Como el mayor reto de salud pública que haya vivido el país: así ha calificado el Gobierno Nacional la meta de vacunar a 35 millones de colombianos contra el Covid-19 en 2021, para frenar la pandemia, tras más de dos millones de contagios y más de 56.000 vidas perdidas a causa de la enfermedad.
El gobierno tiene una meta y un plan claro: dos fases y cinco etapas y 70 % de la población cubierta para lograr la inmunidad de rebaño, inmunidad que cortaría la transmisión y haría al Covid-19 una enfermedad controlable.
“Sí estamos preparados, logísticamente, capital humano, el equipo científico; la red con las IPS, las EPS y las secretarías de salud está montada. El Plan Nacional de Vacunación está diseñado para vacunar a 35 millones de colombianos en el año 2021”, destacó el presidente Iván Duque.
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Sin embargo, aunque la meta es ambiciosa, el Plan Nacional de Vacunación contra el Covid-19, que comenzará el próximo 20 de febrero, no está exento de múltiples dificultades.
Según los expertos, el plan es integral y está pensado desde la racionalidad científica y humana, priorizando comunidades y grupos en riesgo frente a la enfermedad. Pero los problemas con los planes, como explica Adriana Pacheco, directora del doctorado en Salud Pública de la Universidad El Bosque, comienzan a verse cuando se dan los primeros pasos para operacionalizar todo lo planeado.
“El dilema con los planes es cuando se operacionalizan. En esa medida, el Ministerio de Salud no va a ser el único que entre a ser parte de la vacunación. Va a depender de otras dependencias, de otras instituciones, incluso de las herramientas tecnológicas y de la propia comunidad”, explica Pacheco.
El presidente Iván Duque ha dicho que el país está listo para lograr el 100 % de la meta de vacunación en 2021, pero lo cierto es que Colombia está supeditada al mercado de las vacunas en medio de una guerra en la que todos intentan obtener cada vez más dosis y con mayor prontitud.
Así, según Leonardo Briceño, jefe del Departamento de Salud Pública de la Escuela de Medicina de la Universidad del Rosario, la primera incertidumbre que tendrá el país para su plan de vacunación será la disponibilidad real de los biológicos: cuándo llegan y cuántas llegan.
El gobierno ha asegurado que solo para febrero llegarán 192.000 vacunas de Sinovac, 100.000 dosis de Pfizer provenientes de la negociación bilateral, 117.000 dosis de Pfizer por medio de COVAX y 750.000 dosis de la vacuna de AstraZeneca.
Sin embargo, el mismo gobierno explicó que las dosis proyectadas dependen de la confirmación de cada uno de los fabricantes de vacunas, una vez se acerque el momento del despacho de los biológicos hacia el país, lo que genera incertidumbre sobre el número y la fecha de llegada de las dosis.
De hecho, en los países desarrollados, las farmacéuticas ya han comenzado a incumplir. AstraZeneca le informó a Europa que no alcanzaría a cumplir con el volumen inicial de vacunas acordadas, debido a problemas de producción, y Colombia no está exenta de enfrentarse a una situación similar.
“Estamos muy al vaivén. Hay mucha asimetría porque los países productores de la vacuna están garantizando primero lo de ellos y los países desarrollados están adquiriendo más dosis de las que necesitan”, explica al respecto Luis Jorge Hernández, doctor en Salud Pública y docente de la Universidad de los Andes.
Según Hernández, se espera que para mitad de año haya mejores condiciones para la vacunación a nivel mundial, en parte debido a la llegada de otros biológicos al mercado, lo que permitirá acelerar la llegada de dosis a Colombia y a otros países. “De aquí a junio dependemos mucho del vaivén internacional”, enfatiza el experto.
Hernández reitera que la entrega de dosis será un gran reto, pues para lograr el plan se debe avanzar a un ritmo fuerte, con una amplia movilización social y una logística importante. “Tiene que ser un ritmo muy rápido de vacunación diario. Hay que garantizar entre 100.000 o 200.000 dosis diarias para cumplir”, menciona.
