Nadar en piscinas podría representar un momento de diversión o en otros casos, es la elección como deporte de algunas personas amantes de la natación. Aunque es cierto que el agua permite encontrar cierto equilibrio emocional, también, expone a diferentes riesgos, motivo por el que hay que tener en cuenta ciertas advertencias.
Es común encontrar casos de otitis, pero no es común encontrar historias como la de Javier Acosta, quien, el pasado martes, 27 de agosto, contó que se someterá en los próximos días a una muerte médicamente asistida, conocida como eutanasia, luego de infectarse con un peligroso hongo en una piscina de Melgar.
Acosta es un joven hincha de Millonarios, quien ha arrugado el corazón de millones de colombianos por su historia. Al bogotano le ha tocado atravesar un ‘calvario’ durante los últimos años por cuenta de una osteomielitis. Sus esperanzas de recuperarse se desvanecieron considerablemente cuando le dijeron que el “hongo” le traspasó los tejidos hasta llegar a las venas e inclusive, le diagnosticaron cáncer en la sangre (leucemia).
“Ese hongo le puede dar a cualquier persona, pero en cinco días tenía una llaga que se me pasó al hueso del glúteo izquierdo y luego al derecho. Ahí empezó todo. La infección comenzó a agrandarse. Me tuvieron que raspar el glúteo izquierdo y me pusieron un injerto, pegó bien, pero luego se pasó al derecho”, contó.
Añadió: “Me hicieron cultivos y cirugía, pero la bacteria está tan fuerte que me acabó con los tejidos y los huesos, por lo que me dieron la opción de amputarme mi pierna, pero me dijeron que eso no me aseguraba que no se me pasara a cualquier otra parte del cuerpo. No hay tratamiento que valga. Además, me salió un ganglio interno en la cabeza. La infección ya me llegó a la cabeza, lo que no me permitiría hablar”.
Este caso, también, le dio paso a una serie de recomendaciones que se podrían tener en cuenta antes de ingresar a una piscina. Es importante aclarar que las siguientes señales no son garantía para no contraer alguna infección, bacteria u hongo, pues, simplemente representan una ayuda al momento de saber si se puede nadar o no.
A veces un proceso de limpieza y desinfección de las piscinas no es suficiente para alejar a las bacterias del todo, por lo que las personas deben identificar algunas señales como el olor, y el color del agua. Estos dos puntos son cruciales antes de ingresar a dicho espacio acuático puesto que en caso de que tenga olor fuerte o el agua turbia podría ser indicio de existencia de bacterias. A lo anterior se suma que si después de nadar, siente picazón o se le genere irritación en ojos o malestar en los oídos, podría tratarse de una reacción alérgica o una infección , por lo que se le aconseja consultar con un experto en salud lo más rápido posible.
Cabe mencionar que lo anterior únicamente son señales que le indicarían que probablemente no se puede ingresar a esas piscinas, pero para saber con seguridad, si hay o no bacterias se necesita de rigurosos estudios de laboratorio.