La historia del rescate de los cuatro niños perdidos en la selva del Guaviare le ha dado la vuelta al mundo. El pasado 9 de junio, toda Colombia celebró el milagro: los hermanos que llevaban cuarenta días desaparecidos tras sufrir un accidente aéreo fueron encontrados con vida.
Mientras los menores se recuperan en el Hospital Militar de Bogotá, graves denuncias opacan la feliz noticia. Un equipo de Los informantes, programa de Caracol Televisión, se trasladó hasta Puerto Sábalo, el recóndito lugar en el que vivía la familia uitoto Ranoque Mucutuy.
“Una historia de maltrato, miedo y mucho dolor en medio del paraíso”, relató la periodista en una investigación en la que afloraron testimonios en contra del padre de los niños. Y es que, según revelaron, amigos cercanos a la familia y gobernadores indígenas, Magdalena, la madre de los cuatro menores, al parecer, sufría un verdadero infierno en su hogar.
Solo 140 personas comparten en ese caserío ubicado en la espesa selva, por lo que unos conocen muy bien la vida de los demás. Para algunas de las personas cercanas, Manuel Ranoque, el hombre que buscó incansablemente a sus hijos, tiene cuentas pendientes con la justicia.
“Para nosotros, él debería estar en una cárcel: él cometió un delito en el resguardo”, dijo Carlos Andrés Sánchez, un líder indígena uitoto sobre el papá de los dos niños menores y padrastro de las otras dos hijas de Magdalena.
Como se recordará, cuando se conoció la desaparición de los menores, Ranoque reveló que fue amenazado por disidencias de las Farc. Sin embargo, sus vecinos contradicen esta versión. “La guerrilla no lo desplazó, él tenía que asumir una consecuencia por cuestión de peleas familiares”, agrega el testigo.
El líder indígena, además, dice que hubo “un intento de violación a la hija (mayor)” y, supuestamente, Ranoque huyó del lugar para no cumplir el castigo que le imponía la comunidad. Alexánder Olarte, el rector del colegio indígena Fortunato Carvajal, donde estudiaba Lesly, la describe como una niña “tímida”.
Esta no fue la única situación dolorosa para la familia, pues la comunidad asegura que Magdalena sufría un constante maltrato por parte de su esposo. “Ese señor daba indicios de una vida desordenada... Él se tomaba sus traguitos y reaccionaba violento, muy violento”, aseguró el gobernador de Puerto Sábalo, Wilson Castro.
Una noche escucharon los gritos de la mujer y luego constataron que “hubo una violencia intrafamiliar”. Así lo cuenta el gobernador: “Evidenciamos un maltrato muy exagerado. Ella nos mostró la marca de una peinilla debajo del cuello. Él le iba a cortar la cabeza o la espalda. Esa noche, al ver la situación del machete y los gritos, los niños salieron”.
Ignacio López, hermano de Magdalena y gobernador de la comunidad Berlín, a donde ella huyó con los niños, comentó: “Él trataba de abusar a la niña mayor. Magdalena traía un machetazo por el cuello y el rayón de una peinilla en la espalda. Estuvieron en mi casa”. “Le mintió al país completo. Para nosotros, como sabemos bien el recorrido del padre, no sería bueno darle la custodia por los delitos que ha cometido dentro del resguardo”.
Desde el momento del rescate de los niños en la selva se han conocido una serie de versiones con relación a la vida de la familia. Una de esas es, precisamente, que Ranoque Morales maltrataba físicamente a su compañera sentimental y que incluso habría intentado abusar de la menor de 13 años, según expresó Fátima Valencia, abuela materna de los menores. Por esa razón, el futuro de la custodia de los cuatro hijos será determinado por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.