Este viernes, el presidente Petro y el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, llegaron a un acuerdo para decretar situación de desastre en la capital colombiana con el fin de mitigar el impacto de la sequía en el embalse de Chingaza que aún no supera los niveles críticos para abastecer de agua a los bogotanos y, de acuerdo con algunos estudios, no podría alcanzarlos antes de la próxima sequía.
“Bogotá hoy es la ciudad más grande del mundo que se queda sin agua. La ciudad amerita un proceso de emergencia, dado que las actuales lluvias no devolverán el embalse de Chingaza a niveles normales antes de la nueva temporada de sequía en enero”, aseguró Petro en una publicación de X, en la que justificaba la necesidad de un decreto de situación de desastre.
A lo que horas más tarde respondió Galán: “Presidente, trabajemos juntos por el agua. En Bogotá hemos tomado medidas basadas en evidencia. Estamos listos a sentarnos con usted y el Gobierno nacional para revisar cómo se podrían complementar”, desde su cuenta de X.
Situación en el Amazonas
No obstante, la situación crítica en Bogotá, en otras regiones del país no es menos alarmante, sobre todo en el departamento del Amazonas donde la sequía está acabando con los principales afluentes, afectando severamente a las comunidades, puesto que los ríos no solo proveen agua, sino también alimentos y son la base del trasporte.
En este sentido, se prevé que el mandatario solicite un decreto de situación de desastre a nivel nacional, para gestionar recursos y programas en las regiones más afectadas por la sequía.
De acuerdo con la última visita de reconocimiento que realizó la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos y Desastres (UNGRD), el 19 de septiembre, a la región amazónica, constataron que el cauce del río Amazonas ha disminuido entre un 80% y 90%, debido a la sequía ocasionada por el cambio climático en el país.
“Los bajos niveles del río Amazonas afectan la alimentación y navegabilidad de las comunidades indígenas del departamento”, informó la entidad. Cabe agregar que el río Putumayo, otro afluente vital, disminuyó en 50% su caudal.
Además, reportaron que las comunidades más impactadas se encuentran en dos municipios: “Puerto Nariño, con 10 comunidades que agrupan a 1.950 familias y más de 7.000 habitantes, y Leticia, con 4 comunidades indígenas que suman 1.400 personas, pertenecientes a 400 familias”. Entre esta población, hay siete comunidades indígenas afectadas como son: Pedrera, Tarapacá, Puerto Arica, Chorrera, Mirití Paraná, Puerto Santander y El Encanto.