El general Pedro Sánchez, lideró la Operación Esperanza, un trabajo mancomunado que lideraron habitantes y varios grupos de indígenas que conocían el territorio para encontrar a los cuatro hermanos Mucutuy que cayeron en una avioneta, mientras iban acompañados de su madre y otros adultos.
Hoy, hace un año, este operativo tenía como objetivo encontrar a los niños Mucutuy, sobrevivientes de un accidente aéreo en la selva, y que tuvo un final feliz. El general compartió detalles inéditos de esta misión, destacando sus pensamientos iniciales y emociones profundas.
Al principio, Sánchez pensó que “todos estaban muertos” tras el accidente de la avioneta en la que viajaban los hermanos Mucutuy. Como comandante del Comando de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares, Sánchez recordó la hazaña que permitió el rescate de los niños, quienes sobrevivieron 40 días en las selvas del departamento del Guaviare.
Durante las operaciones de rescate, el general oró fervientemente: “En la oración le pedía perdón a Dios y a los niños, les decía que me perdonaran por ser mortal e imperfecto, pero que había hecho todo lo posible”.
“Fue increíble, pareciera inverosímil haber encontrado a cuatro menores después de cuatro días en medio de una selva inhóspita. Fue un esfuerzo titánico. Siento con orgullo y humildad que hicimos posible lo imposible”, aseguró el general Sánchez.
También manifestó que: “Yo creía que todos estaban muertos, que todos los ocupantes estaban muertos. El día 15, cuando encontramos los cuerpos de los adultos, pero que los niños no estaban allí, fue un misterio, un choque fuerte entre lo que se espera y encuentra”.
Sánchez recordó el momento en que recibió la noticia del hallazgo. “Me dijeron ‘milagro, milagro, milagro’. Con temor pregunté ‘¿cómo están?’ y me respondieron ‘vivos’. Abracé a quien me dio la noticia y regresé a la reunión para anunciar que la operación había terminado exitosamente. Me dirigí inmediatamente al sitio de comando y control”.
Al reflexionar sobre el milagroso rescate, Sánchez comentó: “Dios tiene grandes planes para ellos. Hicimos una misa en honor a su madre y, viendo su foto, sentí que habíamos cumplido. Pude visitar a los niños en Bienestar Familiar y jugamos a las escondidas, lo que me permitió conectar con ellos de manera especial”.
Un monumento en honor a los comandos caídos en combate incluye un tributo a Wilson, el pastor belga que se adentró en la selva para buscar a los niños y no regresó. “Encontramos a Wilson dos veces, pero salió corriendo porque solo respondía al comando canino”, explicó Sánchez, resaltando la valentía y lealtad del perro en la misión.