En su estilo lanza dardos vaticina que su politiquería condenará a Germán Vargas al fracaso en 2018.
Cambiar el discurso de acabar la guerra y conseguir la paz por combatir la corrupción, que dice es el monstruo de mil cabezas que afecta a los colombianos, es el estandarte con el cual la senadora de la Alianza Verde, Claudia López, está moviendo su precandidatura presidencial, con el anhelo de reemplazar a Juan Manuel Santos en agosto de 2018. Incluso vaticina cómo será la competencia con otros candidatos. Por ejemplo, sostiene que a Germán Vargas Lleras el manejo indiscriminado de la chequera oficial y la politiquería que ejerce desde su cargo lo condenarán a que pierda en su aspiración. Lea también: Claudia López confirma que es precandidata presidencial por Alianza Verde. López se aventura a decir que la Alianza Verde será una sorpresa electoral en el 2018 para el Congreso, no duda de que el partido duplicará su presencia. Hoy son cinco senadores y tres representantes a la Cámara de esta colectividad. ¿Se anticipó el inicio de la campaña política en Colombia? Creo que simplemente en la medida que entramos a un año prelectoral, como este 2017, los diferentes sectores políticos tienen que ir pensando cómo se van a organizar para ofrecer una alternativa a los ciudadanos en esa elección, eso es lo que está pasando. Por ejemplo, en la Alianza Verde tenemos prioridades muy claras: posicionarnos con acciones muy concretas en el tema anticorrupción y no hay duda de que estamos con la paz y con la defensa del medio ambiente y la equidad. Lea también: "Mitómanos e hipócritas", le dijo Claudia López al Centro Democrático. Pero creemos que el gran problema de Colombia hoy es la corrupción. La prioridad es que tenemos que convencer a los colombianos de que debemos unirnos para domesticar a la clase política y derrotar la corrupción, si queremos modernizar al país. ¿Cómo se hace eso?, ¿funcionará con un electorado tan volátil? Sí, porque no es una coalición de partidos, es con la ciudadanía. Claro, es difícil de hacer, porque la ciudadanía está dispersa, no está organizada, no se va a canalizar en una sola organización; se necesita construir una plataforma de acción colectiva muy amplia que no esté mediada por los partidos. Ya está chuleada la gran coalición de partidos por la paz. ¿Quién cree que de la clase política no se quiere dejar domesticar para acabar la corrupción? Pues francamente todos, con muy pocas excepciones de los partidos de sectores alternativos, como el Mira, el Polo o nosotros. Los partidos son la personificación de la corrupción. La U es un club de manzanillos profesionales de Colombia, el liberalismo igual, Uribe gobernó durante ocho años y tiene un escándalo tras otro, eso es un prontuario. Ellos no tienen credenciales, podrán echar carreta y cuentos, pero su récord dice que los unos y los otros son unos profesionales del clientelismo y la corrupción. ¿Cómo hacer la campaña presidencial, justamente, contra ese tipo de intereses, como los que usted ha denunciado, por ejemplo, en el caso del vicepresidente? Esta es una carrera completamente desigual. No hay ningún otro candidato que haya tenido la chequera, la maquinaria, el abuso de Germán Vargas Lleras. Si uno se mide por eso, el señor ya se llevó el premio, nadie tiene más máquina, más chequera y más corruptos, pero es que además su tarea es irlos reclutando uno a uno. Pero eso que él cree que es una gran fortaleza es su gran debilidad, precisamente por eso es que va a perder, el país está hastiado de la politiquería y él es la personificación de eso. ¿Cuál es la segunda prioridad de su partido en la campaña, luego de la plataforma anticorrupción? También va en el sentido de construir la coalición ciudadana. El Verde es un partido que viene creciendo, mejorando, que tiene liderazgo en el Congreso y que tiene a tres gobernadores (en Nariño, Boyacá y Putumayo) que lo están haciendo muy bien, pero somos conscientes de que enfrentar esta maquinaria de la corrupción es como la lucha de David contra Goliat. Por eso se debe organizar una coalición ciudadana, en la que no se trata de sumar logos de partidos. Las mayorías del electorado están por fuera de los partidos, con