En una entrevista inédita, el teniente Fredy David Acuña Picón, quien asegura haber estado seis años en contrainteligencia militar, reveló que participó en lo que para él es un montaje en contra del general (r) Jhon Rojas. Cuenta que hay una persecución en su contra y que teme por su vida y la de su familia, pero eso no le impide querer resarcir su daño.
Desde octubre está en el Ministerio de Defensa, donde está siendo defendido directamente por el ministro Iván Velásquez, a quien ya le contó la verdad en dos ocasiones. También habló con el general Rojas, el pasado 15 de octubre, y le pidió perdón por el supuesto montaje en el que participó contra este.
En la entrevista que el teniente Acuña le concedió a Semana, revela que todo el montaje comenzó cuando, en diciembre pasado, llegó el coronel Camilo Osorio Rodríguez como comandante al Batallón de Contrainteligencia Militar n° 5.
La relación no era buena, había malos tratos, pero su incursión en el entramado inició en febrero del 2023. En ese mes, el coronel Osorio le presenta una fuente anónima al teniente Acuña en el centro comercial Titán Plaza, de Bogotá.
“Esa fuente dice que es excombatiente de las Farc y me habla de la información de un señor general en el Cauca, del general Rojas. Dice que la estructura (disidencias) le estaba pagando, que estaba recibiendo dineros, que esa estructura le había comprado una casa de 3.000 millones de pesos. Me argumenta una serie de inconsistencias, de nexos del general, tanto con el narcotráfico como con los grupos al margen de la ley. Yo le pregunto a la fuente si está dispuesta a pasar por el polígrafo. Me dijo que sí, pero que dependía del coronel Osorio. Le pedí el número y me dijo que no, que él hablaba con mi coronel Osorio”, contó el teniente Acuña.
Él no estaba muy seguro, por lo que le pidió a la fuente una descripción del general Rojas, la cual no coincidió. Decidió entonces presentarse ante el coronel Osorio y recordarle el protocolo, que la información debía ser puesta en conocimiento de los fiscales delegados ante la Corte Suprema de Justicia.
También le dijo que la veracidad de las denuncias tenían que ser constatadas en polígrafo y coordinó para que la fuente pudiera presentar la prueba, pero el teniente Acuña cuenta que el coronel Osorio no tomó esto de buena manera.
“Él se alteró mucho, me dijo que por qué, que yo quién era para hacer esas coordinaciones, pero me parecía normal entre lo que realizo. Él se molestó. Entonces, le dije que no iba a realizar el informe de contacto si no me dejaba cumplir el protocolo y la ley, porque estamos hablando de un señor general. Tuvimos una discusión y me fui”.
Al parecer, el coronel Osorio solo quería que el teniente le pasara un informe con los detalles obtenidos por la fuente anónima, pero Acuña se negó, alegando que debía cumplir con la ley y el protocolo de contrainteligencia.
Incluso le preguntó al coronel Osorio de dónde había salido esa fuente, un número de contacto, pero este se quedó callado, no le dio explicaciones ni detalles, por lo que el teniente Acuña no hizo el informe.
Los hechos extraños volvieron un mes después, en marzo de este año. Al teniente lo contactó el oficial de operaciones, Don Will, y le pidió verificar la información de una casa. Él lo hizo, sacó fotografías y luego lo llamó el coronel Jhon Jair González pidiéndole que hiciera un cuadro de contacto del inmueble y verificar sus precios.
Nuevamente lo hizo, la casa fue cotizada en $ 800 millones. Lo raro, cuenta Acuña, vino después, cuando el coronel Osorio lo citó en Ibagué, en el centro comercial Acqua. Allí le mencionó que todo ese trabajo de verificación y búsqueda que había realizado debía ser formalizado en un informe inicial de contrainteligencia. “Ponga que ese inmueble fue comprado producto de nexos con grupos al margen de la ley del Cauca y el narcotráfico. Ponga que es una persona que se encuentra en el Cauca con nexos con grupos al margen de la ley. A la casa póngale 4.000 millones de pesos. Haga espuma”, le dijo Osorio al teniente Acuña.
El teniente revela que todo esto le pareció extraño, pero cumplió la orden de dirigirse a la vivienda en cuestión, la casa G-9 en el conjunto residencial Filadelfia. Sin embargo, narra que “le dio por llamar” a un oficial retirado que vive al lado de Filadelfia, en un conjunto llamado Carolina, y la información que recibió es inédita.
“Yo le dije: ‘Mi coronel, una consulta, ¿quién vive en la casa G-9 de Filadelfia?’. Me dijo: ‘Ahí vive el general Rojas, comandante del Cauca’. Yo até los cabos. Me había pasado lo de febrero, ahora me estaban dando estas órdenes, entonces, dije: me están utilizando como bobo útil. Cito a mi coronel Osorio, le pido el conducto regular y le digo: ‘Eso que usted está haciendo no lo voy a permitir, es salirse de la ley y me va a hacer mandar a la cárcel o me va a destruir mi carrera’. Él se quedó callado. Le dije: ‘¿Cómo así que usted está investigando a mi general Rojas?’”, cuenta el teniente Acuña.
