Debido a la declaración que dio este lunes 16 de agosto el expresidente Álvaro Uribe Vélez ante la Comisión de la Verdad, se ha generado en las últimas horas un intenso debate político con diversas reacciones.
Junto con el presidente de la Comisión de la Verdad, padre Francisco de Roux, y los altos comisionados Lucía González y Leyner Palacios, se reunieron en la casa del expresidente ubicada en Llano Grande, Antioquia, para dialogar sobre temas como los falsos positivos, el paramilitarismo, el acuerdo de paz, las convivir, entre otros.
Durante la reunión se presentaron algunos “rifirrafes”, comenzando por las declaraciones de Uribe en las que afirmaba que desconocía y consideraba ilegítimas las entidades como la Comisión de la Verdad y todas las organizaciones que se originaron desde el Acuerdo de Paz, del cual recordó que la gente votó por su desaprobación: “Yo no puedo reconocer la legitimidad de las instituciones derivadas del proceso de La Habana, por muchas razones, una de ellas por el desconocimiento del plebiscito”, afirmó Uribe.
Para darle inicio al diálogo, las partes comenzaron hablando sobre todo lo que se presentó alrededor de los falsos positivos, donde afirmó que para él fue difícil creer que las personas que se estaban dando de baja como guerrilleros fueran civiles, aunque enfatizó que siempre trató de actuar a tiempo. También reconoció que se equivocó en subestimar los 13 jóvenes de Soacha que fueron asesinados y encontrados, en algunos casos, por sus mismas familias en diferentes municipios de Colombia.
“Fui inducido a error por lo que escuché, eso al principio no lo creía ni la Fiscalía ni las Fuerzas Armadas. Las comprendí, comparto su dolor, porque cuando uno ha vivido todo lo que yo viví de dolor, el dolor no se quita”, manifestó el exsenador.
Uribe también le solicitó al padre de Roux la investigación respecto a cuánto tuvo que ver el narcotráfico en esta problemática de los falsos positivos que ha dejado, hasta el momento, más de 6000 víctimas. Durante esta solicitud contó que en una entrevista que las Naciones Unidas le realizó a un militar testigo, afirmó que todo ese derrame de sangre se dio para proteger el narcotráfico de Colombia.
También contó que ningún policía o militar podría decir que fue presionado por él para llevar a cabo este tipo de crímenes por demostrarle resultados al país, recalcó que ningún funcionario que estuviera relacionado en ese entonces con algún crimen o asesinato fuera ascendido de cargo en sus instituciones: “La culpa nunca es de quien exige resultados con transparencia sino del incapaz criminal que para fingir resultados produce crímenes”.
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Respecto a las Convivir, asociaciones que fueron creadas para la vigilancia y seguridad privada y que tenían el fin de cooperar con la defensa de la sociedad y se convirtieron en un respaldo para el Estado, Uribe afirmó que mientras fue gobernador de Antioquia encontró un contexto guerrillero y paramilitar en la sociedad que lo llevó en su momento a apoyar las organizaciones, pero se retractó de haber dicho que los civiles debían usar armas de largo alcance para su defensa.
Manifestó que en la Gobernación se realizaron diversos consejos de seguridad en los cuales se evaluaban todas la victimas que se originaban de esos delitos. No dudó en manifestar su apoyo al general Carlos Ospina, quien en su momento debió verificar la relación existente entre paramilitares y la fuerza pública.
Por otro lado, respecto al Acuerdo de Paz y la Justicia Especial para la Paz, JEP, reiteró que nunca ha estado ni estará de acuerdo con la participación de exguerrilleros en las diversas entidades del Gobierno como lo es el Congreso. “A los militares los están forzando a reconocer delitos en aras de proteger la libertad. Por eso he dicho que se debe reformar a la JEP para tener una justicia imparcial para las Fuerzas Armadas”, afirmó Uribe.
Otra de las fuertes discusiones se propició cuando hablaban sobre algunas diferencias sobre los falsos positivos, el padre Roux enfatizó que desde el año 2003 se han conocido diversas denuncias respecto a esta situación, pero en la investigación que el Gobierno llevó a cabo solo se realizó un estudio en el 2007.
A estas afirmaciones Uribe le respondió que ya se llevaban investigaciones desde 2004. La molestia del expresidente se presentó porque afirmó que “no se puede seguir con la tesis de que esto lo resolvió un ministro”, refiriéndose a Juan Manuel Santos, aunque ninguno de los dos dijo exactamente el nombre del exmandatario. Según Uribe, durante aquel mandato 27 militares fueron destituidos.
