La expectativa de cerca de un centenar de inversionistas en Colombia que adquirieron franquicias de la firma española Mr. Jeff, que a través de una aplicación recoge y entrega la ropa limpia y planchada, sigue dando vueltas entre unas máquinas como en un ciclo eterno de lavado.

El modelo de negocio empezó a operar en el país hace poco más de un año y algunos puntos de atención quebraron y otros están a punto de cerrar. Algunos inversionistas dicen que el estudio económico que les presentaron no tenía sustento.

Lo relevante es que en medio del tire y afloje entre inversionistas que culpan a los españoles de dejarlos a su suerte (y que a través de abogados ya asoman en estrados legales), Mr. Jeff sacó al mercado dos nuevos tipos de franquicia en el país: Jeff Beauty (salones de belleza) y Jeff Fit (gimnasios).

“Lo normal en un negocio es que se empiece perdiendo plata y llevamos un año trabajando a pérdidas. Lo que no es normal es que quien vende las franquicias se niegue a sentarse a buscar una solución con nosotros y hoy esté en medios haciendo publicidad a otros dos tipos de negocios, buscando inversionistas que seguramente en unos meses estarán en la misma situación nuestra”, dice una de las personas que adquirió la franquicia de Mr. Jeff.

El cobro por el uso de la marca, según los compradores consultados, estuvo entre $25 millones y $32 millones. Adicional a eso, la compañía definía un montaje con una inversión de $57 millones y Mr. Jeff promete en su publicidad que en cinco meses se logra punto de equilibrio en ventas y en quince meses se recupera la inversión, “pero fueron ilusiones porque eso no se logró sino en el papel”, dice uno de los primeros compradores en Bogotá.

El País se comunicó con la casa matriz de Mr. Jeff en Valencia (España), que a través de un comunicado asegura que cuando la firma entró a Colombia hizo “los respectivos estudios de mercado que dejaron como resultado un escenario optimista que le permitiría al franquiciado tener la capacidad de controlar sus costos y retener clientes bajo las condiciones competitivas adecuadas”.

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Según las cifras de Mr. Jeff, los puntos en Colombia alcanzarían una facturación mensual de $17.585.910 y luego del pago de empleados, servicios y obligaciones, la utilidad limpia sería del orden de $5.217.144 mensuales.

Tres cosas serían fundamentales para alcanzar ese resultado: el respaldo de la marca, las membresías de clientes por mensualidades y el modelo tecnológico través de la aplicación, por la que llegaría entre el 30% y 40% de los clientes y de los ingresos.

“Nosotros tenemos un punto en Cali y hay meses en los que no vendemos ni dos millones de pesos y el promedio de ventas está en $5 o $6 millones según lo que hemos consultado con partners en otras ciudades. Muy pocos llegan a $10 millones y ninguno a los $17 millones que presupuestaron. En Cali han cerrado tres y la mayoría es de nuestro bolsillo que tenemos abierto”, dijo otro de los dueños de franquicia.

¿Qué ha fallado?

Si algo tienen claro quienes compraron estas franquicias es que el negocio se puede salvar y pese a que una cláusula del contrato les impide hablar sobre lo que está sucediendo, varios en Colombia se han reunido a hacer un diagnóstico del descalabro económico.

Primero que todo, la falta de publicidad e inversión en la marca como se supone que lo haría Mr. Jeff. “En Medellín los mismos socios hemos hecho la publicidad a través de redes sociales porque la empresa no lo ha hecho”, dijo uno de los inversionistas en la capital antioqueña.

Además de eso, agrega, “la compañía solo se interesó en cobrar las franquicias y nos dejó a la deriva. Esta es la hora que no tenemos el teléfono de un directivo a quién llamar para que al menos sepa lo que está pasando. Por último, la negativa a buscar salidas en conjunto”.

“Se negaron a escuchar la situación crítica de los franquiciados y cuando se pidió conciliar algunos aspectos para no afectar más a los inversionistas, la respuesta fue que nos enviaron un abogado”, señala otro de los inversionistas barranquilleros.

Pero la mayor preocupación que tienen hoy quienes adquirieron las franquicias, muchos de ellos laborando a pérdida, es que el contrato establece que luego de un año de abierta la lavandería, empezará a pagar regalías por cerca de $1.400.000 mensuales.

“De mi plata pongo cada mes dos millones de pesos para no cerrar. Ahora las pérdidas no serán de dos millones sino de tres millones y medio. Le pedimos a Mr. Jeff ampliar el plazo porque ellos manejan la plataforma y saben que no hemos llegado a punto de equilibrio y se negaron. Nos condenan a la quiebra porque no es un acuerdo del que podamos salirnos y estamos condenados a perder plata durante diez años”, dijo el dueño de una franquicia en Cali.

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Mr. Jeff responde

Ante los reclamos de los inversionistas en Colombia, la firma española envió un comunicado a este diario desmintiendo cada uno de las quejas.

“Jeff creó y crea oportunidades de negocio con Mr. Jeff y queremos seguir haciéndolo con las nuevas verticales Beauty Jeff y Fit Jeff. Por todo ello, transmitir la firme apuesta de Jeff en Colombia y el empeño por impulsar y consolidar el crecimiento de nuestros franquiciados; porque sus éxitos también son los nuestros”, señala el documento de dos páginas.

