Luego de 36 años de incertidumbre la familia de Maria Teresa Barrios Rodríguez, asesinada durante la toma del Palacio de Justicia el 7 de noviembre de 1985, logró despedirla dignamente.

Maria Teresa Barrios Rodríguez era auxiliar del Consejo de Estado y estaba terminando un trabajo para su jefa la doctora Dolly Pedraza, cuando una seguidilla de disparos que retumbaron en las oficinas del segundo piso del Palacio de Justicia, interrumpieron su labor.

Era el comienzo de la toma de las instalaciones por un comando armado del M-19, que dejó 94 muertos, entre ellos 11 magistrados de la Corte Suprema de Justicia, decenas de heridos y 11 desaparecidos, en su mayoría empleados de la cafetería y visitantes.

La noticia de la toma llegó pronto a la familia de la auxiliar, quienes desesperadamente empezaron a preguntar por ella, empezando por Miguel Eduardo Barrios, su hermano, quien al día siguiente salió con rumbo al sitio de los acontecimientos. “Cuando llegué todo era caos. Un señor me ayudó a entrar a la oficina de Teresita después del incendio que consumió el edificio. En un rincón, el cadáver de un guerrillero. De mi hermana solo quedó el tronco y el cráneo, al lado de su escritorio”, recuerda Miguel.

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Los restos mortales de María Teresa fueron enterrados en Jardines de Paz, en el norte de Bogotá, junto a su hermano Joaquín. Aunque la familia creía que había podido despedir a Teresita, no había certeza de que el cuerpo inhumado fuera precisamente el de la auxiliar judicial. “En ese momento aceptamos la tragedia, pero siempre nos quedó la mortificación por la muerte de un ser querido”, lamentó Miguel.

Por esta duda la Fiscalía asumió el caso y realizó la exhumación de los restos enterrados en Jardines de Paz y luego el Instituto de Medicina Legal realizó el cotejo genético con el banco de datos del Palacio de Justicia, procedimiento que dio positivo.

Sin embargo, se decidió hacer un estudio más detallado para la identificación plena de los restos que entregó como resultado que en efecto el cuerpo inhumado hace 36 años correspondía al de María Teresa Barrios Rodríguez, quien para el momento de su muerte tenía 46 años.

“Como familia le damos gracias a la Fiscalía y al Instituto de Medicina Legal que supieron comprobar que era el cuerpo de ella”, aseguró Miguel, antes de regresar el cuerpo de Teresita a su sepulcro al lado de su hermano Joaquín.