diagnosticadas con depresión, asociaron que la causa fueron problemas relacionados con el empleo. Esto quiere decir que hay incertidumbre en materia de empleo en Colombia, la incertidumbre de ser informal, y también problemas relacionados directamente con los trabajos que tienen las personas: largas jornadas, tiempos de desplazamiento, entornos laborales tóxicos, entre otros motivos”, comenta Adriana Solano, directora del Consejo Colombiano de Seguridad, CCS.

A nivel de género, según el estudio del CCS, se encontró también que las mujeres representan el 70 % del total de población atendida por problemas de salud mental. Ellas consultan más que los hombres.

Niño triste y borroso apoyado con la mano abierta contra la puerta de cristal. | Foto: Alfonso Cacciola

“La depresión está afectando principalmente a las personas entre los 15 y los 24 años”, añade el informe.

En Colombia, por cierto, el total de personas que buscaron atención por su salud mental se ha duplicado en la última década, pero se desconoce la permanencia y continuidad en la atención.

Con relación al intento de suicidio, para 2022, la tasa de este fenómeno en Colombia fue de 84.09 por cada 100 mil habitantes. En otras palabras, se presentaron 29.410 casos, un 21,5 % más que en el 2021.

Entre 2013 y 2022, se reportaron más de 162 mil intentos de suicidio en el país, pasando de 1337 casos en 2013, a 29.410 en 2022, es decir, un aumento de 22 veces lo reportado 10 años atrás.

Desempleo juvenil - Estrés laboral - jóvenes | Foto: Getty Images

Según las regiones, Bogotá presentó el mayor número de intentos de suicidio reportados con 5402 casos, seguido de Antioquia con 5302 y Valle del Cauca con 3275.

“Si se analizan los datos de la última década, se observa que durante todo el periodo fallecieron 22.504 personas por suicidio, adicionalmente, hay una tendencia lineal de incremento en el número de casos, dando como resultado para 2022, que el número de muertes por suicidio es 45,4 % superior al registrado en el año 2013″, dice la investigación.

Analizando la población en edad productiva (15-64 años) el estudio evidenció que, para el 2022, la tasa más alta de intento de suicidio se encuentra en jóvenes entre 15 y 19 años con 251,66 casos por cada 100 mil habitantes; le sigue la población entre 20 y 24 años con 155,25 casos y el grupo etario de 25 a 29 años con 95,03 casos por cada 100 mil habitantes.

Los nativos americanos y la población indígena de Alaska son los sectores de población más representados, con 28,1 suicidios por 100 mil habitantes. | Foto: Libre de derechos

De ahí que el Consejo Colombiano de Seguridad hace un llamado a generar, articular e implementar acciones para la promoción de la salud mental y la prevención de los trastornos mentales entre los trabajadores de las empresas.

“Es fundamental articular los programas de salud mental y bienestar integral empresarial e identificar integralmente todas aquellas condiciones intralaborales y extralaborales que pueden conllevar a la generación de la alteración de la salud mental de los trabajadores”, concluye la investigación.

Enseguida el documento agrega: “es indispensable que las organizaciones implementen mecanismos de medición del riesgo psicosocial, pero también realizar la implementación de otros mecanismos y herramientas que permitan identificar conductas, situaciones, emociones, o prácticas que representen un riesgo para la salud mental de los trabajadores en Colombia”.