A pesar de que el ELN mantenía abierta la posibilidad de avanzar en un acuerdo de paz con el Gobierno Nacional, fueron varias las acciones delictivas que ese grupo desarrolló contra la población y la Fuerza Pública, las cuales pusieron en vilo el futuro de la mesa de negociaciones.
Y es que, el pasado 3 de agosto -luego de estar vigente por un año- el cese al fuego entre ese grupo guerrillero y el Ejecutivo se venció. Sin embargo, la organización criminal aseguró que no atacaría a la Fuerza Pública por un plazo de 20 días, esto con el objetivo de que el gobierno emitiera un decreto para sacar al ELN de la lista de los Grupos Armados Organizados (GAO).
Sin embargo, el plazo se cumplió el 23 de agosto y el gobierno no se pronunció frente al decreto, razón por la que ese grupo terrorista retomó los ataques indiscriminados. Entre ellos, los atentados contra oleoductos en Arauca y bases militares en varias zonas en Cauca y Norte de Santander.
El último accionar terrorista protagonizado por esa guerrilla fue el de este martes, 17 de septiembre, cuando atentaron contra la base militar de Puerto Jordán, Arauca, en un hecho que cobró la vida de dos militares y dejo a 27 más heridos.
Otro de los hechos -que cobró la vida de dos soldados- tuvo lugar el pasado 1 de septiembre, cuando tropas del Batallón de Ingenieros de Combate Rafael Navas Pardo, de la Décima Octava Brigada, fueron objeto de un ataque con armas de largo alcance mientras cumplían su misión de proteger a la población civil en un puesto de control ubicado en la vía que conecta el municipio de Tame, con La Cabuya, en el departamento de Arauca.
Los ataques del ELN contra el oleoducto Caño Limón Coveñas también han sido constantes, uno de ellos se registró en la vereda La Quinta, en La Gloria, Norte de Santander, y el otro en el sector de La Pava, en Saravena, Arauca.
Del mismo modo, el departamento del Cauca ha sido testigo del proceder criminal de esta guerrilla. El hecho más reciente está relacionado con el ataque con explosivos en el municipio de Timbiquí, en el que ocho infantes de marina resultaron heridos, tres de ellos de gravedad.
Por estas y otras situaciones delictivas, el Gobierno Nacional tomó la decisión de “cerrar” las negociaciones de paz que se adelantaban con ese grupo alzado en armas.