Aseguran que para la publicidad tienen un equipo de marketing de más de 60 profesionales “con el objetivo de dar visibilidad a nuestros franquiciados, amplificar el conocimiento de marca y, por tanto, incrementar el flujo de usuarios”.

Que en “noviembre lanzaron una campaña nacional en televisión, prensa, radio y medio digital. Esto se suma a la colaboración con Viva Air y las acciones en exterior en las principales ciudades, unido a las continuas apariciones en los principales medios del país a lo largo del año. Todo para crear un conocimiento de marca por parte de los usuarios colombianos y potenciar su captación, retención y fidelización”.

Frente al uso de la aplicación, indican que “la plataforma tecnológica dirigida al usuario, el software de gestión del franquiciado junto con la web y la app de control del conductor, facilitan la gestión y permiten optimizar todos los procesos logísticos”.

Y que “los franquiciados de Jeff adquieren la licencia con nuestro know how (conjunto de conocimientos, experiencias y técnicas de la empresa, es decir, el ADN de la marca), y todo el respaldo de la empresa para garantizar que cuente con los estándares de calidad necesarios para la viabilidad de su negocio”, dice el documento.

Respuesta que no comparten los dueños de franquicia. “Tuvimos que aprender a lavar ropa solos. El negocio se mantiene porque queremos seguir apostándole a esto, porque es un negocio bonito y útil para la gente, pero no lo sostiene la marca sino el trabajo nuestro que, pese a todo, les seguimos cumpliendo a los clientes y ofreciendo el mejor de los servicios”, dijo uno de los dueños de franquicia que aún no se suma a quienes ya han contratado abogado.

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La búsqueda de soluciones

Frente al llamado de buscar salidas, Mr. Jeff respondió que “en caso de presentarse algún tema particular con alguna de nuestras franquicias, atendemos de forma personalizada cada situación con el fin de brindar alternativas que les permitan encontrar soluciones que atiendan las necesidades específicas de cada requerimiento”.

Sin embargo, un grupo de 63 inversionistas solicitó una audiencia de conciliación ante la Cámara de Comercio de Cali, pero Mr. Jeff rechazó un acuerdo.

“No les interesa el drama que viven muchos franquiciados. Aquí en Medellín hay una señora que se vino de España a invertir su dinero y luego de un año quebró y se devolvió otra vez con sus hijos para empezar de cero. Hay gente al borde del colapso y que sacó a sus hijos del colegio y eso a Mr. Jeff le vale cero”, dijo un accionista.

Algunos abogados que han emitido conceptos sobre el contrato de franquicia señalan que “el contrato es desigual porque se refiere solo a obligaciones, sanciones y multas para los compradores de las franquicias pero ninguna para la empresa”.

El País revisó los documentos inscritos por Mr. Jeff en la Cámara de Comercio y pese a que aseguran que tiene más de 1.780 lavanderías en 42 países, generan empleo directo a más de 4.100 personas y están abiertos más de 70 puntos en Colombia, solo registran un capital de diez millones de pesos, representados en diez mil acciones de mil pesos cada una.

Varias de las preguntas no tuvieron respuesta, pero Mr. Jeff insistió en que “los franquiciados cuentan con un acompañamiento en todas las fases de su negocio, con soluciones y acuerdos personalizados en función de sus necesidades” y que tienen un equipo de asesores de negocio que brinda apoyo permanente y atiende a sus necesidades. A través de webinars, formaciones presenciales, la plataforma de e-learning y las visitas mensuales, entre otros”.

Pero el problema no es exclusivo de Colombia. Dos personas que adquirieron franquicias en México y Uruguay, aseguran que los problemas con Mr. Jeff, la empresa nacida en el 2015, son similares. Fuentes de la Superintendencia de Industria y Comercio dicen que estarán atentos al caso.

“Creemos que ha existido mucha improvisación”

La última generación de compradores de franquicias de Mr. Jeff debió anexar a la lista de obligaciones, la compra de un remolque como el de la imagen para el recogido y la entrega de la ropa lavada y planchada a los clientes.

Sin embargo, el remolque fue mal diseñado, aseguran los dueños de franquicia que debieron obtenerlo, porque es completamente inestable.

“Por ese tipo de cosas es que creemos que ha existido mucha improvisación de parte de Mr. Jeff con las franquicias en Colombia. Ese vehículo no lo controla nadie luego de que se conecta a una motocicleta con ese solo brazo y tiende a tumbar al conductor”, explica el dueño de una franquicia en Cali.

Pero esa no es la única queja que han presentado frente a este modelo de transporte. Una inversionista que tiene la lavandería abierta hace seis meses, y quien teme contar lo que sucede por las multas elevadas que contempla el contrato de franquicia a quien se pronuncie en contra de este modelo de negocio, relata que “al trailer le entra agua, se cae la ropa del sistema para colgarla y quienes lo tienen funcionando han debido invertir cerca de $500.000 para hacerle las adecuaciones necesarias”.