Además de las condiciones externas de las que depende el plan, Colombia tendrá otros retos en terreno. Aunque la base de la vacunación contra el covid-19 estará sustentada en el Programa Ampliado de Inmunización (PAI), el programa nacional para la vacunación del que hacen parte 2.896 prestadores de salud, estas vacunas, muchas de dos dosis, suponen retos adicionales.
En 2018 el PAI aplicó 23.521.012 dosis y en 2019 la cifra ascendió a 23.798.632 dosis, pero la meta de los 35 millones de personas vacunadas representa aplicar más de 60 millones de dosis en el año, un reto muy grande en términos de infraestructura, logística y personal capacitado.
En ese sentido, Briceño menciona que el PAI le ha dejado a Colombia una amplia experiencia, formación cultural y educación poblacional, pero ahora habrá que mejorar aún más.
“Normalmente el PAI está hecho para la niñez y mucha de la formación que hay alrededor está fundamentada en estas vacunas que conocemos ya muy bien. Pero con estas vacunas de covid tenemos mucha incertidumbre”, indica el experto.
A eso se suma, según Hernández, que el PAI no será suficiente si no logra una completa articulación de todo el sector público y privado, convocando a todas las entidades territoriales, las aseguradoras, la red pública, entre otros actores del sistema de salud.
En otro punto, Briceño recuerda que cada tipo de vacuna comprada por Colombia representa un tipo de reto, inicialmente porque muchas de ellas requieren una cadena de frío que supera la que normalmente se maneja en los centros de vacunación del país.
Así, aunque Colombia contará con al menos 40 ultracongeladores que aseguren que las vacunas no se perderán, esto significará que habrá que hacer una planeación detallada de la vacuna que irá a cada territorio para garantizar que se ajuste a las condiciones de cada lugar.
“Habrá que definir con mucha claridad en el terreno a quién se le va a aplicar cada tipo de vacuna para que tenga una buena respuesta. Esto es un asunto de filigrana”, reconoce Briceño.
La vacunación de poblaciones vulnerables será entonces uno de los mayores desafíos: la población rural, rural dispersa, migrantes y víctimas del conflicto armado. No solo porque es un reto tener vacunas ultracongeladas en zonas alejadas, lo que supone elegir otras vacunas para estas regiones, sino porque el contacto de esta población para asistir a la vacunación también supone retos tecnológicos.
Sin embargo, Briceño indica que aunque sí es cierto que la situación de vacunación en algunas zonas es difícil, ya lo hemos logrado. “No es imposible, pero merece una coordinación muy importante a nivel interinstitucional”, señala.
Para cubrir estas poblaciones habrá que combinar entonces, según Hernández, vacunación regular, vacunación por jornadas o por concentración y vacunación casa a casa: una gran movilización que logre cubrir a cada persona en el país.
Un último reto, que no es para nada menor, será el de convencer a la población de vacunarse, pues existe el riesgo de que no haya disposición para recibirlas. Según la última encuesta de Pulso Social del Dane, el 40,1 % de la población en Colombia no estaría interesada en aplicarse la vacuna contra el coronavirus.
“Por esto ya pasamos. Con la pandemia de influenza, en 2010 llegó la vacuna y la gente no se quiso vacunar por desinformación y por miedo. Hoy en día la cobertura de vacunación de influenza es de las más bajas, menor al 20 %”, indica Hernández.
Por eso, el reto será incrementar la actividad pedagógica y la formación ciudadana que logre convencer a la población de aplicarse la vacuna y de entender que la vacunación no es solo una decisión individual, sino una medida que tiene un impacto directo en toda una comunidad.
El plan no será sencillo, pues como recuerda Pacheco, vacunar no implica solo poner una inyección en un brazo. Detrás de esto hay toda una infraestructura, estrategia y recurso humano necesario, y más para una meta sin precedentes en la historia del país.
“El proceso va a depender también de la vacunación extramural, los operativos de vacunación, la vigilancia epidemiológica, la información, comunicación y educación, el seguimiento a los efectos adversos. No es solamente poner una inyección en el brazo sino todo lo que hay detrás de eso y lo que representa”, enfatiza la experta.
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