Desde el pasado 25 de abril que no se tienen ningún rastro del sacerdote Darío Valencia, de 59 años, fue visto por última vez después de salir de la iglesia María Auxiliadora en Pereira para, según dijo, ir a vender su vehículo. Meses después, este martes se conoció que, al parecer, las autoridades confirmaron que fue asesinado y tendrían el sitio exacto en donde estaría su cuerpo.
El principal sospechoso ha sido identificado como Julián Eduardo Cifuentes, fue detenido en su momento en el aeropuerto de París, en Francia, y habría confesado lo que le hizo al párroco. De acuerdo con el periódico El Diario, el fiscal encargado del caso y un investigador del Gaula de la Policía Nacional viajaron hasta el país europeo y allí habrían logrado que el sujeto contara detalles de lo que pasó con la víctima.
Al parecer, Cifuentes confesó que asesinó al sacerdote en la ciudad de Pereira y, posteriormente, ocultó su cuerpo en un punto del departamento de Caldas. Según se ha conocido y han informado por medios locales, las autoridades consiguieron que el presunto autor del crimen les entregara las coordenadas exactas en donde habría dejado el cadáver de la víctima.
Hacia este punto se desplazaron algunos equipos para confirmar la versión dada por el hombre, ubicar el cuerpo y de esta manera terminar con el misterio de lo que sucedió con el padre Valencia, una situación que mantenía en vilo a su familia y sus seres más allegados.
Cabe recordar que Cifuentes fue la última persona que supuestamente vio al religioso con vida, así quedó establecido en un video captado por las cámaras de seguridad. Las imágenes muestran a los dos partiendo al interior de la camioneta del padre, este sujeto aparentemente lo ayudaría para poder concretar un negocio, pero todo indica que terminó quitándole la vida.
Horas después de que se denunciara la desaparición del sacerdote, su vehículo fue encontrado en un lavadero de carros ubicado en el municipio de Viterbo, en el departamento de Caldas. Lo que más llamó la atención de las autoridades y encendió las alarmas es que el automóvil tenía rastros de sangre, no contaba con la silla trasera y, además había un orificio de una bala en el tablero.
Desde ese momento, iniciaron las respectivas investigaciones con las que se logró identificar al presunto responsable del crimen. Ahora meses después de lo sucedido, todo parecer indicar que por fin se podrá ubicar el cadáver del sacerdote y esclarecer qué fue lo que pasó. Hasta el momento se desconocen los motivos que desataron este presunto asesinato.
Monseñor Rigoberto Corredor Bermúdez, obispo de Pereira, ha sido uno de los más insistentes en la necesidad de esclarecer el paradero del religioso, algo que podría convertirse en una realidad en las próximas horas.