Agrega que se peleó con el coronel Osorio y que luego puso todo en conocimiento de Don Will, quien a su vez habló con el coronel Deibe Alexánder Coca Buitrago y le pasó información de todo lo que estaba ocurriendo en el batallón. El teniente Acuña fue hasta Bogotá para hablar con el coronel Coca Buitrago, quien se pasó una hora dándole un discurso sobre cómo ser un oficial alineado, es decir, quien cumple órdenes sin chistar.
“Él me preguntó: ‘¿Qué situación tiene con mi coronel (Osorio)?’. Yo le dije: ‘¿Cómo así qué me está ordenando investigaciones ilegales contra mi general Rojas? Y lo que le ha hecho a mi general Rico’. Él se timbró y me dijo: ‘De eso no se habla’. Y le dije: ‘Mi coronel, está situación está complicada, tengo miedo, llegó el coronel Osorio, usted sabe que es cuestionado, que tuvo investigaciones de mayor, ¿por qué lo pusieron como comandante de nosotros, del batallón más especializado de contrainteligencia?’. Él se quedó callado. Luego me dijo: ‘Carlos, yo no lo traje, a mí me lo impusieron’”.
Sostiene que a quienes han denunciado al coronel Osorio los han trasladado hasta Tumaco, y lo mismo ocurrió con él. También revela que se entrevistó con una persona, un agente de contrainteligencia que, aseguró, tiene mucha presión. Este le revela que quien está detrás de todo el montaje es el general Fredy Coy.
Esta persona le dice, según el teniente Acuña, que la orden viene del segundo comandante del Ejército (el general Álvaro Pérez Durán, que acaba de ser retirado), y que el general Coy era quien estaba liderando todo; había mandado al coronel Osorio al Batallón de Contrainteligencia n° 5 y al coronel Alfonso como jefe de Estado Mayor.
El teniente Acuña señaló que, a mediados de junio pasado, el coronel Osorio le dijo “usted se va a arrepentir de meterse con un teniente coronel. Y le aseguro que usted no asume la sección segunda de inteligencia, le voy a enseñar lo que es el Ejército de verdad”.
Acuña se comunicó con su nuevo comandante, el coronel Juan Carlos Usamag, que estaba en combate en Tumaco, pero después de un par de llamadas, lo confronta, pues no pensaba utilizarlo como oficial de inteligencia, sino para patrullar.
“Le digo: ‘Soy un oficial de inteligencia, esa es la normativa, hay una circular que dice que el segundo comandante del Ejército está fortaleciendo las secciones segundas en Tumaco y que no tiene un oficial de inteligencia’. Me responde: ‘La orden es que usted me patrulla’”, cuenta el teniente.
Añade que ya sabía que todo eso era una persecución en su contra, retaliaciones por denunciar lo que hacía el coronel Osorio. De hecho, le preguntó a su nuevo comandante, coronel Usamag, si ya había hablado con Osorio. La respuesta no solo fue afirmativa, sino que le dijo que Osorio lo había referenciado como un excelente oficial.
Allí, Acuña explotó. “Le digo: ‘Qué falta de carácter, no le creo que mi coronel Osorio diga que soy un excelente oficial cuando lo he denunciado en contrainteligencia por todas las actividades irregulares que ha hecho. Su curso es un bandido y dígaselo porque también se lo sostengo a él’. Usamag me dijo: ‘Usted mira cómo se da la vida acá'”.
El primero de julio, el teniente Acuña empezó a patrullar en Tumaco, y era notable la persecución, según cuenta. Luego se destapó todo el montaje contra el general Rojas, por lo que se contactó primero con el agente de inteligencia que le había revelado todo, y después decidió comunicarse directamente con el general Rojas y pedirle perdón.
“Yo estaba tranquilo porque no había firmado nada, pero sí tenía conocimiento. La persona de contrainteligencia me dijo: ‘Al general lo puse en aviso hace mucho tiempo, cuando hablamos’. Yo desconocía. Tomé el número y llamé a mi general Rojas. Yo estaba atacado, vuelto nada por lo que me pasó en Tumaco, por toda la persecución. Le pedí perdón. Eso fue lo primero que le dije: ‘Perdóneme por mi falta de valor de no avisarle a tiempo lo que le estaban haciendo ilegalmente’. Le comenté todo el montaje, las órdenes que me dieron. Él solamente me dijo: ‘Cálmese, yo lo perdono, tranquilo, en este momento no me interesa que usted me comente eso, me interesa su salud’”, cuenta el teniente Acuña, finalizando la historia del montaje.