Hace dos semanas, Wilson, uno de los perros del ejército que apoyaban en la búsqueda de los niños desaparecidos en la selva, rompió la correa que lo unía a su guía y buscó por sí mismo el rastro de los cuatro menores.
Aunque los niños fueron encontrados luego de pasar 40 días extraviados en la espesa selva amazónica, Wilson aún no aparece, a pesar de que en los últimos días ha sido tendencia en Twitter “apareció Wilson”
Mientras unos 70 uniformados apoyados por dos perras en celo intentan ubicar al pastor belga malinois macho en la selva del departamento de Caquetá, sus entrenadores desde Bogotá esperan que esté usando “su instinto de caza” para sobrevivir a las difíciles condiciones a las que se encuentra expuesto.
“Es un perro muy fuerte, muy bien formado, tenemos la confianza de que esté vivo todavía”, afirma el soldado Elvis Porras, instructor canino de la Escuela de Ingenieros Militares, donde se entrenó a Wilson.
Porras espera que el animal esté “despertando su instinto de caza para sobrevivir”, al fin y al cabo, es “descendiente directamente del lobo”.
Los niños, Lesly de 13 años, Soleiny de 9, Tien Noriel de 5 y Cristin de 12 meses, caminaron durante 40 días por la selva antes de ser encontrados con bajo peso y deshidratación el viernes 9 de junio.
Los hermanos fueron trasladados al Hospital Militar de Bogotá, donde se recuperan física y mentalmente de su travesía y en este periodo Lesly y Soleiny hicieron un dibujo en el que se ve un perro en medio de árboles, junto a un río y lleva escrito en negro el nombre Wilson.
Se sane que antes de perderse, el perro “orientó a la tropa hasta puntos clave para el seguimiento y para descifrar el camino que estaban haciendo lo niños”, explica Edgar Fontecha, otro instructor canino de la escuela.
El ejército y familiares de niños creen que Wilson fue el primer miembro del equipo de búsqueda que tuvo contacto con los menores.
Para encontrar al canino en la selva, “insertamos dos perritas en celo. Wilson está castrado, sin embargo, esperamos que se le active su instinto y vaya hacia las perras”, comenta el general Pedro Sánchez, el comandante de la operación de rescate de los niños y ahora espera hacer lo mismo por el perro Wilson.
Desde la Escuela de Ingenieros Militares afirman que Wilson, el más fuerte de la “Camada W”, que se bautizó de esta manera ya que todos los cachorros fueron nombrados con esa letra en sus iniciales. Wilson se formó durante 14 meses en esta Escuela ubicada en el suroriente de Bogotá.
“Era el perro que estábamos buscando: fuerte, que no tuviera miedo, que fuese muy curioso”, recuerda Fontecha
Casi 60 perros se entrenan en la Escuela de Ingenieros Militares para detectar explosivos o drogas y también en labores de rescate en edificios colapsados o para rastrear personas en misiones humanitarias, la especialidad de Wilson.
A este tipo de caninos se les asigna un único “guía” militar que los acompaña en toda su vida de operaciones. Cristian David Lara, el compañero de Wilson, aún está en la selva intentando encontrarlo.
Fontecha, comenta, “se dice que el perro rompió la cuerda” que lo ataba a Lara y “arrancó a hacer lo suyo, a seguir el rastro” de los menores hasta que se perdió.
A lo mejor “las ganas de acertar, de encontrar, de buscar su objetivo” le jugaron una mala pasada, especula Porras, una conducta poco habitual.
“Me invade la tristeza. Saber que es un hijo de casa y que es el único que no pudo salir del área después de un resultado tan bueno”, se sostiene cabizbajo el soldado Porras.