Entre 2022 y 2023, 21 personas murieron en Colombia por consumo de fentanilo. En las necropsias de estas personas, diez de ellas jóvenes entre 18 y 28 años, había rastros de este opioide sintético 50 veces más potente que la heroína, pero más fácil y barato de producir.
Esta cifra fue revelada por SEMANA, medio que tuvo acceso a los desgarradores testimonios de algunas víctimas. Natalia, la hija mayor de Édgar Salazar, murió en octubre de 2022 luego de una noche de fiesta.
La joven se dio cita con un grupo de amigos en el barrio Las Mercedes, de Palmira, y horas después su padre la volvió a ver en la cama de un hospital y sin vida. Diez meses antes, Natalia había salido de un proceso de desintoxicación por su consumo de drogas, pues la joven tenía una larga historia de adicción a las drogas.
Desde los 14 años, empezó a consumir marihuana y coca. La noche de su muerte un joven con el que estaba saliendo, al parecer, le dio una combinación de varias drogas, entre esas fentanilo.
“Me explicaban los médicos que seguro ella llevaba tiempo con el fentanilo, que ya tenía adicción. Pero a mí me cuesta creerlo. Vivimos todo este proceso juntos, sus recaídas, sus días sobria. La sentía ya del otro lado, con deseos de estudiar, de enderezar la vida. Hoy me pregunto si pude haber hecho más, si no debí dejarla salir esa noche. Me odio por haberlo hecho”, dice el padre de la joven.
Para los expertos, lo más alarmante de la llegada de la droga zombie a Colombia es que se mezcla en peligrosos cocteles de drogas, como heroína, cocaína, metanfetaminas, ketamina y éxtasis. Según los médicos, los consumidores muchas veces desconocen que están consumiendo fentanilo, lo que eleva el riesgo de sobredosis.
Un adolescente que actualmente asiste a la Fundación Semillas de Vida, una clínica de desintoxicación, contó a SEMANA cómo cayó en esta peligrosa droga. Empezó con marihuana, después probó la cocaína rosada y en una fiesta ilegal le ofrecieron el fentanilo en un coctel de drogas.
Lo peor pasó cuando consumió el fentanilo puro. “No sabía cómo se usaba, entonces me la tomé. Estaba con una ansiedad repaila. Después, no me acuerdo de más. Ese día consumí muchas cosas. Estaba remalo, sudaba”, aseguró.
Detrás de estos peligrosos, hay una estrategia que llena los bolsillos de las redes del microtráfico. “Ketamina para dopar, mescalina para alucinar, MG para activarnos, éxtasis para explotar de placer y el toque secreto para volver: el fenta, esa vaina sí que es adictiva”, esa es la mezcla que prepara el Chef, un joven de 19 años que cocina drogas sintéticas.
Según el Chef, también adicto, añadir fentanilo a la mezcla de drogas hace que los clientes vuelvan pronto y gasten más dinero en menos tiempo. En diálogo con SEMANA, también reveló cómo van sus ganancias, pues antes se gastaba unos dos millones de pesos por la misma cantidad que ahora produce por unos 600 mil pesos.
Sin embargo, para la Policía Nacional y el Ministerio de Justicia, no hay evidencia de que el fentanilo se esté produciendo de modo artesanal o en laboratorios clandestinos. Ante las denuncias por pérdida de este medicamento en instituciones de salud, las autoridades sostienen que una de las hipótesis es que trabajadores los extraen y así llegan a manos criminales.
La otra posibilidad que estudian las autoridades es que organizaciones de microtráfico han logrado infiltrarse en los puertos a los que llega el opioide. De a poco, estas redes estarían sacando pequeñas dosis que luego venden al mercado negro.