Una historia de resiliencia, amor e incluso de milagro ha sido el caso de los cuatro niños indígenas rescatados en la selva del Guaviare, luego de haber estado desaparecidos alrededor de 40 días tras el choque de la avioneta en la que se movilizaban.
Actualmente, los niños están bajo la custodia del ICBF y están bien de salud, luego de que miembros del Ejército Nacional y de etnias indígenas lograron alcanzar con éxito la tarea que parecía imposible.
Teniendo en cuenta esto, el abuelo de los menores, Narciso Mucutuy, habló en exclusiva con la Revista Semana, y entregó detalles de lo que fue la vida de sus nietos durante los más de 30 días que estuvieron expuestos a los peligros de la selva.
“Los niños llegaron muy desnutridos, golpeados, del golpe de la avioneta, maltratados, sin reseñas manchadas, pero eso ya es de sanar. En este momento, desde ayer y hasta hoy los he visto mejor, mejor porque los niños ya están comiendo y los abuelos también ya están haciendo los rituales para que ellos coman”, dijo Narciso.
Además, el abuelo de los menores agradeció al Gobierno Nacional por haber hecho esfuerzos para encontrar a sus nietos, así como a los miembros del Ejército, Cruz Roja, Defensa Civil y demás entidades que estuvieron involucradas en el proceso.
Sin embargo, a pesar de que la alegría por haber recuperado a los menores es inmensa, Narciso Mucutuy indicó que ha logrado hablar con su nieta mayor (13 años) y esta le ha contado algunos aspectos importantes del suceso.
“La niña me cuenta: la niña menor venía sentada en las piernas de la mamá y ellos iban atrás, los otros tres. Mi hija estaba cerca del piloto cuando cayó la avioneta: fue un solo golpe. Se fueron los tres, uno sobre otro, y la niña quedó debajo de la mamá. Entonces, cuando al rato la niña reaccionó y vio que se movía una patica, entonces ella dijo: mi hermanita está viva y la jaló”, relató el abuelo de los menores.
Asimismo, el hombre contó que las declaraciones de su nieta mayor dan a entender que estuvieron 4 días al lado de la avioneta con la esperanza de que llegara alguien a rescatarlos, pero al no obtener ese resultado, decidieron adentrarse en la selva para poder encontrar un río grande.
Además, una de las teorías que se escuchó fue que la madre de los menores, Magdalena Mucutuy, estuvo viva durante cuatro días, pero el abuelo de los niños desmintió esta teoría.
“Eso es mentira, porque la misma niña dice que los tres (adultos) ahí mismo, cuando cayó la avioneta quedaron muertos. Si la persona que dijo que mi hija Magdalena quedó viva tres o cuatro días eso es mentira, porque en ese momento quién los miró para decir que está viva, eso es mentira”, dijo Narciso a la Revista Semana.
Según sus declaraciones, los menores le manifestaron que nunca vieron algún animal que les representara peligro en la selva, por lo que la mayor dificultad que tuvieron fue la alimentación.
“Ellos traían como fiambre tres libras de marinitas, polvo de yuca, eso comían ellos ahí. A lo que ellos terminaron eso, porque ya no llegaron por ellos, entonces comenzaron a andar buscando pepas, o sea frutas silvestres”, agregó.
Por esto, el hombre calificó a sus nietos como unos guerreros, especialmente a la mayor, teniendo en cuenta que fue quien se hizo cargo de sus hermanos menores, aplicando los conocimientos que sus familiares le inculcaron.
“Nosotros los indígenas desde los tres años ya empezamos a enseñar poquito a poquito, cuando ya tienen cinco años nosotros los sacamos a la selva, los llevamos en un potrillo, acá se dice lancha. Los llevamos por el río enseñándoles a pescar, por el monte enseñamos a comer frutas, qué fruta se come, qué fruta no se come, hay frutas venenosas. Lo mismo, les enseñamos cuándo se saca la piña; cuándo está madura, cuándo está verde, cuándo es astillosa, cuándo puede chuparse, todo eso les enseñamos”, resaltó Narciso.