Al parecer eso de que las siete vidas solo son las del gato no es tan cierto como parece, pues en el municipio de Acandí en el Chocó existe un hombre que puede dar fe de ello.

Se trata de Euclides Mosquera, quien a sus 53 años de edad asegura que ha desafiado la muerte en al menos 15 oportunidades. Recuerda que la primera vez que vio de frente a ‘la parca’ fue en 2010 cuando trabajaba en un cultivo de plátano lo mordió una serpiente mientras cortaba la maleza.

Euclides Mosquera hoy vive agradecido por las veces que ha podido hacerle el quite a la muerte.

“A medida que corría el veneno por las venas sentía un calor que me quemaba”, cuenta y recuerda que en ese momento sintió mucha angustia, pues empezó a sentir que se quedaba sin poder respirar. Además la lengua, los brazos y pies se le empezaron a inflamar y lo que le causó más temor fue que de su cuerpo empezó a brotar sangre.

Pero como la muerte al parecer no quería apartarse de Euclides, dos años más tarde del incidente con la culebra, en septiembre de 2012, su esposa Luz Marina Díaz pensó que esa vez si iba a quedar viuda.

Rememora que eran como las diez de la mañana cuando estaba en la ventana mientras arrullaba a su hija de 8 meses de nacida, y vio que su esposo llegaba a casa antes de lo previsto, lo que le causó extrañeza, además de venía tambaleándose de un lado para el otro y antes de cruzar la puerta se desvaneció, y alcanzó a decir que lo había mordido nuevamente una serpiente.

Asustada Luz Marina le untó en la boca algunas gotas de leche con la esperanza de que eso cortara el veneno, era consciente de que “la única manera de salvarlo era con el suero antiofídico, pero ¿si lo cargaba a él hasta un puesto de salud, cómo llevaba a la niña? No podía dejarla sola, llamé al patrón para que me ayudara y hasta que él llegó me arrodillé a orar”, recuerda.

Euclides Mosquera también burlo la muerte sobreviviendo a la caída de un rayo sobre su cuerpo. | Foto: Getty Images

Y como siempre, Dios le hizo el milagro de salvarlo. Como vivían en una vereda a media hora del casco urbano, Euclides fue llevado en hombros por trabadores de los cultivos hasta el puesto de salud. Por el camino se encontraron a unos soldados del Ejército que patrullaban por el lugar y aunque tenían algunas ampolletas de suero, estas no fueron suficientes.

En esa ocasión, el hombre de Acandí fue llevado a Turbo y a Apartadó donde finalmente encontraron el suero que le salvó nuevamente la vida y esta misma historia se ha repetido 14 veces, pero como él mismo afirma “no me mató un rayo que me cayó encima, ¿ahora me van a matar las culebras?”.

Así como se lee, a Euclides también le cayó un rayo durante una tormenta eléctrica en la mañana del 19 de febrero de 2019. Cuenta que ese día después de que escampó volvió a su trabajo en el campo y cuando estaba junto a una cerca de repente un rayo lo sorprendió dejándolo tendido en el suelo.

“El machete se dobló y se puso negro como si lo hubieran metido a la candela, yo también quedé chamuscadito”, afirma entre risas y recuerda que en el hospital le dijeron que milagrosamente el rayo no le había afectado ningún órgano vital.

Euclides Mosquera, el hombre del Chocó que le hace el quite a 'la parca'.

“Cada vez que tronaba, un corrientazo recorría mi cuerpo, me electrocutaba otra vez, y yo empezaba a moverme como bailando reguetón sin música”, cuenta.

Luz Marina dice que para minimizar esta secuela que le quedó lo escondía debajo de los colchones y a la par iba haciendo un tratamiento al que acudían sus ancestros. Abrieron un hueco en la tierra y durante un mes lo enterraron a las tres de la tarde por tres horas, pretendiendo de esa manera bajarle la carga eléctrica que le habría dejado el impacto del rayo.

“Allí yo oraba y le decía a Dios que me sacara todo lo malo de mi cuerpo y que me diera vida para ver crecer a mis hijos y a mis nietos”, afirma Euclides Mosquera, el hombre que se siente el más afortunado por estar lleno de vida para disfrutarla con su esposa y sus hijos.