esas mayorías es que debemos hacer la coaliciones. No es una cosa mesiánica. Dice que el Verde está creciendo, ¿también a su partido están entrando politiqueros? Tenemos varios goles que son indeseables. Es una vergüenza para los Verdes tener a concejales como Hosman Martínez, en Bogotá; es un pícaro al que no hemos logrado quitarle el aval. Esos lunares tenemos que seguir combatiéndolos con más fuerza. Pero vamos a seguir creciendo. Estamos demostrando que hacemos las cosas bien, que entregamos resultados. En Nariño estamos haciendo el primer gobierno abierto de Colombia, con exposición pública de la declaración de renta de todos los funcionarios y directivos, incluyendo la del gobernador, Camilo Romero. Toda esta combinación de gente joven, que lo está haciendo bien, con la seriedad y prestigio con el que hemos trabajado como bancada en el Congreso nos va a permitir seguir creciendo. El monopolio de los partidos es malo, sea bipartidismo, Frente Nacional o la Unidad Nacional. Es una partida de corrompidos distribuyéndose el poder a expensas de los colombianos. Esa competencia de los ciudadanos contra los políticos me parece sana. Por eso insisto en que desde los Verdes creemos en esta coalición. ¿Electoralmente, hacia el Congreso cuál será la gran competencia para ustedes? Los Verdes tenemos un enfoque: ganarle a la corrupción, a la politiquería y a la inequidad. Debemos tener coherencia, acción con la ciudadanía y resultados que mostrar. Estoy decidida a trabajar con la mejor gente, a tener cuidado con los avales, a ser muy rigurosos con lo que hemos construido regional y nacionalmente, vamos a ser capaces de duplicar nuestra representación en el Congreso. Creo que tenemos con qué hacerlo, esa es nuestra meta. ¿Ha sido tan mala su experiencia en el Congreso como lo ha expresado públicamente? Soy una mujer afortunada y no me puedo quejar del privilegio que me dieron 81.000 colombianos. El Congreso es una gran escuela. El que esté interesado en lo público, en conocer el Estado, tiene que pasar por el Congreso. Pero es un desastre de vida personal. Ese sitio es un agujero, en donde todos los días se esquilma, se roba, se abusa de los colombianos. Así pasó con la reforma tributaria, eso fue lo peor del Congreso, es la compra-venta, es el lobby, es la primacía de intereses particulares a expensas del ciudadano, mientras que se les cuida el bolsillo a los cacaos. Fui al Congreso porque creía que podía contribuir para que Colombia tuviera un proceso de paz y creo que, a pesar de todas las dificultades, valió la pena: se desmovilizaron las Farc y se dejó la guerra atrás. ¿Por qué no quiero volver? Porque acabar la guerra es luchar contra la corrupción. ¿Imaginó que en su metamorfosis política llegaría a ser candidata presidencial? No era algo que tuviera en mi plan de vida. ¿Para qué sirve la precandidatura? Para proponer una visión, una interpretación del país y de su principal problema. Mi precandidatura no es para reclutar bandidos. Las precandidaturas son para proponer una visión de Colombia, para convencer a la ciudadanía sobre dónde están los problemas y cómo solucionarlos. Otros creerán que el gran problema es el neoliberalismo, otros que son las Farc, la paz. Yo creo que nuestro gran cuello de botella es la corrupción y la politiquería. Cuando un grupo de gente me invitó a meterme al Congreso, desde esa época les dije que si nos íbamos a meter en la política electoral, teníamos que saber que íbamos a estar en este mundo por lo menos durante doce años, para que realmente podamos construir y dejar algo. En estos doce años vamos a hacer todo lo que dependa de nosotros para acabar la guerra, lograr equidad y combatir la corrupción. ¿Será Sergio Fajardo su gran competencia entre los Verdes? Hoy no es de los Verdes. En este momento no hay otra precandidatura, pero muy seguramente van a haber varias y serán bienvenidas. Parte de la renovación es que esto no sea con componendas y triquiñuelas, sino con procesos de competencia. ¿Si es candidata presidencial seguirá siendo senadora hasta el 20 de julio de 2018? Terminaré mi periodo, tengo que ser responsable con las tareas que me han encomendado, las haré con el mayor gusto hasta el 2018.