En un episodio de violencia que pone de manifiesto la creciente inseguridad en la región del Catatumbo, el intendente jefe Luis Carlos Bonilla Barrera, comandante de la estación de Policía en el municipio de Teorama, Norte de Santander, perdió la vida tras ser atacado por un francotirador.

De acuerdo con los primeros informes, el ataque tuvo lugar mientras Bonilla Barrera se encontraban realizando operativos de registro, control y patrullaje en el casco urbano del municipio en pro de la seguridad.

Rápidamente, el intendente jefe fue llevado por sus compañeros al centro médico del municipio, donde lamentablemente perdió la vida debido a las graves heridas.

En respuesta a este ataque, la Policía Nacional activó todos sus recursos en la zona y está llevando a cabo una intensa operación para localizar y capturar a los responsables del asesinato de Bonilla Barrera.

Por su parte, el coronel Néstor Rodrigo Arévalo Montenegro, comandante departamento de Policía Norte de Santander se pronunció sobre los hechos presentados en Teorama.

Rechazamos rotundamente estos actos terroristas y extendemos nuestras más sinceras condolencias a la familia de nuestro uniformado, quien ofrendó su vida en cumplimiento del deber”, detalló el oficial.

Comandante de la estación de Policía de Teorama | Foto: Cortesía

El intendente jefe era un hombre profundamente comprometido con su familia y su labor en la Policía Nacional. Nacido en Cúcuta, Norte de Santander, Bonilla Barrera llevaba una carrera de más de 20 años dentro de la institución, dedicando su vida a la protección y el servicio de la comunidad.

A lo largo de su extensa trayectoria, se destacó por su profesionalismo y valentía, lo que le valió numerosas distinciones. En su hoja de vida constaban más de 59 felicitaciones y 10 condecoraciones, un testamento del reconocimiento que recibió por su dedicación y esfuerzo en el cumplimiento de su deber.

A pesar de los riesgos inherentes a su labor, Bonilla Barrera siempre se mantuvo firme en su misión de velar por la seguridad de los ciudadanos, dejando una huella imborrable en sus compañeros y en la comunidad.

Además de su destacada carrera profesional, Bonilla Barrera era padre de tres hijos, a quienes amaba profundamente. Su familia era su mayor motivación, y su amor por ellos lo impulsaba cada día a seguir adelante, incluso en las circunstancias más difíciles.

La trágica pérdida de este hombre ejemplar deja un vacío en su familia, en sus compañeros de trabajo y en todos los que lo conocieron como un ser humano íntegro y comprometido.