Fabio Ochoa Vásquez, exmiembro del temido Cartel de Medellín, llegó al aeropuerto El Dorado de Bogotá deportado desde Estados Unidos en la tarde del 23 de diciembre del 2024, tras haber pagado una condena de más de 20 años en una prisión del país norteamericano por temas de narcotráfico. El excapo, de 67 años, pisó su tierra natal por primera vez tras ser extraditado en 2001.
Durante el tiempo en que estuvo activo como miembro del Cartel de Medellín, Ochoa recibía las órdenes de Pablo Escobar y ambos enviaron cientos de toneladas de cocaína al exterior durante las últimas décadas del siglo pasado. Asimismo, fueron responsables de varios crímenes que cobraron las vidas de colombianos inocentes.
En medio de esta noticia, algunos familiares de Escobar le contaron a la revista Semana acerca de las razones por la que la relación entre ambos llegó a su fin. Lo que se conoce hasta hoy es que fue por una presunta filtración de datos confidenciales al grupo narco paramilitar ‘Los Pepes’ y el distanciamiento por el sometimiento a la justicia del clan de los Ochoa frente al gobierno de Cesar Gaviria.
“Cuando estaban en plena guerra, la casa donde vivía la esposa y la hija de Pablo se llamaba Altos del Campestre. En ese mismo sitio vivían las esposas de los hermanos Ochoa. Una de ellas se comprometió con Los Pepes a entregar información para que pudieran coger a Pablo cuando saliera de ahí”, aseguró uno de los familiares al medio mencionado.
La presión que generaron los seguimientos pusieron en la cuerda floja al líder del Cartel de Medellín.
“Ellos sabían los carros en los que Pablo andaba porque ella era la que entregaba esa información. Cuando Pablo murió, murió muy ofendido con ellos porque lo estaban delatando, entregándolo para que lo mataran”, enfatizó uno de sus allegados.
Un segundo aspecto que hacen memoria los miembros de la familia Escobar es que los Ochoa le pidieron al narcotraficante apartarse de sus actividades para dedicarse por completo a responder por sus delitos ante la justicia y que finalizara la confrontación con los hermanos Castaño y alias Don Berna, quienes fueron sus antiguos socios.
“Esto es algo que nunca se ha contado. Cuando le dijeron que se sometiera a la justicia y no siguiera en la guerra con Los Pepes, él mandó una frase muy famosa y muy fea también, pero él les mandó a decir: ‘Díganle a los Ochoa que yo a este mundo no vine a comer ni a cagar, sino a dejar historia’”, dijo la fuente a Semana.
Por último, la relación entre Escobar y Ochoa concluyó por diferencias marcadas entre ambos. Mientras el primero fue asesinado en 1993 en una azotea en Medellín, el segundo pagó 26 años de prisión por sus crímenes.