Contra el general Jhon Jairo Rojas Gómez, quien fuera excomandante de la Fuerza de Despliegue Rápido y exintegrante del Comando Específico del Cauca, la Tercera División y el Comando Conjunto N.2 Suroccidente, cursa en la Fiscalía una investigación de la que solo se enteró el pasado 26 de septiembre.
Las indagaciones por las que ha venido respondiendo tienen que ver con tres asuntos. Primero, sobre presuntos actos de corrupción que habría cometido cuando trabajó en Argelia (Cauca), los cuales lo vincularían con la estructura Diomer Cortés, del grupo armado Segunda Marquetalia.
Segundo, con actos sexuales que, al parecer, pudo haber perpetrado en contra de oficiales del Ejército Nacional. Y, tercero, sobre el presunto favorecimiento de organizaciones ilegales permitiendo que desarrollaran corredores para el narcotráfico, especialmente en el Cauca.
Estas acusaciones provinieron de la misma cúpula militar, entre ellos, el general Federico Alberto Mejía Torres, comandante del Comando Específico del Cauca. También, desde Popayán, emitió su propio informe el general Raúl Fernando Vargas Idárraga, comandante de la Tercera División. Esos informes fueron remitidos al inspector del Ejército, el mayor general Juan Carlos Correa Consuegra, quien dio traslado de la información al comandante del Ejército, el general Luis Mario Ospina y este, a su vez, lo remitió al comandante de las Fuerzas Militares, el general Helder Giraldo. Los informes llegaron finalmente al fiscal general Francisco Barbosa.
Vale la pena decir que por esta situación el brigadier general cuestionado no pudo ascender a mayor general, siendo el posible reemplazo del general Ospina como comandante de la institución. En su momento, Rojas aseguró en una entrevista con Semana que desconocía de donde salían todos esos argumentos y que “hay algo detrás”.
“Yo soy un general que envié batallones y adelanté las operaciones, niego los nexos con la Segunda Marquetalia, yo los combatí, eso está registrado. Soy el de los mayores resultados en la historia en el Cauca... que lo miren, son 50 cabecillas neutralizados”, agregó para esa fecha Rojas.
Después de las respectivas investigaciones , Semana pudo conocer las pruebas que desbaratan lo que sería un montaje en contra del general Jhon Jairo Rojas Gómez, quien pasó 33 años en el Ejército comandando un batallón, una escuela de infantería, dos brigadas, dos divisiones y un comando conjunto.
Las pruebas a favor de Rojas
En la denuncia contra Rojas se afirma que en el celular que se le encontró a Mayimbú estaba “registrado el número del celular del general”. En la misma denuncia se asegura que un soldado de la operación borró el contacto del señor Rojas lo que genera inquietudes.
¿Los generales detectaron supuestamente que el nombre de Rojas estaba en el celular de Mayimbú, pero no tienen prueba de ello porque alguien lo borró? ¿Quién es el supuesto militar que entregó la información?
Contra esta acusación, Rojas entregó un informe en el que asegura que dio de baja o capturó a 68 cabecillas de todos los niveles de mando de las estructuras criminales de las Farc y el ELN.
Sobre el supuesto contacto que tenía con Mayimbú, Rojas aclaró que: “nunca he tenido comunicación con un bandido, la única comunicación que he tenido con ellos es cuando salen y quieren entregarse y tener una mejor vida”.
En otra acusación contra Rojas, se puso de presente el testimonio de un presunto desmovilizado de las Farc que “manifiesta conocer los nexos” del oficial con las Farc de ‘Mordisco’.
Este señalamiento quedó desvirtuado con la confesión del teniente Fredy David Acuña Picón, de contrainteligencia, quien aseguró que recibió la orden del coronel Camilo Osorio Rodríguez de escuchar a ese presunto desmovilizado.
Ambos se reunieron en un centro comercial en Bogotá. Acuña quiso someter a esa fuente al polígrafo, como es habitual, y tomar su contacto directo ante las dudas que le surgieron porque el desmovilizado no describió de forma adecuada la fisionomía del general Rojas, pese a que decía conocerlo.
Acuña contó que el coronel Osorio no le permitió pasar a la fuente por el polígrafo ni tener su número de contacto. Lo más grave fue que le pidió, según Acuña, que le entregara un informe sobre las denuncias del desmovilizado, pero le ordenó que bajo ninguna circunstancia les trasladara la información a los fiscales delegados ante la Corte, teniendo en cuenta que Rojas, por ser general, goza de fuero.