El tema continuó en debate cuando interrumpió Tomás Uribe, hijo del expresidente, quien afirmó que “para tomar la decisión de sacar a los 27 militares en 2008 se necesitaba un proceso previo. Padre, hay un hecho estadístico y es que el 57 % de los falsos positivos ocurrieron en el Ministerio de Juan Manuel Santos. Eso explotó con Santos. ¿Usted pregunta donde explotó? Explotó con Juan Manuel Santos”.
Después de unos minutos, la comisionada González interrumpió para hacer una pregunta, Uribe no le permitió hablar y le manifestó que ella era “muy sesgada”, Tomás Uribe también le refutó que con Santos ella había sido muy amable, cuando no debía ser así, la comisionada concluyó el momento afirmando que no participó de la reunión que sostuvo Santos ante la Comisión de la Verdad.
Para Jorge Iván Cuervo, profesor investigador de la Facultad de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, las declaraciones del expresidente son importantes, aunque no se dieron del mismo modo que se ha realizado con otros comparecientes como Juan Manuel Santos.
“Este es un hecho político de una enorme significación ética, porque más allá del desconocimiento legítimo de la Comisión de la Verdad, Uribe reconoce la dimensión ética que tiene el padre de Roux. En un país que es tan formalista, esa dimensión ética que se le dio a esa reunión es fundamental”.
Para Cuervo, es de gran relevancia que expresidentes den sus declaraciones ante la Comisión de la Verdad, la cual se encarga de recolectar testimonios voluntarios que permiten la búsqueda de la verdad, aunque en la JEP está contemplado que no se incluyen este tipo de dirigentes.
“En lo que dijo Uribe no hay mayores novedades, el testimonio no cambiará mucho lo que ha sucedido, pero sí refuerza los imaginarios de fracturas políticas que hay en el país respecto a que el acuerdo de paz reforzó y que el plebiscito acentuó un capítulo más de esa fractura política en la que ha estado el país y de la que aún no se sabe cuándo vamos a salir”, afirmó el investigador.
Para el docente Cuervo, aunque Uribe y el Centro Democrático no reconozcan la legitimidad que tienen entidades como la Comisión de la Verdad, sí deben reconocer que son organizaciones que tienen apoyo y respeto de la opinión pública nacional que han venido dando resultados durante los años.
Hablando de los falsos positivos, para Cuervo, en lo que le compete a la responsabilidad penal, un presidente tiene que responder ante estos casos debido a que es el comandante principal en estos hechos, en lo que compete a la responsabilidad política, siempre quedará la pregunta de quién es el responsable de dar las órdenes para que estos casos se hubieran perpetrado.
Respecto a las opiniones sociales, el senador Iván Cepeda afirmó en su cuenta de Twitter que “el tratamiento machista que dieron Uribe y sus hijos a la comisionada Lucía González merece repudio explícito. Esa grosera actitud misógina muestra el pánico que le produce al exsenador ser cuestionado sobre los ‘falsos positivos’ y las masacres paramilitares”.
En otro apartado, Cepeda afirmó: “Lo dicho. Uribe: ni una sola verdad, innumerables mentiras, ninguna solicitud de perdón. Solo arrogantes justificaciones de la perpetración de los crímenes, agravios a las víctimas”.
En cambio, la senadora María Fernanda Cabal manifestó su apoyo a lo que Uribe contó durante la reunión. En su cuenta de Twitter afirmó que “¿Por qué ningún comisionado es víctima de las Farc o miembro de alguna organización de víctimas, cuando se vendió que las 'víctimas estaban en el centro del acuerdo'? Obvio. Todo lo tejido en el acuerdo fue diseñado para cambiar la historia. Esa es la 'ética revolucionaria'”.
Según el analista Alejo Vargas Velásquez, profesor de ciencia política de la Universidad Nacional y director del centro de pensamiento y seguimiento al dialogo de paz de la misma institución, las declaraciones que ofreció el expresidente Uribe son importantes, así como lo han venido haciendo otros expresidentes.
“La Comisión de la Verdad debe construir un relato del porqué sucedieron estos hechos en el conflicto armado, es importante escuchar a todos los protagonistas, bien hayan sido víctimas, agentes de Estado, y personas que hayan tenido que ver con alguno de estos hechos”.
El docente Vargas concluyó que la contribución que puedan generar estas declaraciones las determinará la Comisión cuando las compare, valore y contraste con las de diversos actores. “No es muy pertinente ponerse en el papel de hacer una contrastación de unas versiones y opiniones personales de un protagonista de dicha historia”.