Don Carlos Nieto recuerda que mientras su hijo, el médico Carlos Fabián Nieto, de 33 años, manejaba hacia el hospital en el que trabajaba en Bogotá, esta vez no para atender a sus pacientes sino para ser atendido por su complicado estado de salud, lo llamó y hablaron por teléfono todo el camino. “Era como si los dos viajáramos juntos en el carro”, dice.

Cuatro días después de que su hijo falleciera luego de luchar diez días en la Unidad de Cuidados Intensivos contra el coronavirus, don Carlos habló con El País y contó cómo su familia intenta sobreponerse al momento más difícil de sus vidas, y salir adelante junto a su esposa, su nuera y sus nietos Samantha, de tres años y Nicolás, de uno, este último también contagiado por el virus.

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¿Cómo sobrellevan estos momentos usted y su familia?

Esta es una tragedia que es difícil de asimilar. Venimos tratando de entender los interrogantes que nos plantea la vida: ¿Por qué a nosotros? ¿Qué pasó? y así tener un poco de recogimiento espiritual y saber que Dios tiene su santa voluntad. Debemos tratar de seguir el camino porque quedan muchas cosas y proyectos por hacer.

Una de las cosas que más me motivan a salir adelante son los niños que mi hijo dejó. Mis nietos son un aliciente para seguir viviendo, caminando y luchando.

¿Cómo sigue Nicolás, el niño menor que dio positivo para Covid-19?

Ellos están muy bien. A mi nuera, mi nieta y nieto les tomaron la prueba de Covid-19 a principios de la semana pasada. Solo el niño salió positivo y ha estado en muy buenas condiciones hasta el día de hoy.

A mí y a mi esposa no nos han hecho ninguna prueba porque no hemos tenido contacto con nadie. Cuando ocurrió todo esto nos encontrabamos en Apartadó, Antioquia, por lo que durante el proceso de mi hijo en la Unidad de Cuidados Intensivos -UCI- siempre lo estuvimos acompañando por teléfono.

La angustia llegó el día anterior al fallecimiento de Carlos porque nos avisaron que lo encontraron en estado crítico. Cuando conocimos esa noticia las autoridades nos dijeron que estuviéramos a las 6:00 a.m. en el aeropuerto para llevarnos hasta Guaymaral, cerca a Bogotá. Mientras nos encontrábamos en ese proceso me llamaron de la Clínica Colombia y me avisaron que mi hijo había fallecido.

A pesar de que su hijo fue el primer médico que falleció por Covid 19 en el país, usted se muestra muy optimista frente al manejo que aquí se le está dando a la pandemia...

Me muestro optimista porque recuerdo que algunos de los temas que yo hablaba con mi hijo era que en Italia y España había mucho caos por la cantidad de personas que llegaban al mismo tiempo a los hospitales y no había los elementos suficientes para atenderlos. Debido a esto notamos que con los primeros aislamientos y con el número de infectados que tiene Colombia, no hay punto de comparación con otros países, por eso pensamos que algo se está haciendo bien.

Cuando mi hijo vivió esa tragedia tuvieron dónde atenderlo y había tecnología para tratar de salvarle la vida. Es allí donde uno dice que si Dios le hubiese dado la oportunidad de seguir con vida, pues hubiera sido un milagro. Pero aún así, estando mi hijo muerto, también ha sido un milagro para otras personas porque a partir de su caso se pueden ver algunos errores que hay en Colombia y corregirlos para que todos, unidos, le hagamos frente a este mal que nos está aquejando.

¿Qué mensaje le envía a los médicos que hoy trabajan día y noche para combatir la pandemia?

Que sigan luchando porque esta es una profesión de vocación. No hay que desfallecer a pesar de las dificultades y deben sentirse orgullosos de ser médicos. Todos son muy valiosos.

Hace algunas horas recordaba a los compañeros de mi hijo y me siento muy orgulloso de ellos porque me han apoyado mucho y estoy seguro de que el país se encuentra ante una muy buena generación de médicos. La medicina de Colombia va adelante, solo hay que corregir la parte administrativa y todo saldrá bien.

¿Recuerda el día en que Carlos le contó que quería ser médico?

Cuando le preguntamos sobre qué quería estudiar, había la opción de hacer un premédico para saber si en realidad le gustaba la carrera o no. También estaba la otra opción de ingresar a primer semestre de medicina. Nosotros le manifestamos que realizara el premédico, pero él estaba seguro de que quería ser médico y nos dijo que iba a iniciar desde el primer semestre.

¿Cómo recuerda a su hijo?

Como una persona jovial, sociable y pinchado porque le gustaba vestir bien y darse gustos. Cuando ya se organizó con su pareja y llegaron los niños empezó a haber una responsabilidad diferente y noté cómo las prioridades de su juventud pasaron a ser las de su hogar.

El sueño de él era estudiar medicina interna porque le encantaba todo lo relacionado con UCI. Pensando muy bien en todo esto que ocurrió queda una contradicción muy grande: a mi hijo le gustaban mucho las UCI y perdió la vida allí, en una UCI.

¿Es verdad que durante los últimos meses Carlos se mostró inquieto por conocer las investigaciones relacionadas con el coronavirus?

Eso es un recuerdo que tengo muy marcado porque siempre estábamos en constante comunicación y uno de los últimos temas de conversación fue sobre esta enfermedad.

Él me mostraba todo lo que leía sobre la pandemia y la manera en que estudiaba para ingresar a hacer la especialización.

También me contó la manera en que él y todos sus compañeros desde hace algún tiempo se empezaron a preparar porque sabían que algo malo iba a ocurrir. Siempre le gustaba estar actualizado en el campo de la medicina para poder aportar.

¿Qué le aprendió a su hijo?

La perseverancia. Él siempre fue perseverante con su trabajo, los internistas le vieron sus talentos y lo enviaron a la UCI para que allí fuera el médico auxiliar.

Cuando decidió que quería ser especialista en medicina interna se puede decir que lo logró porque se estaba preparando para alcanzarlo y tenía el examen de admisión el 28 de marzo, pero lo aplazaron. Yo sé que él iba a pasar esa evaluación porque se preparó mucho.

En Colombia 127 personas han fallecido por el Covid-19, ¿qué le dice a las familias?

Que hay que cumplir las normas que el Gobierno exige porque se están haciendo por el bien de todos. Aquí no se está colocando en peligro la economía por molestar. Todo esto se está haciendo para salvar vidas, y mientras se salven vidas no importa lo demás. Si un ser querido es portador del virus hay que orar mucho, porque Dios cumple los milagros y tiene misericordia. Hay muchas personas que se están recuperando y eso es esperanza de vida. Este no es el momento para señalar a nadie, es el momento de aportar ideas para que todos podamos sobrevivir.