El emblemático edificio de la Casa Editorial El Tiempo, ubicado sobre la Avenida El Dorado de Bogotá, será derribado para dar paso a un nuevo proyecto, muy alejado del entorno de los medios de comunicación. Así lo dio a conocer Halcones y Palomas, medio digital enfocado en el contenido económico y bursátil.
El grupo Sarmiento Angulo, propietario de El Tiempo, al parecer tomó la decisión de que en ese espacio, justo al lado de la Contraloría General de la República, se desarrolle un nuevo proyecto de vivienda y locales comerciales a cargo de la constructora Construcciones Planificadas, que también hace parte de las empresas del grupo de Sarmiento.
Sin embargo, todo parecer indicar que solo una parte del complejo se destinará para esta obra, ya que los trabajadores de El Tiempo, que empezaron a ser reubicados desde el pasado viernes 9 de febrero, ahora estarán en otro punto del mismo lugar, sacándolos de las zonas que se demolerán.
Ya la licencia de demolición estaría aprobada con fecha del mes de febrero de 2023, según reveló el mismo medio económico. Por eso, todo estaría dado para que se ubique la delimitación del espacio con polisombra, especialmente en la Avenida El Dorado, donde está la entrada principal, para que se dé inicio al proyecto.
Mauricio Patiño, miembro de la empresa Construcciones Planificadas, entregó detalles a los medios de comunicación sobre la renovación de este espacio, indicando en primer lugar que será un proyecto de multiusos con oficinas.
También tendrá espacios para el comercio que aporten al sector en el que se encuentra y, además, alrededor de 1600 nuevas viviendas para los bogotanos, algunas de las cuales se harán bajo la categoría de interés social para aportar al país, según comentó Patiño.
Reveló además que en el 35 % del área total que tiene el lote se construirán parques y espacio público armonizado entre el cemento y lo ambiental, generando espacio de disfrute para los ciudadanos.
Cabe señalar que el edificio de la Casa Editorial El Tiempo llegó a ser postulado para su nombramiento como bien de interés cultural en Bogotá, lo cual habría impedido una demolición como la que se llevará a cabo. Sin embargo, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) de Bogotá decidió no conceder esta distinción ya que consideró que la estructura no era “signo de buena arquitectura” por unas fallas estructurales que presenta.