Otros puntos de la denuncia
Se asegura que el general Rojas “se reunió con siete desmovilizados en dos fincas, ofreciéndoles beneficios, entre ellos recursos y elementos, a cambio de no dar la totalidad de la información a las autoridades, mostrándolos a los medios de comunicación, afectando de esta manera la sorpresa de una operación militar”.
Fotografías en poder de SEMANA demuestran que el general Rojas sí se reunió con los desmovilizados, pero en presencia del comisionado de paz del momento, Juan Camilo Restrepo.
“Sobre esos nueve desmovilizados, eran del ELN. Llevé al comisionado para la paz, al doctor Juan Camilo Restrepo, están las fotos, llevo hasta a mi general Pérez y a dos fiscales. Uno de ellos manifiesta conocer la ubicación de Marcos Pacífico, el cabecilla de esa época del frente José María Becerra. Doy la orden y se la entregamos al Batallón de Inteligencia y, por ese intermedio, al señor general Giraldo. En esa operación fallaron, pero dieron de baja a un sujeto. Dicen que yo llamé al bandido. ¿Y sabe lo más triste? Que los que hacen el informe ni siquiera conocen el territorio. Donde se hizo la operación no hay señal, era en la selva. Entonces, ¿en qué momento voy a llamarlo? Y hay una fantasía: dice que el bandido me puso en altavoz y que por allá alguien, otro bandido, conoció mi voz. De por Dios.”, afirmó también para Semana, el general Rojas.
Otra de las acusaciones más graves contra el general Rojas dice que “reorganizó dispositivos de las unidades para permitir el tráfico y los movimientos de las estructuras, afectando la contundencia operacional”.
“Como dicen que en el 22 dejaron pasar, pues que diga quién ordenó mover las tropas. ¿Por qué no se tomaron la molestia, antes de hacer el informe, de investigar? Estoy seguro de que lo único que hay allá en ese cañón son resultados, hay trabajo. Yo entré a El Plateado. Lo que pasa es que hay que pensar qué vamos a hacer con las 7.000 personas que viven allá”, afirmó Rojas.
Lo involucraron con el grupo criminal Los Pocillos
Se dijo con esta organización criminal coordinaba actos de corrupción en Argelia, Cauca, generando alianzas con el ELN y la estructura Diomer Cortés, de la Segunda Marquetalia.
En este punto, la defensa del general Rojas se centra en que, en 2020, ninguna autoridad tenía registro de la actuación delincuencial de Los Pocillos y, por el contrario, un informe en poder de SEMANA demuestra que bajo el mando del general Rojas se denunció la existencia de ese grupo criminal, dirigido por el segundo comandante del frente 60 de las Farc. Él, de hecho, tenía un proyecto productivo en la zona con la ONU.
Sobre las supuestas alianzas del general Rojas con el ELN, el informe enviado a la Fiscalía señala que ese grupo armado ilegal “pagó 3.000 millones de pesos con el fin de coordinar operaciones y corredores de movilidad del narcotráfico y sus estructuras en la jurisdicción del departamento del Cauca”.
Esta afirmación queda sin credibilidad, teniendo en cuenta que en 2020, como comandante de la Fuerza de Despliegue Rápido n.° 4, el general Rojas lideró una operación militar que desencadenó en intensos combates contra el ELN en el corregimiento San Juan de Micay,
“Como dicen que en el 22 dejaron pasar, pues que diga quién ordenó mover las tropas. ¿Por qué no se tomaron la molestia, antes de hacer el informe, de investigar? Estoy seguro de que lo único que hay allá en ese cañón son resultados, hay trabajo. Yo entré a El Plateado. Lo que pasa es que hay que pensar qué vamos a hacer con las 7.000 personas que viven allá”, afirmó el general Rojas sobre ese punto.
Acusaciones sin respaldo
También lo acusaron de ser arrogante, de “chicanear” con que por fuera de la institución podría ponerse un sueldo de 50 millones de pesos, lo señalan de ir a fiestas y bacanales, algo que el general niega. En cambio, sí vieron a uno de los generales denunciantes en una fiesta.
Además, lo acusan de pedir un menú especial (papas con guacamole). Afirman, sin soporte, que cuando el general salió de la zona, alguien del ELN dijo: “Se nos fue el general”.
También dicen que, supuestamente, recibió plata en Cali, proveniente de la Gobernación del Tolima, para combustible, en 2015, cuando durante ese año él estaba en Ibagué. Y van más allá: hablan del bloqueo de una tarjeta para compra de combustible, como si se tratara de un delito, cuando él mismo dio la orden porque se le perdió. De inmediato le dieron otra.